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Horacio , poeta latino , por Sandra R.


Horacio



 Quinto Horacio Flaco  (Venusia, hoy Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C.Roma, 27 de noviembre de 8 a. C.), fue un poeta lírico y satírico en lengua latina.

Era hijo de un esclavo liberto. Su padre, aunque pobre, invirtió mucho dinero en la educación de su hijo, acompañándolo a Roma donde inició sus estudios de Gramática  y, probablemente,  de retórica . A los 20 años de edad se trasladó a Atenas para estudiar griego y Filosofía , donde tomó contacto por vez primera con el epicureísmo.
 Horacio siempre reconoció los cuidados y el gran sacrificio que su padre hizo por él.Tras el asesinato de Julio César, se unió al partido republicano, formando parte del ejército que Marco Junio Bruto preparaba en Grecia para oponerse a los triunviros Octavio y Marco Antonio, siendo nombrado tribuno militar. El ejército republicano fue derrotado en la doble batalla de Filipos (42 a. C.), en la cual, dadas sus escasas aptitudes militares, hubo de escapar para salvar así su vida.
 Cuando Octavio decretó una amnistía a favor de aquellos que habían luchado en su contra, Horacio decidió volver a Roma, conociendo entonces la noticia de la muerte de su padre y la confiscación de sus propiedades. Sumido en la pobreza, consiguió no obstante trabajo como escribano de un cuestor, un puesto que le permitió practicar su arte poético.
Con el tiempo, Horacio fue ganando el respeto y la admiración de los círculos literarios romanos, al que pertenecían Virgilio y Lucio Vario Rufo, quienes le presentaron a Cayo Mecenas (38 a. C.), amigo y consejero de César Augusto. El emperador le brindó su protección, llegándole a ofrecer un puesto como secretario personal, si bien Horacio declinó la oferta debido a sus principios epicúreos. Mecenas llegó a convertirse en su protector y amigo personal, y obsequió a Horacio con una finca en Tiber, en las montañas Sabinas (33 a. C.), donde el poeta se retiró a redactar sus obras. Su obra poética no se redujo al subgénero de la lírica, sino que también tocó otros aspectos del conocimiento.
  • Un primer período en el que compuso Sátiras, poesía crítica con abundantes elementos autobiográficos que persigue un fin moral y Epodos, composiciones de carácter lírico en las que tampoco está ausente la crítica social. El epodo es una composición de origen griego destinada al insulto y al improperio. Alguno de los epodos de Horacio conservan este carácter, pero otros son de carácter eminentemente lírico. Destaca aquel cuyo comienzo, Beatus ille, ha dado nombre a un tema literario, la alabanza de la vida en el campo.
  • En el segundo periodo escribiría Odas y Epístolas. Las odas son composiciones de carácter lírico. Son cuatro libros con un total de 104 odas. En ella se jacta de haber sido el primero en traducir al latín la lírica eolia en su conjunto, imitando los temas y los metros líricos griegos, sobre todo de Alceo, Safo y Anacreonte. Horacio tiene conciencia de que sus odas son lo mejor de su obra y afirma que serán más duraderas que el bronce. En las Odas el componente fundamental es el lírico. Podemos agrupar las odas en varios grupos temáticos: alabanza de Augusto, elogio de la amistad, tema filosófico y moral, el amor, y finalmente el campo y la naturaleza. Expone el poeta su filosofía de la vida: hay que saber hacer uso de las riquezas y ser generoso; no hay que dejarse abatir por la adversidad y debe uno gozar de los bienes presentes, que son precarios; lo mejor para ser feliz es la “áurea mediocridad” (Aurea mediocritas). Hay una invitación a gozar del momento presente, ya que el día de mañana es incierto: carpe diem. Este tema tendrá gran fortuna en la literatura universal.
Las Epístolas es la poesía de la reflexión moral y filosófica. Entre éstas últimas destaca Epistola ad Pisones, más conocida como Arte Poética, en la que sienta principios de preceptiva literaria que han tenido durante siglos pervivencia en nuestra cultura.

Comentario de los poemas
  • Carminum I, 11 (“Carpe diem”)
Este poema consiste en un monólogo del autor dirigido a Leucónoe, una hija de Neptuno y de Telmisto y hermana de Leuconte. Le aconseja que no malgaste el tiempo, ni que se preocupe por cosas que no podrá solucionar. En la composición podemos encontrar dos de los tópicos más comunes del autor, el “tempus fugit”, representado con “Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.”, y el “carpe diem”, reflejado en “Vive el día de hoy. Captúralo.”
  • Carminum I, 38 (A su esclavo)
El tema principal de este poema es el “Aurea mediocritas” o “Dorada mediocridad” alude al intento de alcanzar un deseado punto medio entre los extremos o un estado ideal en el que no afecten en exceso ni las alegrías ni las penas. De nuevo, se trata de un monólogo dirigido a un niño. Y critica la sociedad persa, envuelta en exceso por el dinero y de bienestares. Propone conformarse con lo que tenemos.
  • Carminum I, 14 (La nave del estado)
Otro monólogo, pero en este caso con un ser inanimado, el barco. Pero, podría tener una segunda lectura y tratarse de cualquier persona. En este poema también se puede vislumbrar algo del “Aurea Mediocritas”, ya que, en esta conversación, Horacio trata con un barco ya viejo, al que el mar puede tumbar, haciendo referencia a que todo lo que ha podido tener, ahora no le sirve de nada. Pero en la segunda lectura, se puede entender como alguien anciano que tiene la muerte cerca. Con estas palabras, el autor quiere hacernos ver que todos moriremos algún día, a pesar de que seamos ricos, pobres, de buena familia o vulgares ladrones.

  • Carminum II, 10 (A Licinio)
Con este poema, Horacio insiste con el tema del “Aurea Mediocritas”, e intenta establecer, mediante ejemplos, un punto intermedio, donde deberíamos estar. Todo esto lo explica, en este caso, a Licinio. Podemos encontrar también la simbología de “alta mar”, como centro de ebullición de los vicios y los placeres.

  • Carminum I, 14
Se trata de un poema a la muerte, donde el difunto es Quintilio Varo, muy amigo de Virgilio.  Horacio hace este poema para consolarle.
  • Carminum II, 17 (A Mecenas)
Aquí se aprecia la enorme amistad que compartía Horacio con Mecenas, su protector económico y personal. Nada menos que 31 veces es nombrado Mecenas a lo largo de la obra poética del autor. En este poema, Mecenas parece estar muy enfermo, y por ello, Horacio escribe estas palabras, donde expresa la preocupación por la salud de su amigo, su tristeza al verlo sufrir y su indignación por verlo tan cercano a la muerte.





Comentario de los epodos
  • II Alabanza de la vida campestre
Horacio ensalza las beldades de la vida en el campo, invocando una existencia un tanto utópica con fuerte reminiscencias al pasado. El beatus ille se convertirá luego en uno de los tópicos literarios del Renacimiento, junto a otros como el carpe diem.
En la época del autor, las primitivas explotaciones agrícolas, en general meras granjas en las que trabajaba la familia y unos cuantos esclavos, habían sido sustituidas casi en su totalidad por latifundios, convirtiendo la agricultura en un sistema distinto al anterior y prácticamente monopolizado por la mano de obra barata y fácilmente reemplazable procedente de la esclavitud.
  • Oda a la vida retirada ( fragmento)

Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruïdo
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!    
 
Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.           

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.               








  • XVI A los romanos
Horacio hace una crítica a Roma, a cómo se han corrompido sus habitantes. Actúa a modo de profeta y predice que los bárbaros invadidos se revelarán y algún día vencerán. Por ello, propone que los romanos huyan, que tomen sus barcos y abandonen sus tierras, en busca de un lugar fantástico, casi utópico. Hace una descripción minuciosa de este lugar, y avisa de que sólo los hombres inocentes podrán habitar en él. Habla de la pureza de la edad de oro, corrompida por su sucesora, la edad de bronce, a la que le sucedió una peor, la edad de hierro.


Las relaciones de Horacio
·           Con Mecenas: Mecenas llegó a convertirse en su protector y amigo personal, y obsequió a Horacio con una finca en Tiber, en las montañas Sabinas (33 a. C.), donde el poeta se retiró a redactar sus obras·
            Con Augusto: El emperador le brindó su protección, llegándole a ofrecer un puesto como secretario personal, pero Horacio declinó la oferta debido a sus principios epicúreos.

Su obra
Horacio, uno de los grandes poetas de Roma, escribió obras de cuatro tipos: sátiras, épodos, odas y epístolas. Sus Sátiras abordan cuestiones éticas como el poder destructor de la ambición, la estupidez de los extremismos y la codicia por la riqueza o la posición social.
Aunque los Épodos aparecieron también el 30 a.C., se escribieron con anterioridad, ya que reclaman con pasión el fin de la guerra civil, que terminó con la victoria de Octavio sobre Antonio en Actium en el año 31 a.C., y critican mordazmente los abusos sociales.
La poesía más importante de Horacio se encuentra en las Odas, Libros I, II y III (23 a.C.), adaptadas —y algunas, imitaciones directas— de los poetas Anacreonte, Alceo y Safo. En ellas pone de manifiesto su herencia de la poesía lírica griega y predica la paz, el patriotismo, el amor, la amistad, el vino, los placeres del campo y la sencillez. Estas obras no eran totalmente políticas y de hecho incorporan bastante mitología griega y romana.
Horacio, se convirtió en el maestro de la oda adaptando hábilmente los metros griegos al latín con el concurso de su propia voz llena de gracia. Hacia el año 20 a.C. Horacio publicó el Libro I de sus Epístolas, veinte cartas cortas personales en versos hexámetros en las que expone sus observaciones sobre la sociedad, la literatura y la filosofía con su lógica del "punto medio", a favor de doctrinas como el epicureísmo, pero siempre abogando por la moderación, incluso en lo referente a la virtud. Para entonces su reputación era tal que, a la muerte de su amigo Virgilio el año 19 a.C., le sucedió como poeta laureado.
Dos años después volvió a escribir poesía lírica cuando Augusto le encargó el himno Carmen saeculare para los juegos seculares de Roma.
Las fechas de sus últimas obras, las Epístolas, Libro II; las Odas, Libro IV; y la Epístola a los Pisones, más conocida como Ars poetica, son inciertas.
 Horacio murió en Roma el 28 de noviembre del año 8 a.C.











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