Crónica de viaje:
La India según Moravia
El escritor italiano nos revela la fascinación y el misterio de un país cada vez más seductor para Occidente.
CAROLINA ANDONIE DRACOS
"Una idea de la India" es un contrapunto. Una puesta en escena que refleja la otra cara de un mismo viaje. Aquel que realizaron Alberto Moravia (una de las figuras más significativas de la literatura italiana del siglo XX) y Pier Paolo Pasolini en 1961, diez años después de su Independencia. La excusa fue un seminario sobre Tagore, que rápidamente pasó al olvido en cuanto ambos escritores y periodistas se enfrentaron a, como diría Moravia, la experiencia de la India.
En un apartado del libro de Pasolini ("El olor de la India"), Moravia explicará la diferencia entre su percepción y la del director de cine italiano: "Mi posición es la de aceptar, pero no la de identificarme. La de Pasolini, como, por otra parte, es toda su existencia, es la de identificarse sin aceptar verdaderamente".
Pese a ser considerado en Italia el escritor del pesimismo, con una pluma que fluctúa entre la crítica dura y la monotonía, en esta entrega, publicada un año después de su viaje, Moravia nos seduce con una mirada tan curiosa como reflexiva.
¿Para qué le sirvió este viaje? "Para ver por qué los europeos son europeos, y los indios, indios". Ésta es la columna vertebral del volumen que cuenta con una introducción pedagógica, a la manera socrática. Una voz le pregunta a otra, a la vuelta del viaje, si se ha divertido en la India. Desde ahí se inicia un diálogo que resumirá todo el libro.
Moravia no sabe lo que es la India, sólo la siente. ¿Cómo? "Como se siente, en la oscuridad, la presencia de alguien a quien no se ve, que no habla y que, sin embargo, está".
Lo impreciso, lo ambiguo, aquello que no se puede asir, la India se configura como un mapa cruzado por la impronta religiosa, claro que "de la religión como situación existencial. De la religión sin más".
En tanto concepción de vida, la India, sus multitudes y diferencias, no hacen más que constatar que todo lo que parece real en verdad no lo es. De ahí que sus habitantes manifiesten la convicción de que el hombre no debe obrar para mejorar el mundo, sino salir de él y alcanzar la realidad espiritual.
En constante asombro
"La concepción india de la vida representa para el europeo al mismo tiempo una paradoja y una tentación, en el sentido de que no es sólo lo contrario de la suya, sino también la única a la que en un momento de cansancio y de disgusto puede recurrir con cierto provecho".
Por ello, Moravia nos advierte que la India, vista con los ojos del turista ignorante, puede llegar a ser una desilusión. El occidental que recién arriba deberá lidiar con dos traumas: la pobreza ("enferma y frenética"), y el choque con la religión politeísta de fondo naturalista.
Moravia trata de apartarse de la rigurosidad científica que tanto le ofusca de Occidente. Por ello, su acercamiento -pese a que recoge el pensamiento occidental en términos de estética, filosofía o antropología- es el del primerizo en constante asombro.
Ésa es la dinámica que recorre toda esta crónica de viaje, donde las detenciones están al servicio de una tesis que cierra en la última página. Las calles de Benarés, los grupos de leprosos, templos como Tanyore y Kumbakonam, las multitudes de Calcuta, el Taj Mahal, los chacales de Chattarpur, las dominaciones colonialistas, la idiosincrasia de la casta, la vivencia de la muerte como el trasvasije de un vestuario que ya no sirve. ¿Es acaso la constatación empírica de su pesimismo? Nada más lejos. Moravia aquí se fascina, pero como el observador que sabe cercano su retorno y nos deleita al cierre con una postal que anuda con el principio.
¿La imagen? Un asceta ocupa un templo para su meditación. A su lado se erigen esculturas con una carga erótica explícita. Sin embargo, su ascetismo no desmiente el frenesí sexual de las esculturas, ya que éstas representan la manera "laica" de anular la persona humana, mientras que él hace lo propio desde el punto de vista religioso: "En ambas, el mundo humano, histórico, quedaba vaciado de toda importancia y significación y era reducido a la nada".
"Una idea de la India"
Alberto Moravia
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primero me enfadé porque dijeron que eras un escritor erótico , y ahora me enfado porque dicen que eras pesimista .
ResponderEliminar¡¡¡qué poco te leyeron los que lo dijeron¡¡¡
¿ quién ha dicho que es el escritor del pesimismo ?
ResponderEliminarrespuesta : ¿ quién ha dicho esta mentira?
optimismo y pesimismo . ( a comentar )