La película comienza con la vuelta de Ernesto al pueblo
donde pasó varios años de su infancia, Santa Rosa del Conlara, Provincia de San
Luis, en la Argentina. El relato en voz en off del joven nos lleva a un momento
específico de su niñez, iniciando la historia propiamente dicha con un flash
back que durará casi toda la película.
La afición de Ernesto, de 11 años de edad, era montar a
caballo y hacer carreras con el tren. También ayudaba a su padre a dar clases
en una escuela improvisada en una habitación de su casa. Mario, padre de
Ernesto, se dedicaba también al oficio de comerciante de lana, dentro de una
cooperativa que él mismo había creado hacia tres años para mejorar las
condiciones económicas de los campesinos. Su madre, Ana, era la médica
del pueblo.
Ernesto conoce a un geólogo español, Hans, que viene, según
lo que cuenta, contratado por Andrada, el intendente del pueblo, un personaje
siniestro y oscuro, para buscar petróleo en sus tierras. Más tarde nos
enteraremos de que en realidad viene mandado por una multinacional con el
objetivo de montar una represa hidroélectrica, pero tenía firmado un pacto de
confidencialidad. El interés oculto de Andrada era comprarle las tierras a los
campesinos a valores inferiores a los que luego se los compraría el estado para
la construcción de la represa.
Hans conoce a la familia, y pasa bastante rato con ellos.
Comparten sus historias de vida y llegan a formar una gran amistad. Da algunas
clases de geología en el colegio de Mario y también le enseña cosas a Ernesto
que demuestra un gran interés por las piedras.
Ernesto está enamorado de Luciana, una chica del pueblo, a
la que quiere enseñar a leer, pero todo se complica ya que el padre de ella lo
prohíbe por lo cual Ernesto debe hacerlo a escondidas. El padre los descubre y
amenaza a Ernesto .
Cuando los miembros de la cooperativa, asustados por las
amenazas de Andrada y ansiosos de recibir algún dinero, deciden vender la lana
a un menor precio del que podrían conseguir si esperaran todos unidos, Mario se
da cuenta de que debe tomar alguna medida ya que considera que al notar algunas
mejores condiciones en su calidad de vida los campesinos han bajado los brazos
y optado por la comodidad. De madrugada va con una antorcha y prende fuego al
rancho donde está guardada toda la lana para alentarlos a seguir luchando por
mejores condiciones.
Mario comunica a su hijo que él y su madre viajarán a Buenos
Aires para que él pueda comenzar los estudios secundarios allí. Él se quedará
porque siente que no puede abandonar ese pueblo.
Llega la multinacional a empezar la obra de la represa. Hans
vuelve a España. Ana decide que se quedarán otro año más todos juntos viendo
como resolver la situación.
La película termina con una vuelta al presente en la que
Ernesto está frente a la tumba de su padre, quien, aparentemente murió poco
tiempo después del momento en que transcurre la historia, víctima de un paro
cardíaco. Le habla a su padre y le cuenta que aún no ha encontrado su lugar en
el mundo pero que todavía tiene mucho tiempo para ello.