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¡¡¡¡¡SALUDOS MEXICO¡¡¡¡¡¡¡

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Relatos de alumnos : viaje a Cetara ( por laura )

Querido viajero. Con este saludo quiero comenzar mi relato de viaje que se realizará a través de las ciudades de Pisa, Roma , Nápoles y sus alrededores. Este trabajo no pretende ser una guía turística sino una especie de diario de un viajero, enamorado de Italia que escribe todo tipo de circunstancias, sensaciones , emociones etc que le ocurren durante el transcurso de su viaje . También quiere este trabajo rendir un homenaje a personajes que sobreviven después de su muerte . Mencionamos algunos como Galileo Galilei en Pisa. Alberto Moravia , Miguel Angel, Rafael en Roma. En el sur , Elsa Morante , Primo y Carlo Levi , Plinio , Fiorelli y otros que aparecerán a lo largo de dicha experiencia. También acompañaran el relato un CD-Rom con videos , fotos y demás material que ayudará a una mayor comprensión del viaje. Este viaje ha sido realizado gracias a 26 personas : 17 menores y 8 adultos más un servidor . Se cambiaran todos los nombres para preservar su intimidad , teniendo en cuenta que , sin cada uno de ellos, este viaje y su relato hubiesen sido imposible de llevar a cabo . Desde estas páginas va mi agradecimiento a todos los participantes. Hemos de mencionar a los familias de acogida , profesores , políticos , etc . ¿ Cómo se estructurará el relato del viaje? Lo presentaremos en dos formatos : Formato completo para aquel viajero ávido de documentación . Formato resumido para aquel viajero que se lee la documentación después de haber realizado el viaje , porque, en primer lugar , lo que quiere es saborear uno y cada instante , vivir sus propia experiencia , conocer gente del entorno , etc Los autores clásicos al comenzar sus obras se encomendaban a las musas , yo también me encomiendo a los buenos espíritus y a los ángeles para que lleven a buen puerto este relato y , sobre todo, sea del agrado de los lectores . Moravia será nuestro maestro narrador ya que todo el relato estará basado en la observación meticulosa y su descripción, fiel de la realidad vivida ; aunque la fatiga a veces nos distorsiona la realidad y nos ponemos a llorar de emoción , cansancio , dolor de pies , dolor de alma etc Insertaremos la opinión de los participantes que, hasta la fecha de hoy, solo ha escrito una persona , pero, siendo optimistas, creo que contaremos con la opinión de algunos más que se animarán . Para el paladar se aconseja: Pizza en Roma Pizza en Cetara Fruta variada en Nápoles Pasteles a modo napolitano El día de nuestra partida hacia Italia fue el 25-6-04 , salimos de Cornella a las 7 y media de la tarde ; la primera parada la hicimos en el área del Emporda, última área , antes de cruzar la frontera francesa . Continuamos el viaje de noche por territorio francés . Vimos desde el autocar las luces del principado de Mónaco. Comenzaba a amanecer cuando divisamos los primeros pueblos . la carretera sorprende por la cantidad de túneles y puentes . Cuando salíamos de cada uno de los túneles divisábamos abajo el mar y los pueblos costeros de la costa del mar Tirreno .también pasamos por la ciudad de Génova y continuamos camino hacia Pisa. el recuerdo de la primera vez que vi la torre inclinado de Pisa; era una imagen que ha quedado en mi memoria un manto de césped verde y un conjunto arquitectónico blanco como la nieve ; debe ser que lo soné porque esta vez la torre y la catedral no las vi blancas sino muy ennegrecidas . eran las 8 dela mañana del sábado 26-6-04 y el sol lucia de frente y nos dimos cuenta que el mármol estaba muy oscuro , después desde otro ángulo la catedral parecía lucir mejor aspecto . nos reunimos en corro y lanzamos todo el grupo el grito Galileo Galilei :era nuestra forma de rendir admiración a un genio que solo encontro incomprensión e injusticias , por ser fiel a la ciencia y se enfrentó personajes poderosos que creyeron su obra podía ser algo peligroso para la iglesia. proseguimos el viaje hacia Roma primero fuimos al albergue el foro itálico , que realmente te decepciona pensar que podía estar en mejores condiciones, es decir , con una buena mano de pintura parecería otro . si hemos de decir que está limpio y su comida es aceptable . llama la atención la altura de sus techos , sus anchos pasillos . después de la cena nos dirigimos en autobús al Coliseo . es una tarde magnifica que invita al paseo . les causa admiración el Coliseo , el Foro , los mercados de Trajano , la columna trajana etc todo perfectamente iluminado . el cansancio se va apoderando de nosotros y se agolpan en mi memoria otros viajes donde el paso por Roma ha sido una autentica catarsis . en Roma quizás por su grandiosidad , su nocturnidad se produce una especie de respeto y miedo . en plaza Venecia se prepara el plan para el dia siguiente , madrugar y acudir a los museos vaticanos a ver la Capilla Sixtina con los famosos frescos diseñados por Miguel Ángel . después nos regresamos al albergue . a las 5 de la mañana mi despertador fueron los mosquitos que me picotearon las piernas , lo que hizo que me desvelara y aprovechara para asearme en los lavabos comunitarios a estas horas casi vacios . después del desayuno salimos hacia los museos vaticanos , la cola para entrar en los museos era monumental .

Relatos de alumnos : Mi primer viaje a un país europeo

Como en el título podemos observar este es el primer viaje que hago sola a un país europeo. Por eso y por otras razones puedo decir que ha sido una experiencia muy gratificante y agradable. El viaje en sí, duró seis días. Pero os puedo asegurar que los hemos aprovechado al máximo. Nuestra aventura empezó el viernes día 25, cuando salimos de Cornellá más o menos a las 19:30h. Unas catorce horas después, llegamos a Pisa. Donde puedo decir que la espectacular torre dejó a más de uno sin habla. Después, emprendimos otra vez el viaje, hacia la ciudad del amor: Roma. Allí vimos cosas como el Coliseo o el anfiteatro Flavio, la Ciudad del Vaticano, el foro romano... Pero puedo decir que lo que más me gustó fue la Fontana di Trevi. Esta fuente es maravillosa, ya que en ella podemos observar elementos mitológicos y también preciadas aguas cristalinas que en realidad son aguas vírgenes (aquae Vírgenes) Podemos decir que esta preciada obra fue empezada y acabada en tiempos distintos, ya que la empezó Alberti en 1453 y la acabó Salvi en 1732. Los días restantes estuvimos en Cetara, un pueblecito pesquero de la costa italiana. Estar allí nos permitió ir a la playa y también visitar Pompeya y el Vesuvio. Tengo que decir que mientras estuvimos en Cetara no dormimos en albergues, ni en hoteles... Sino en las casas de algunas familias del pueblo que nos acogieron como si fuéramos de su familia, es decir, perfectamente. Bueno, pues aquí concluyó nuestro viaje, espero que quien lea esta redacción sin haber venido con nosotros al viaje, se de cuenta de que ha sido un viaje perfecto o por lo menos se ha intentado. Gracias. Désirée

Relatos de alumnos : viaje a Cetara

MI PRIMER VIAJE A ITALIA Para mi este viaje ha sido unos de los más espectaculares porque en él he aprendido muchas cosas. El primer sitio que fuimos a visitar fue Pisa que se veía bastante bien, la torre como estaba torcida y el Duomo después cuando acabamos de verla nos fuimos directos para Roma pero solo vimos el Coliseo y las ruinas de Roma. A mí me impresionan mucho las ruinas de Roma, porque yo todo aquello no me lo imaginaba así, y el Coliseo lo vi desde fuera porque no llegamos a entrar porque fuimos de noche pero estuvo bastante bien se veía bastante bien su estructura. Al día siguiente estuvimos en el mismo sitio Roma pero fui a ver el Vaticano; aquello fue espectacular, entramos dentro y era enorme todo aquello, después podíamos ir a la cúpula para desde arriba ver bien todo Roma y desde allí fue lo mejorcito porque le hice fotos desde arriba a toda Roma . Por cierto no llegamos a entrar a la capilla porque había una cola impresionante después de visitar el Vaticano nos fuimos a ver la Fontana de Trevi que era súper bonita sobre todo su estructura y su agua limpia después de ver la Fontana fuimos a comer y cuando acabamos nos fuimos para el albergue, y después cogimos el autocar y nos fuimos directos para Nápoles donde me lo pase mejor porque allí hice amigos italianos; el chico italiano que me acogió se llamaba Francesco . En Nápoles fuimos a ver la ciudad perdida que era Pompeya era bastante grande no me la imaginaba tan grande y sobre todo cuando fuimos a ver el anfiteatro y los muertos petrificados y sus casas; antes de ver Pompeya fuimos a ver el Vesubio que yo por cierto no lo vi entonces no puedo explicar nada porque no subí arriba donde se veía el volcán. Los otros días estuvimos en Cetara donde estaban los italianos que nos acogían a cada uno. Me lo pase tan bien que quisiera volver otra vez; estuvimos en la playa de allí que no era nada comparada a la de aquí; aquella era mas limpia. Bueno los tiempos libres estábamos todos en el pueblo en la plaza o dando vueltas por ahí, después a la despedida era muy triste porque no nos queríamos ir de allí pero que se le va hacer nos tuvimos que ir, nos faltaba un largo camino hasta llegar a España

Relatos de alumnos : diario de viaje

DIARIO DE VIAJE


Querida hermana :
Me hubiera gustado mucho que hubieses venido con Alberto, Curro y conmigo al viaje a Brasov ( Rumania).

Como siempre Alberto no supo, hasta 24 horas antes, que podía partir
Yo había pensado visitar, al menos unas horitas, algunas ciudades europeas por las que íbamos a pasar . Ya te explicaré qué ciudades visitamos .

Te cuento que se te hubiesen puesto los pelos de punta, al ver todos los bultos que teníamos en la entrada de casa y en el pasillo : las maletas , los sacos de dormir, las neveras , comida etc..
Por fin el día 23-7-05 , cerca del mediodía, partimos rumbo a Brasov. Bueno tenía una pequeña esperanza de llegar a Constanza , pero en nueve días, el objetivo estaba bastante difícil.
Finalmente llegó la autorización de los jefes de Alberto y salimos de Barcelona por autopista dirección Francia .
Llevábamos la guía Michelín sacada de internet, que nos fue bastante útil.
Después de las paradas en las áreas de descanso de la autopista , para comer algo ligero , ir al lavabo y tomar café , pasando de largo la ciudad de Lyón
y atravesando muchos túneles , llegamos a Chatillon a los pies del monte Jura .
Llegamos de noche a – Chatillon ( habíamos recorrido aprox. 700 km. desde Barcelona ) al mismísimo monte Jura ( Suiza ).
Recordaba a mi profesor de latín del instituto masculino de Lugo que se le hacia la boca agua hablando del Jura , de la guerra de las Galias , etc en aquella aula- nevera .
Ya ha llovido , ¿ qué te parece?
Cuando Alberto y yo hacíamos el COU , tú no habías comenzado 1º de primaria , estabas todavía en parvulitos , eras nuestro ángel y lo sigues siendo.



Hemos conocido en un área de descanso en la autopista a una pareja portuguesa que trabaja de transportista , son de Guarda , un pueblo portugués, fronterizo con la provincia de Salamanca. Compartimos mesa en la zona de descanso de la autopista . Buena gente .
De noche, ha hecho mucho frío en Chatillon .Ya sabes , hermana, que no pego ojo , pero tenia que dormir porque sabes que yo no le quito al ojo a ningún conductor porque tengo miedo de que por cansancio se duerma al volante .



Atravesamos túneles y puentes y desde muchos metros de altura por la autopista se divisan pueblos en los valles. Dice Alberto que el paisaje es prealpino.
Como bien sabes, Alberto siempre tiene la razón o, como digo yo, siempre tiene ración .


2 dia. Salimos de Chatillon dirección Salburgo pasando Bern , Zurich, St Gallen, Insbruch.
De algunas ciudades me habían hablado mis profesores pero no podíamos pararnos en todas porque no teníamos ni tiempo ni dinero .
Como ya sabes lo que le gusta la montaña , Alberto estaba emocionado con el paisaje de las valles suizas. Atravesamos el Tirol.
Alberto repetía ante este paisaje: parece un belén, es perfecto . Pero tu ya sabes que yo no creo en la teoría de la perfección , mas bien en la teoría contraria, aunque tenia que reconocer que, al menos como turistas que eramos, idílico si que me parecía idílico , pero seguía pensando en mi interior que la vida de las personas que trabajan con ese frío, sobre todo en invierno , debía muy dura por mucha moral que le echen y muy avanzados que estén.
Encontramos una habitación a pocos kilometros de Salburg.
También hacia frio de noche y llovia .

En Salsburgo nos dimos unas vueltas y tú ya sabes que Alberto si no encuentra habitación a la primera , coge y se va , pero tuvimos suerte y encontramos una buena habitación.
Alberto se durmió enseguida, Curro se quedó viendo la tele y yo me metí en el lavabo a hacer anotaciones en el diario del viaje y a fumar medio cigarro.



Alberto cansado y malhumorado , repito, cansado de los aproximadamente 2ooo km conduciendo, cuando llegamos a Viena estaba realmente fatigado , pero de repente su humor cambió, cuando se metió entre pecho y espalda una buena salchicha y mejor cerveza , que para eso es un experto. Tú ya sabes.........................
¿Cómo es Viena? A mi me recuerda mucho ,en arquitectura , a Italia ; tiene unos jardines preciosos.


Me llamó mucho la atención en la plaza Lessing( comprobar ) un monumento sin ninguna inscripción en las paredes,
Me dí cuenta que sólo en el suelo se puede leer que es un monumento dedicado a las victimas del nazismo, a todos aquellos que murieron en los campos de concentración nazi ( en este momento me acordé de todo lo que nos había explicado el abuelo que quedó bien marcado por haberle tocado luchar en la guerra civil española).
Hemos visitado la iglesia de Sant Peter en Viena y hemos hecho un recorrido a pie por la ciudad.



Después de que Alberto y Curro se peleen por la cámara de video , graban unos minutos algo del centro de la ciudad de Viena y otra vez nos ponemos en ruta dirección Budapest .
Al llegar lo que más nos llama la atención es el Danubio por sus dimensiones.

También el agua es buena y abundante tanto para lavarse como para beber.
Lo comprobamos en el albergue.


Hermana, como te iba contando, el paisaje ahora es llano , grandes campos de girasoles y, una cosa a destacar, Hungría ya está globalizada ( Coca-cola, Ikea , Auchan( Alcampo ) , Wolswagen , etc )

Según mi profesor de Historia, Budapest le recuerda mucho la Barcelona de los años 70 .

Salimos de Budapest dirección Szeged y entramos en Rumania por Arad
Ya no hay autopista , circulamos por una carretera nacional muy transitada
Muy peligrosa por la velocidad y los adelantamientos.
Atravesamos pueblos pequeños y grandes como Arad, Deva
Llegamos pasada la medianoche a Brasov .

Brasov se merece otra carta .

un abrazo muy fuerte de

Alberto, Curro y mio.

Relatos de alumnos : Alberto , Curro y yo en Dinamarca.

Alberto , Curro y yo en Dinamarca.

Alberto, Curro y yo hemos estado en Copenhague .
Al volver a nuestro pueblo, yo echaba de menos los árboles , la naturaleza tan verde, las personas en bicicleta, el pan de los desayunos etc
En Copenhague hay mucho ajetreo de coches y bicis pero en otras ciudades más pequeñas no.
Nos dimos cuenta que los habitantes de Dinamarca aman y respetan la naturaleza.Que madrugan mucho y que son muy laboriosos y habilidosos.
Vimos a los niños de 10 años en adelante ir solos a la escuela en bicicleta , por su carril bici , a las 7 de la mañana .
Los niños y jovenes habían comenzado las clases pero se les veía pasear por la ciudad en fila de dos en dos los de secundaria y primaria ; en unos carritos de tres o cuatro los de guarderia .
Casi no vimos policia , pero está .
El campo está muy cuidado y muchos habitantes demuestran tener una gran pasión por las flores y plantas al igual que por los animales .
También nosotros en los lugares cerrados hablabamos en un tono más bajo quizás para no llamar la atención .

Cuentos romanos : el rorro ( fragmento 2 )

Pero hoy, con estupor, veo que me he transformado, poco a poco, precisamente en un «caso lastimoso». Leía, por ejemplo: viven en la más negra miseria. Pues bien, hoy vivo en la más negra miseria. O bien: habitan en una casa que de casa no tiene más que el nombre. Pues bien, yo vivo en Tormarancio con mi mujer y seis hijos, en una habitación cubierta completamente por colchones, y, cuando llueve, el agua va y viene como por el muelle de Ripetta. O también: la desdichada, al saber que estaba encinta, tomó una decisión criminal, deshacerse del fruto de su amor. Pues bien, esta decisión la tomamos, de común acuerdo, mi mujer y yo, cuando descubrimos que estaba encinta por séptima vez. Decidimos, en resumidas cuentas, que en cuanto mejorara el tiempo abandonaríamos a la criatura en una iglesia, confiándola a la caridad del primero que la encontrara.
Mi mujer, siempre por intercesión de aquellas buenas señoras, fue a parir al hospital, y luego, tan pronto como se encontró mejor, volvió a Tormarancio con el rorro. Al entrar en nuestro cuarto, dijo:
—¿Sabes lo que te digo? Aunque el hospital sea el hospital, me habría quedado con tal de no volver aquí.
El rorro, al oír estas palabras, empezó a chillar a pleno pulmón, como si las hubiera entendido. Era un niño hermoso y robusto, y tenía una voz muy fuerte, de forma que de noche, cuando se despertaba y empezaba a llorar, no dejaba dormir a nadie.
Cuando llegó mayo, con un aire bastante cálido como para estar al aire libre sin abrigo, salimos de Tormarancio para ir a Roma. Mi mujer llevaba al rorro apretado contra el pecho, envuelto en cantidad de trapos, como si hubiera debido abandonarlo en un campo de nieve; y cuando estuvimos en la ciudad, quizás para no demostrar su disgusto, empezó a hablar continuamente, ansiosa

La atención ( fragmento 1 )

Salí, por lo tanto, hoy también y caminé por el Víale Mazzini desde el portón de mi casa hasta el quiosco de periódicos que está en la esquina de una calle transversal. El dueño es un hombre de cuarenta años, o sea, como se suele decir, en la plenitud de la vida, de cara negra y achatada, pequeños ojos estrábicos, mentón curvo que se eleva hacia la nariz, bigotes hirsutos entre nariz y mentón. Una cara que ofrece notable similitud con la de un perro guardián estúpido y feroz; y, de hecho, tal como un perro guardián en su perrera, se queda allí agazapado en su quiosco, casi se diría que dispuesto a morder la mano que se arriesga en busca de algún periódico. Naturalmente, me reconoció y me entregó con autoridad los periódicos de la mañana, esos que leo desde hace por lo menos diez años. Me puse los periódicos bajo el brazo y proseguí mi paseo.
Dos travesías más allá llegué al bar: entré, me apoyé en la barra, ordené un café y después eché una mirada en torno, pese a que conozco perfectamente este bar que no contiene nada interesante. Se ve la barra con la parte superior de metal gris y brillante, tal vez acero, y la parte inferior de un material oscuro que incluso podría ser madera. Sobre la barra la cafetera cromada, en forma de maleta; el aparato eléctrico para los batidos; la tostadora, el exhibidor de vidrio con las tostadas sobre un rellano y los bocadillos en otro; un recipiente panzudo de vidrio rojo oscuro, con tapón de plástico rojo claro, que tiene grabada en el vidrio la inscripción «Amarena»; un par de azucareros de metal con tapas de cristal transparente que dan automáticamente la medida para la cucharilla. El camarero, un rubito alto y flaco, de frente protuberante y pequeños ojos de color azul celeste, estaba de pie, las caderas envueltas en el delantal, entre la barra y los estantes de las botellas, maniobrando con las manos grandes y enrojecidas las palancas de la cafetera. También él, como el del quiosco, me reconoció y gritó con su voz grave y ronca: «Ahí va su café

La campesina ( fragmento 4 )

Entonces, dije:
—'Bueno, lo ves, son cosas que pueden ocurrir... No digo que Paride tenga razón, pero, en fin, no es del todo imposible.
Se echó a reír y dijo:
—Ojalá que las cosas anduviesen todavía hoy de ese modo.
Total, que no restaba sino esperar, en vista de que el desembarco, por un motivo u otro, había fallado. Pero, como dice el proverbio, quien espera desespera y nosotras, allá en Santa Eufemia, durante todo el mes de enero y luego también el de febrero, no hicimos sino desesperarnos un poco más cada día. Las jornadas, además, eran monótonas porque ya todo se repetía y cada día ocurrían las mismas cosas que habían ocurrido durante los últimos meses. Cada día había que levantarse, partir leña, encender la lumbre en la cabaña, hacer la comida y comer y, luego, vagar por las macere para matar el tiempo hasta la hora de la cena. Cada día, además, venían los aviones a tirar bombas. Cada día se oía desde la mañana hasta la noche y desde la noche hasta la mañana el retumbo regular de aquellos malditos cañones de Anzio que disparaban continuamente y que, por lo visto, nunca daban en el blanco, porque ni ingleses ni alemanes, como sabíamos, se habían movido. Cada día, en suma, era igual al día anterior; pero la esperanza, excitada ya e impaciente, lo hacía más tenso, exasperado, doloroso, aburrido, interminable y extenuante que el anterior. Y aquellas horas que, al principio de nuestra estancia en Santa Eufemia, habían pasado tan de prisa, ahora no acababan nunca de transcurrir y era en verdad un agotamiento, una desesperación indecibles.
Lo que, sin embargo, contribuía más a hacer exasperante la monotonía era aquel hablar continuo, que todos hacían, de cosas de comer. Se hablaba cada vez más porque cada vez había menos; y en las conversaciones, ahora, ya no se traslucía la nostalgia de quien come mal, sino el miedo de quien come poco. Ahora, ya todos hacían solamente una comida al día y se guardaban muy bien de invitar a los amigos. Como decía Filippo:
—Todos amigos entrañables, pero en la mesa, con estos tiempos, cada cual por su lado.
Los que lo pasaban menos mal seguían siendo los que tenían dinero, o sea Rosetta y yo, Filippo y otro refugiado que se llamaba Geremias; pero también nosotros, que éramos, como suele decirse, adinerados, presentíamos que pronto el dinero ya no nos serviría de nada. En efecto, los campesinos, que al principio habían tenido tanta avidez de

Cuentos romanos : los amigos sin dinero ( fragmento 1 )

LOS AMIGOS SIN DINERO

SE dicen muchas cosas sobre la amistad, pero, en resumidas cuentas, ¿qué quiere decir ser amigo? ¿Bastará, como hice yo durante cinco años seguidos, con ver en el bar de la Plaza Mastai siempre al mismo grupo, jugar siempre la partida con los mismos jugadores, discutir de fútbol siempre con los mismos hinchas, ir juntos de excursión, al estadio, al río, comer y beber juntos en el mismo mesón? ¿O bien hará falta, de ahora en adelante, dormir en la misma cama, comer con la misma cuchara, sonarse la nariz con el mismo pañuelo? Yo, cuanto más pienso en este asunto de la amistad, más me pierdo. Durante años y años creemos que somos íntimos, uña y carne, como se dice, que nos queremos, que somos como hermanos. Y luego, de pronto, descubrimos, en cambio, que los demás habían guardado las debidas distancias y que nos criticaban, e incluso no nos podían ver, y en resumen, que no experimentaban por nosotros no digo amistad, sino ni siquiera simpatía. Pero entonces, digo yo, ¿la amistad sería una costumbre, como tomar café o comprar el periódico; una comodidad, como la butaca y la cama, o un pasatiempo, como el cine o el cuartillo de vino? Pero si es así, ¿por qué la llaman amistad y no la llaman mejor de otra manera?

Cuentos romanos : los amigos sin dinero ( fragmento 2 )

Bueno2, yo soy un hombre todo corazón, de esos que no creen en el mal. De modo que aquel invierno, tras haber tenido una pulmonía, entre el médico que me decía que debía pasar un mes por lo menos junto al mar, y entre que no tenía dinero porque mis pocos ahorros se habían esfumado en medicinas y tratamientos, le dije a mi madre que las treinta mil liras que necesitaba me las prestarían mis amigos del bar de la Plaza Mastai. Mi madre no es como yo: tan entusiasta, crédulo y desprevenido soy yo como ella es escéptica, amarga, prudente. Conque aquel día me contestó, sin apartarse del fogón:
—Pero ¿qué amigos? Si durante tu enfermedad no ha venido a verte ni siquiera un perro...
La frase me inquietó porque era verdad, pero me recobré enseguida explicando que eran personas muy ocupadas. Ella sacudió la cabeza, pero no dijo nada. Era por la tarde, la hora en que todos se reunían en el bar. Me abrigué muy bien, porque era la primera vez que salía, y me fui. Al acercarme al bar, con las piernas que apenas me sostenían a causa de mi gran debilidad, digo la verdad, sonreía a mi pesar, y sentía que aquella sonrisa me iluminaba como un rayo de sol la cara demacrada y blanquecina de la enfermedad. Sonreía con alegría anticipada porque me imaginaba la escena: yo que aparecía en el umbral, ellos que me miraban un momento y luego se levantaban todos al tiempo y venían a mi encuentro; y uno me palmeaba el hombro, otro me pedía noticias de mi salud, otro me contaba lo sucedido en mi ausencia. Advertía, en resumen, gracias a aquella sonrisa, que quería a mis amigos; y ese encuentro me hacía temblar un poco, como cuando uno vuelve a ver, después de mucho tiempo, a una mujer amada. Experimentaba el sentimiento de la amistad, y como suele suceder, me parecía que los otros debían experimentar lo mismo que yo.

Cuentos romanos: El pensador ( fragmento 1 )

Luego me presenté con un «Mande» y él levanto los ojos hacia mí y me dijo, amenazador:
—Camarero, hace poco usted ha hecho una aprecia¬ción...
Fingí caer de las nubes:
—¿Apreciación?... No comprendo.
—Sí, ha emitido un juicio... La señora le ha oído.
—La señora habrá oído mal.
—La señora ha oído perfectamente.
—No comprendo... ¿Quizás el señor no quiere ya los spaghetti?... Podemos cambiar...
—Camarero, usted ha hecho una apreciación y lo sabe muy bien...
En este punto, ella se inclinó y le rogó:
—Mira... más vale dejarlo así...
El dijo, entonces:
—Llame al gerente.
Me incliné y fui a llamar al gerente. Éste vino, escu¬chó, habló, discutió, mientras ella continuaba riéndose y riéndose y él se ponía más furioso cada vez. Luego el ge¬rente vino a mi lado y me dijo en voz baja:
—Ahora sírvelos, y se acabó... Pero mira que si haces otra de éstas quedas despedido.
—Pero yo...
—•Cállate... y date prisa
De manera que les serví, en silencio, pero ella conti¬nuó riéndose durante toda la comida y él no probó boca¬do. Por último, sin tomar postre y sin dejar propina, se fueron. Pero ella continuaba aún riendo al salir por la puerta.
Después de esa primera vez, en lugar de corregirme, empeoré. Ahora ya no pensaba casi nunca: hablaba. Los días en que había poca gente y los camareros están de pie entre las mesas o a lo largo de las paredes, ociosos, me sorprendía hablando para mí, de corrido, moviendo los

Cuentos romanos : El pensador ( fragmento 2, continuación )

labios, de manera que los otros lo advertían y me decían riendo:
—¿Qué? ¿Estás rezando? ¿Rezas el rosario?
No, no rezaba, no rezaba el rosario, sino que murmuraba, mirando a una familia de cinco personas, padre, madre y tres hijos pequeños: «El no quiere gastar mucho, porque es avaro o porque no tiene de qué..., pero ella es una boba con la cabeza a pájaros y ha encargado una comida cara: verduras tempranas, langosta, setas, dulces... El se enrabieta y muerde el freno... Ella, maligna, disfruta viéndolo sufrir..., y los niños, entre tanto, se encaprichan con todo y él pasa un mal rato.» O bien estudiaba la cara de un cliente que tenía una gruesa verruga en lo alto de la frente: «Mira qué patata tiene ése en la frente... Debe de dar una extraña sensación tocársela y sentirla tan gorda... ¿Cómo se las arreglará para ponerse el sombrero?... ¿Se lo cala sobre la patata, o bien se lo echa hacia la nuca dejando la patata fuera?» En fin, hablaba solo, y cuanto más hablaba solo menos hablaba con los otros. De momento el dueño ya no me ponía como ejemplo, sino que me miraba de través. Pienso que me consideraba un poco loco. Y que, en resumen, esperaba la primera ocasión para despedirme.
La ocasión se presentó. Una noche el restaurante estaba medio vacío, la orquesta trasteverina tocaba Alma y corazón ante las mesas desiertas, y yo me retorcía y bostezaba ante una gran mesa reservada para diez personas. Los clientes que la habían reservado no aparecían, pero yo sabía quiénes eran y no me esperaba nada bueno. Por fin entraron en la gran sala intensamente iluminada, las mujeres vestidas de noche, chistosas, excitadas, hablando en voz alta, la cabeza vuelta hacia atrás; los hombres siguiéndolas, todos de azul oscuro, las manos en los bolsillos, la barriga sacada, blandos y llenos de suficiencia.

Cuentos romanos : El payaso ( fragmento )

EL PAYASO
d
URANTE aquel invierno, aunque no fuera más que para no dejar de probar ningún oficio, empecé a recorrer los restaurantes tocando la guitarra para un compañero que cantaba. Mi compañero se llamaba Milone, y también lo apodaban «el profesor» porque en otro tiempo había enseñado gimnasia sueca. Era un hombretón de unos cincuenta años, no precisamente gordo aunque sí macizo, con una cara llena y torva y un gran corpachón que hacía crujir las sillas cuando se sentaba. Yo tocaba la guitarra a mi modo, o sea muy en serio, casi SIN moverme, con los ojos bajos, porque soy un artista y no un bufón; Milone, en cambio, hacía el bufón. Empezaba como por casualidad, de pie, apoyado en una pared, con el sombrero sobre los ojos, los pulgares en las sisas, la barriga fuera de los pantalones y el cinturón bajo la ba¬rriga; parecía un borracho cantándole a la luna. Después, poco a poco, se calentaba y, aunque realmente no canta¬ba, porque no tenía voz ni oído, acababa por ofrecerse a sí mismo en espectáculo o, mejor, como ya he dicho, por hacer el bufón. Su especialidad eran las cancioncillas sen¬timentales, las más famosas, esas que normalmente con¬mueven y enternecen; pero en sus labios esas canciones no conmovían sino que hacían reír, porque sabía conver-tirlas en algo ridículo, de una forma muy suya, desagra¬dable y triste. Yo no sé qué tenía aquel hombre: quizás en su juventud alguna mujer le había hecho daño…..

Cuentos romanos : el rorro ( Verónica )

Cuentos romanos : el rorro     (  Verónica )
el rorro ; clica en la imagen

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