Hola:
soy Milagros de Cornellà de Llobregat 34 años, busco trabajo de
cualquier cosa. He estado de dependienta y los últimos nueve años en
fábrica . Mi teléfono 666259493 en caso de alguna vacante; disposición
todo el día, cualquier hora ..... milagros.75@hotmail.es ,
gracias.
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CARA DE SALCHICHERO.Cuentos romanos. A. MORAVIA
AQUEL invierno todo me salía bien: hice un negocio de chatarra, y gané; luego un segundo negocio de ladrillos, y volví a ganar; luego un tercer negocio de medicamentos, y gané otra vez. Me compré dos trajes, uno azul a rayas y uno de franela gris, dos pares de zapatos, negros y amarillos, un abrigo de fantasía, una docena de camisas de seda con mis iniciales y calcetines a juego. A mi madre le regalé un corte de seda negra y una vajilla de porcelana para seis: una oportunidad china, con un dibujo muy bonito de flores y dragones. A mi hermano no le di nada porque dijo que no quería nada de mí, estaba en paro y la tenía tomada conmigo porque ganaba dinero. A mi hermana le compré uno de esos paraguas pequeñísimos, de acero, que se doblan y quedan del tamaño de un abanico. Luego me compré un coche deportivo, rojo; y esta fue la compra que más satisfacción me dio, porque los coches me gustaban desde que era niño. En fin, no me faltaba de nada, tenía todo el dinero que quería, fumaba cigarrillos americanos, iba al cine todos los días. Pero me aburría y sentía que algo me faltaba, pese a todo, y comprendí muy pronto que lo que me faltaba era una chica . No soy precisamente feo, aunque sea bajito: rubio con una cara blanca y roja, ojos celestes. De niño, mi madre decía que me parecía en todo al Niño Jesús: luego, al crecer, cambié un poco por culpa de que tengo la nariz con las ventanillas muy abiertas y la boca algo torcida; de modo que los amigos, quién sabe por qué, empezaron enseguida a llamarme «el salchichero». Sin embargo, no soy feo, como ya dije; pero como siempre estaba tan atareado con el comercio, había dedicado poco tiempo a las chicas, hasta ahora. Pero ya tenía dinero y también tiempo, de forma que decidí encontrar una chica.
Empecé a buscarla. Por la mañana, hacia el mediodía, salía en coche y corría a los barrios altos. Pasaba y repasaba de arriba abajo por vía Véneto y luego recorría de cabo a rabo Villa Borghese, vía Pinciana, el Muro Torto. Pensaba justamente que esos eran los sitios mejores para asediar a las mujeres, ante todo porque las chicas guapas de Roma van por allí a lucirse y a presumir con sus trajes nuevos, y además porque son sitios amplios, poco frecuentados, donde un coche puede seguir a una mujer y la mujer puede aceptar subir en él sin llamar la atención. Seguía, pues, a una u otra chica, con el coche, a paso de hombre y, en un lugar propicio, abría la portezuela y decía asomándome:
—Señorita, ¿me permite que la acompañe? —o algo por el estilo.
¿Lo creerán ustedes? Nunca aceptó ninguna. Unas seguían su camino como si no me hubieran visto ni oído; otras respondían, Secamente.
—No, gracias, prefiero caminar.
Y otras, más descorteses:
—¡Déjeme en paz o llamo a un guardia!
Una me dijo un día: «Cierra el pico, cataplasma», que significa precisamente un hombre que fastidia a las mujeres en la calle.
Empecé a buscarla. Por la mañana, hacia el mediodía, salía en coche y corría a los barrios altos. Pasaba y repasaba de arriba abajo por vía Véneto y luego recorría de cabo a rabo Villa Borghese, vía Pinciana, el Muro Torto. Pensaba justamente que esos eran los sitios mejores para asediar a las mujeres, ante todo porque las chicas guapas de Roma van por allí a lucirse y a presumir con sus trajes nuevos, y además porque son sitios amplios, poco frecuentados, donde un coche puede seguir a una mujer y la mujer puede aceptar subir en él sin llamar la atención. Seguía, pues, a una u otra chica, con el coche, a paso de hombre y, en un lugar propicio, abría la portezuela y decía asomándome:
—Señorita, ¿me permite que la acompañe? —o algo por el estilo.
¿Lo creerán ustedes? Nunca aceptó ninguna. Unas seguían su camino como si no me hubieran visto ni oído; otras respondían, Secamente.
—No, gracias, prefiero caminar.
Y otras, más descorteses:
—¡Déjeme en paz o llamo a un guardia!
Una me dijo un día: «Cierra el pico, cataplasma», que significa precisamente un hombre que fastidia a las mujeres en la calle.
EL TERROR DE ROMA.Cuentos romanos. A. MORAVIA
TENÍA tantas ganas de un par de zapatos nuevos que a menudo soñaba con ellos, aquel verano, en el sótano del inmueble cuyo portero me alquilaba un catre a cien liras por noche. No es que anduviera precisamente descalzo, pero los zapatos que llevaba me los habían dado los americanos, zapatos bajos y livianos; ya casi no tenían tacón y uno estaba roto por el dedo meñique y el otro se había ensanchado y se me salía del pie, parecía una chancleta. Vendiendo algunas cosas en el mercado negro, llevando paquetes y haciendo recados lograba, bien que mal, quitarme el hambre, pero nunca conseguía ahorrar el dinero necesario para los zapatos, unos miles de liras. Estos zapatos se habían convertido en una obsesión, un punto negro suspendido en el espacio que me seguía a donde quiera que fuese.
Cuando caminaba por las calles no hacía más que mirar a los pies de los transeúntes; o bien me detenía ante los escaparates de las zapaterías, y me quedaba allí, pasmado, contemplando los zapatos, comparando sus precios, formas y colores, y eligiendo mentalmente el par que a mí me vendría bien. En el sótano donde dormía había conocido a un tal Lorusso, otro refugiado como yo, un chico rubio de pelo rizado, fornido, más bajo que yo;
Cuando caminaba por las calles no hacía más que mirar a los pies de los transeúntes; o bien me detenía ante los escaparates de las zapaterías, y me quedaba allí, pasmado, contemplando los zapatos, comparando sus precios, formas y colores, y eligiendo mentalmente el par que a mí me vendría bien. En el sótano donde dormía había conocido a un tal Lorusso, otro refugiado como yo, un chico rubio de pelo rizado, fornido, más bajo que yo;
LONDRES. Esther - ESO
Londres es la capital de Inglaterra y del Reino Unido
Situada a orillas del rio Támesis en el sureste de la isla de Gran Bretaña, su establecimiento se realizó hace más de dos milenios ,fue fundada alrededor del año 43 por los romanos con el nombre de Londinium. El corazón de la ciudad, la antigua city de Londres, todavía conserva sus limites medievales,pero,al menos, a partir del siglo XIX,el nombre de ‘’Londres’’ también ha denominado a la metrópolis que ha crecido a su alrededor. Actualmente, esta aglomeración urbana forma la región de Londres donde se encuentran cuatro lugares distinguidos como patrimonio de la humanidad: la Torre de Londres; el asentamiento de Greenwich; el Real Jardin Botánico y el lugar comprendido por el Palacio de Westminster, Abadia de Westminster y la iglesia de Santa Margarita.
La poblacion de Londres está formada por un amplio número de etnias, culturas, y religiones, además en la ciudad se hablan mas de 300 lenguas.
Situada a orillas del rio Támesis en el sureste de la isla de Gran Bretaña, su establecimiento se realizó hace más de dos milenios ,fue fundada alrededor del año 43 por los romanos con el nombre de Londinium. El corazón de la ciudad, la antigua city de Londres, todavía conserva sus limites medievales,pero,al menos, a partir del siglo XIX,el nombre de ‘’Londres’’ también ha denominado a la metrópolis que ha crecido a su alrededor. Actualmente, esta aglomeración urbana forma la región de Londres donde se encuentran cuatro lugares distinguidos como patrimonio de la humanidad: la Torre de Londres; el asentamiento de Greenwich; el Real Jardin Botánico y el lugar comprendido por el Palacio de Westminster, Abadia de Westminster y la iglesia de Santa Margarita.
La poblacion de Londres está formada por un amplio número de etnias, culturas, y religiones, además en la ciudad se hablan mas de 300 lenguas.
Me gustaría ir a París . Raquel - ESO
París es la capital de Francia y la región de la Isla de Francia. La ciudad de París tiene una población de 2.193.031 habitantes. Sin embargo durante el siglo XX, el área metropolitana de París se expandió más allá de los límites del municipio de París y es hoy en día la más grande de Europa, con una población de 11.836.970 habitantes.
La región de París (Isla de Francia) es, junto con Londres, el centro económico más importante de Europa.
La ciudad es el destino turístico más popular del mundo, con más de 26 millones de visitantes extranjeros por año.
Con muchos monumentos famosos y admirados: La Torre Eiffel, La Catedral de Notre Dame, el Arco de Triunfo, el Panteón, el Arco de la defensa y algunos más.
La región de París (Isla de Francia) es, junto con Londres, el centro económico más importante de Europa.
La ciudad es el destino turístico más popular del mundo, con más de 26 millones de visitantes extranjeros por año.
Con muchos monumentos famosos y admirados: La Torre Eiffel, La Catedral de Notre Dame, el Arco de Triunfo, el Panteón, el Arco de la defensa y algunos más.
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia
A la mañana siguiente decidimos bajar a la playita de Vallejo, tal y como nos había indicado la recepcionista del motel 6 .Nos recorrimos las calles de Vallejo hasta llegar al embarcadero de dónde salen los ferrys para San Francisco. Desde el coche veíamos un parque con un césped muy bien cuidado , entonces nos dimos cuenta de que era un cementerio , pero nos llamo la atención porque apenas había lápidas .
Hoy he conocido a unas chicas que trabajan en el restaurante Denny’s : unas son americanas, hijas de mexicanos , y otras son mexicanas.
Una de estas chicas me comentó que su intención es estudiar medicina , si puede ser online para aprovechar más el tiempo ; otra compañera suya recordaba lo difícil que fue para su hijo adaptarse a la escuela aquí en California . Aprovecho estas líneas para mandarles un abrazo y decirles que fue muy agradable poder hablar con ellas.
Como habéis visto por las películas las calles de San Francisco son muy empinadas , pero Alberto no tuvo problema en aparcar en ellas , eso sí, siguiendo las instrucciones de Curro y poniendo las ruedas delanteras giradas hacia la acera como estaban las de todos los coches aparcados .
Desde lo alto de la ciudad hay unas vistas muy bonitas de Alcatraz, los puentes y la bahía .
Todas las calles tienen árboles en ambas aceras y en los pequeños jardines de cada casa hay variedad de árboles y plantas ;
Sobre todo uno de los olores que más me gustó es el de los eucaliptos .
Paseamos por el puerto una y otra vez .
Dejamos San Francisco y nos dirigimos por la carretera dirección Sacramento al lago Tahoe .
Está rodeado de plena naturaleza , llaman la atención los árboles y en medio de tantos árboles se ven unas cabañas de madera . El lago no lo podemos ver a causa de la niebla y nos detenemos en el pueblo porque comienza a nevar.
Hoy he conocido a unas chicas que trabajan en el restaurante Denny’s : unas son americanas, hijas de mexicanos , y otras son mexicanas.
Una de estas chicas me comentó que su intención es estudiar medicina , si puede ser online para aprovechar más el tiempo ; otra compañera suya recordaba lo difícil que fue para su hijo adaptarse a la escuela aquí en California . Aprovecho estas líneas para mandarles un abrazo y decirles que fue muy agradable poder hablar con ellas.
Como habéis visto por las películas las calles de San Francisco son muy empinadas , pero Alberto no tuvo problema en aparcar en ellas , eso sí, siguiendo las instrucciones de Curro y poniendo las ruedas delanteras giradas hacia la acera como estaban las de todos los coches aparcados .
Desde lo alto de la ciudad hay unas vistas muy bonitas de Alcatraz, los puentes y la bahía .
Todas las calles tienen árboles en ambas aceras y en los pequeños jardines de cada casa hay variedad de árboles y plantas ;
Sobre todo uno de los olores que más me gustó es el de los eucaliptos .
Paseamos por el puerto una y otra vez .
Dejamos San Francisco y nos dirigimos por la carretera dirección Sacramento al lago Tahoe .
Está rodeado de plena naturaleza , llaman la atención los árboles y en medio de tantos árboles se ven unas cabañas de madera . El lago no lo podemos ver a causa de la niebla y nos detenemos en el pueblo porque comienza a nevar.
EL CAMIONERO
SOY flaco, nervioso, de brazos delgados, piernas largas y el vientre tan plano que los pantalones se me escurren; en fin, soy justamente lo contrario de lo que hace falta para ser un buen camionero. Miren a los camioneros; son todos como castillos, con hombros anchos, brazos de cargadores, espalda y vientre fuertes. Porque el camionero se basa sobre todo en los brazos, la espalda y el vientre: los brazos, para mover la rueda del volante, que en los camiones tiene casi el diámetro de un brazo, y que a veces, en las curvas de montaña, hay que darle una vuelta completa; la espalda, para resistir el cansancio de estar sentado horas y horas, siempre en la misma posición, sin quedarse dolorido y rígido, y, por último, el vientre, para estar perfectamente quieto, hundido en el asiento, encajado como un peñasco. Esto en lo que respecta al físico. En cuanto a lo moral, todavía soy menos adecuado. El camionero no debe tener nervios, ni la cabeza a pájaros, ni nostalgias, ni otros sentimientos delicados; la carretera es exasperante, capaz de matar a un buey. Y lo que es en mujeres, el camionero debe pensar poco, igual que el marinero; porque si no, con su continuo ir y venir, se volvería loco. Pero yo estoy lleno de pensamientos y de preocupaciones; soy de temperamento melancólico; y me gustan las mujeres.
Sin embargo, pese a que no era un oficio para mí, quise ser camionero y conseguí que me contratara una empresa de transportes. Me asignaron como compañero a un tal Palombi, que era, puedo decirlo, un verdadero bruto. Exactamente el camionero perfecto; y no es que los camioneros no sean, a menudo, inteligentes, pero él tenía también la suerte de ser estúpido, de manera que formaba un todo con el camión. Aunque ya era un hombre mayor de treinta años, le había quedado algo de chiquillo: una cara redonda de mejillas abultadas, unos ojos pequeños bajo una frente estrecha, una boca cortada como la de una alcancía. Hablaba muy poco, casi nada, y preferiblemente a gruñidos. Sólo se aclaraba un poco su inteligencia cuando se trataba de cosas de comer. Recuerdo una vez que entramos, cansados y hambrientos, en una hostería de Itri, camino de Nápoles. No había más que judías con tocino, y yo apenas si las probé, porque me sientan mal. Palombi devoró dos platos llenos, y luego, repantigándose en la silla, me miró un momento, con solemnidad, como si fuera a decirme algo muy importante. Pronunció, por último, pasándose una mano por la barriga:
—Me comería otros cuatro platos.
Este era el gran pensamiento que había tardado tanto tiempo en expresar.
Con ese compañero, que parecía un tarugo, no les digo lo contento que me puse la primera vez que encontramos a Italia. En aquella época hacíamos la ruta Roma-Nápoles, llevando las cosas más diversas: ladrillos, chatarra, madera, fruta, bobinas de papel de periódico, e incluso, algunas veces, pequeños rebaños de ovejas que se desplazaban de un pasto a otro. Italia nos paró en Terracina, pidiéndonos que la lleváramos a Roma. Nuestras órdenes eran no recoger a nadie, pero, tras haberle echado una ojeada, decidimos que en aquella ocasión la orden no valía. Le hicimos señas de que subiera y trepó ágilmente, diciendo:
—¡Vivan los camioneros, siempre tan amables!
Italia era una muchacha provocativa…………………….
Sin embargo, pese a que no era un oficio para mí, quise ser camionero y conseguí que me contratara una empresa de transportes. Me asignaron como compañero a un tal Palombi, que era, puedo decirlo, un verdadero bruto. Exactamente el camionero perfecto; y no es que los camioneros no sean, a menudo, inteligentes, pero él tenía también la suerte de ser estúpido, de manera que formaba un todo con el camión. Aunque ya era un hombre mayor de treinta años, le había quedado algo de chiquillo: una cara redonda de mejillas abultadas, unos ojos pequeños bajo una frente estrecha, una boca cortada como la de una alcancía. Hablaba muy poco, casi nada, y preferiblemente a gruñidos. Sólo se aclaraba un poco su inteligencia cuando se trataba de cosas de comer. Recuerdo una vez que entramos, cansados y hambrientos, en una hostería de Itri, camino de Nápoles. No había más que judías con tocino, y yo apenas si las probé, porque me sientan mal. Palombi devoró dos platos llenos, y luego, repantigándose en la silla, me miró un momento, con solemnidad, como si fuera a decirme algo muy importante. Pronunció, por último, pasándose una mano por la barriga:
—Me comería otros cuatro platos.
Este era el gran pensamiento que había tardado tanto tiempo en expresar.
Con ese compañero, que parecía un tarugo, no les digo lo contento que me puse la primera vez que encontramos a Italia. En aquella época hacíamos la ruta Roma-Nápoles, llevando las cosas más diversas: ladrillos, chatarra, madera, fruta, bobinas de papel de periódico, e incluso, algunas veces, pequeños rebaños de ovejas que se desplazaban de un pasto a otro. Italia nos paró en Terracina, pidiéndonos que la lleváramos a Roma. Nuestras órdenes eran no recoger a nadie, pero, tras haberle echado una ojeada, decidimos que en aquella ocasión la orden no valía. Le hicimos señas de que subiera y trepó ágilmente, diciendo:
—¡Vivan los camioneros, siempre tan amables!
Italia era una muchacha provocativa…………………….
Mis vacaciones por Aaron 1 - ESO
Mis vacaciones
Estas vacaciones me he ido a Calafell 15 días
Me lo he pasado muy bien ; cada noche nos íbamos a dar vueltas
al paseo marítimo y comíamos creps ; mis padres se tomaban unas
caipiriñas. Mientras nosotros nos íbamos a la playa. Algunos días
venían mis abuelos y otros venia un amigo.
Por ejemplo Víctor y nos íbamos a las discotecas a bailar con las
chicas pero no bebíamos nada de alcohol y después a la piscina
a darnos un bañito y a la cama. Siempre mis padres se iban a
dormir temprano para después irse a dar una vuelta por el pueblo
también fuimos a la montaña donde hay unos toboganes que te
llevan hasta abajo. Otros días vamos a comprar . Las habitaciones
tenían ventanas al mar y a la piscina . La casa tenia dos baños,
tres habitaciones, un comedor y una cocina. Fuimos a un tipo
de fiesta que era medieval y estaba muy bien porque la gente se
disfrazaba de guerreros y se ponían a pelear. Vimos un castillo
de los visigodos con todo tipo de armas, pinturas etc. .Otros días
nos vamos a la playa que estaba al lado del apartamento. También
me voy con mis amigos por ahí a dar una vuelta o me quedaba a
comer en casa de mis amigos y después dábamos unas vueltas o
estábamos en la playa . Si me quedaba a dormir en casa de algún
amigo era con la finalidad de ir al cine a ver alguna película .
Me lo he pasado muy bien estas vacaciones en Calafell .Tengo la
play 3 para las noches que me quedaba en casa si llovía.
Un día por la noche me encontré a la cap d’estudis en Calafell
iba con su hija , una amiga de su hija Y la madre de la amiga,
en el paseo marítimo que es muy grande y hay mucha gente. En
casa lo único que hacía era comer, cenar, dormir, ir a la piscina y
jugar a la play con mi padre. Nos llevamos a mi perro que es muy
pesado porque solo tiene 5 meses. Lo bueno es que delante del
apartamento hay un parque para pasear a los perros y para que los
niños pequeños jueguen. Me lo pase muy bien con mi padre porque
me hace reír mucho; es muy gracioso y es muy buena persona .
Mi madre también solo que no hace reír tanto y la pesadilla de
mi hermana que es muy agobiante. Siempre quería venir con mis
amigos y conmigo pero menos mal que solo se quería venir por la
noche y es cuando no la dejan . Eso me alegraba mucho. Después
por la mañana me despertaba a las 12 o la 1 del mediodía; mis
padres madrugaban mucho para hacer turismo por el pueblo, mi
hermana se bajaba a la piscina y yo me quedaba solo en casa.
Estas vacaciones me he ido a Calafell 15 días
Me lo he pasado muy bien ; cada noche nos íbamos a dar vueltas
al paseo marítimo y comíamos creps ; mis padres se tomaban unas
caipiriñas. Mientras nosotros nos íbamos a la playa. Algunos días
venían mis abuelos y otros venia un amigo.
Por ejemplo Víctor y nos íbamos a las discotecas a bailar con las
chicas pero no bebíamos nada de alcohol y después a la piscina
a darnos un bañito y a la cama. Siempre mis padres se iban a
dormir temprano para después irse a dar una vuelta por el pueblo
también fuimos a la montaña donde hay unos toboganes que te
llevan hasta abajo. Otros días vamos a comprar . Las habitaciones
tenían ventanas al mar y a la piscina . La casa tenia dos baños,
tres habitaciones, un comedor y una cocina. Fuimos a un tipo
de fiesta que era medieval y estaba muy bien porque la gente se
disfrazaba de guerreros y se ponían a pelear. Vimos un castillo
de los visigodos con todo tipo de armas, pinturas etc. .Otros días
nos vamos a la playa que estaba al lado del apartamento. También
me voy con mis amigos por ahí a dar una vuelta o me quedaba a
comer en casa de mis amigos y después dábamos unas vueltas o
estábamos en la playa . Si me quedaba a dormir en casa de algún
amigo era con la finalidad de ir al cine a ver alguna película .
Me lo he pasado muy bien estas vacaciones en Calafell .Tengo la
play 3 para las noches que me quedaba en casa si llovía.
Un día por la noche me encontré a la cap d’estudis en Calafell
iba con su hija , una amiga de su hija Y la madre de la amiga,
en el paseo marítimo que es muy grande y hay mucha gente. En
casa lo único que hacía era comer, cenar, dormir, ir a la piscina y
jugar a la play con mi padre. Nos llevamos a mi perro que es muy
pesado porque solo tiene 5 meses. Lo bueno es que delante del
apartamento hay un parque para pasear a los perros y para que los
niños pequeños jueguen. Me lo pase muy bien con mi padre porque
me hace reír mucho; es muy gracioso y es muy buena persona .
Mi madre también solo que no hace reír tanto y la pesadilla de
mi hermana que es muy agobiante. Siempre quería venir con mis
amigos y conmigo pero menos mal que solo se quería venir por la
noche y es cuando no la dejan . Eso me alegraba mucho. Después
por la mañana me despertaba a las 12 o la 1 del mediodía; mis
padres madrugaban mucho para hacer turismo por el pueblo, mi
hermana se bajaba a la piscina y yo me quedaba solo en casa.
Atlanta por Eva , ex-alumna del IES
Atlanta es una mezcla de tradición sureña y alta tecnología, Atlanta es una de las ciudades más grandes e importantes del Sur de Estados Unidos. Está ubicada al noroeste de Georgia y bordeada, al oeste, por el río Chattahoochee y al este por Stone Mountain, una formación rocosa que guarda también un parque. En el siglo pasado fue uno de los principales estados impulsores y defensores de la esclavitud y, hasta la guerra civil, era el centro de mayor importancia en el que se asentaba la industria militar de la Confederación. En 1864, en plena guerra de secesión, el general W. Sherman, unionista, incendió la ciudad (recordadísima escena de 'Lo que el viento se llevó').
. Debido a su completa destrucción y posterior resurgimiento tiene como símbolo al fénix, el ave de la mitología griega que renació de las cenizas.
A pesar de su pasado esclavista fue la cuna de Martin Luther King, el líder negro defensor de los derechos civiles de su raza y, en la actualidad, es una de las ciudades norteamericanas con más población negra. En 1996 fue sede de los Juegos Olímpicos. Atlanta se halla dividida en tres centros: Lenox, Midtown y Downtown. En el Midtown se encuentra un reloj que va contando la cantidad de habitantes que viven en la ciudad. También existe una de las pocas casas viejas de 1900. Esta se halla entre las calles Peachstreet y Peachstreet ( muchísimas calles tienen este nombre, que significa duraznero, árbol típico del Estado de Georgia). Es en este lugar donde se filmó gran parte de la película “Conduciendo a Miss Daisy”.
. Debido a su completa destrucción y posterior resurgimiento tiene como símbolo al fénix, el ave de la mitología griega que renació de las cenizas.
A pesar de su pasado esclavista fue la cuna de Martin Luther King, el líder negro defensor de los derechos civiles de su raza y, en la actualidad, es una de las ciudades norteamericanas con más población negra. En 1996 fue sede de los Juegos Olímpicos. Atlanta se halla dividida en tres centros: Lenox, Midtown y Downtown. En el Midtown se encuentra un reloj que va contando la cantidad de habitantes que viven en la ciudad. También existe una de las pocas casas viejas de 1900. Esta se halla entre las calles Peachstreet y Peachstreet ( muchísimas calles tienen este nombre, que significa duraznero, árbol típico del Estado de Georgia). Es en este lugar donde se filmó gran parte de la película “Conduciendo a Miss Daisy”.
Dallas por Eva , ex-alumna del IES
Dallas está situada en el noreste de Texas, aproximadamente a unas 245 millas al norte de Houston y a 190 millas al sur de la Ciudad de Oklahoma.
Recuerda que una milla es igual a 1’6 km aproximadamente. El Río Trinity corre por medio de la ciudad y hay más de 60 lagos en la zona. La mayoría de los lagos se usan para actividades recreativas como pescar y pasear en bote. Dallas es una ciudad plana.
Uno asocia Dallas con cowboys y ranchos vaqueros, pero los visitantes generalmente se sorprenden al descubrir que la ciudad es una metrópolis que se mueve a gran velocidad. Sin embargo, los turistas todavía pueden sentirse que están en el medio del campo si visitan Southfork, mejor conocido como el sitio donde se filmó "Dallas", la serie televisiva de los años 80.
Ahora recuerdo todo el dia que pasamos en el aeropuerto de Atlanta .
Nos quedamos con las ganas de visitar los lugares donde se rodó la película “ Lo que el viento se llevó”
El clima de Dallas es húmedo pero la mayoría de las caídas lluviosas ocurren en la primavera, trayendo consigo poderosas tormentas. Dallas también tiene un viento seco y caluroso durante la temporada de verano.
La gente de Dallas también es agradable. Lo reciben con brazos abiertos y con mucha hospitalidad. Cualquier persona de visita por la ciudad probablemente escuchará el saludo "Hey, y'all!" (¡Como andan todos!). No deje de probar algunos de sus BBQ Tejanas (barbacoas o carnes asadas) y de disfrutar una comida tejana-mejicana con una margarita para beber. (La comida tejana-mejicana es de estilo tejana con un toque de sabor mejicano). Sobre todo un consejo , cuidado con el chile y las guindillas , puedes llorar cuando comas .
Recuerda que una milla es igual a 1’6 km aproximadamente. El Río Trinity corre por medio de la ciudad y hay más de 60 lagos en la zona. La mayoría de los lagos se usan para actividades recreativas como pescar y pasear en bote. Dallas es una ciudad plana.
Uno asocia Dallas con cowboys y ranchos vaqueros, pero los visitantes generalmente se sorprenden al descubrir que la ciudad es una metrópolis que se mueve a gran velocidad. Sin embargo, los turistas todavía pueden sentirse que están en el medio del campo si visitan Southfork, mejor conocido como el sitio donde se filmó "Dallas", la serie televisiva de los años 80.
Ahora recuerdo todo el dia que pasamos en el aeropuerto de Atlanta .
Nos quedamos con las ganas de visitar los lugares donde se rodó la película “ Lo que el viento se llevó”
El clima de Dallas es húmedo pero la mayoría de las caídas lluviosas ocurren en la primavera, trayendo consigo poderosas tormentas. Dallas también tiene un viento seco y caluroso durante la temporada de verano.
La gente de Dallas también es agradable. Lo reciben con brazos abiertos y con mucha hospitalidad. Cualquier persona de visita por la ciudad probablemente escuchará el saludo "Hey, y'all!" (¡Como andan todos!). No deje de probar algunos de sus BBQ Tejanas (barbacoas o carnes asadas) y de disfrutar una comida tejana-mejicana con una margarita para beber. (La comida tejana-mejicana es de estilo tejana con un toque de sabor mejicano). Sobre todo un consejo , cuidado con el chile y las guindillas , puedes llorar cuando comas .
SALUDOS A TODOS Y A TODAS
Hasta ahora siempre los saludos los enviamos desde el enlace de facebook , pero hoy lo hacemos desde aqui
Saludos Waterlooville-Hampshire-United Kingdom,
Cambrils, Castelldefels-Cataluña-Spain,
Soyapango-San Salvador-El Salvador,
José León Suárez-Buenos Aires-Argentina
Saludos Waterlooville-Hampshire-United Kingdom,
Cambrils, Castelldefels-Cataluña-Spain,
Soyapango-San Salvador-El Salvador,
José León Suárez-Buenos Aires-Argentina
http://www.elortiba.org/moravia1.html
Se puede descargar la obra "El conformista" desde esta dirección web.
PÁRAMO Daniel Rodríguez (Basado en el cuento "Acercarse al Pueblo" de Alberto Moravia).
PÁRAMO
NACIONALIDAD: Perú.
DURACIÓN: 17 min.
FORMATO: 35mm, Color.
DIRECTOR: Daniel Rodríguez.
PRODUCCIÓN: Cinecorp S.A.C.
GUIÓN: Daniel Rodríguez (Basado en el cuento "Acercarse al Pueblo" de Alberto Moravia).
FOTOGRAFÍA: Juan Durán.
SONIDO: Francisco Adrianzén.
MÚSICA: Irene Vivanco.
MONTAJE: Josué Méndez.
INTÉRPRETES: Delfina Paredes, Jimena Lindo, Juan Carlos Salazar.
SINOPSIS.
Basado en el cuento "Andare verso il popolo" , de Alberto Moravia, esta sátira de 17 minutos trata sobre una joven citadina de clase alta, que maneja un discurso totalmente mitificado del "buen indio" y del ande, que llega a la sierra para enfrentar una realidad totalmente diferente.
NACIONALIDAD: Perú.
DURACIÓN: 17 min.
FORMATO: 35mm, Color.
DIRECTOR: Daniel Rodríguez.
PRODUCCIÓN: Cinecorp S.A.C.
GUIÓN: Daniel Rodríguez (Basado en el cuento "Acercarse al Pueblo" de Alberto Moravia).
FOTOGRAFÍA: Juan Durán.
SONIDO: Francisco Adrianzén.
MÚSICA: Irene Vivanco.
MONTAJE: Josué Méndez.
INTÉRPRETES: Delfina Paredes, Jimena Lindo, Juan Carlos Salazar.
SINOPSIS.
Basado en el cuento "Andare verso il popolo" , de Alberto Moravia, esta sátira de 17 minutos trata sobre una joven citadina de clase alta, que maneja un discurso totalmente mitificado del "buen indio" y del ande, que llega a la sierra para enfrentar una realidad totalmente diferente.
Italia recuerda a Primo Levi de Paolo Fava.
http://www.papelenblanco.com/biografia/italia-homenajea-a-primo-levi
Al volver a Italia, Levi ejerció como químico industrial en la factoría química SIVA en Turín. Pronto empezó a escribir sobre sus experiencias en el campo y su vuelta subsiguiente a casa a través de Europa del Este, en las que se convirtieron en sus dos memorias clásicas: Si esto es un hombre (Se Questo è un Uomo) y La tregua.
También escribió otras dos memorias muy apreciadas, Momentos de indulto y La tabla periódica. Momentos de indulto lidia con personajes que observó durante su prisión. La tabla periódica es una colección de piezas cortas, mayormente episodios de su vida pero también dos relatos cortos, todos relacionados de algún modo con alguno de los elementos químicos. La ambiciosa novela Si ahora no, ¿cuándo?, que cuenta la historia de una banda de partisanos judíos durante la Segunda Guerra Mundial errantes por Rusia y Polonia, ganó los destacados premios Viareggio y Campiello cuando fue publicada en Italia, e hicieron a Levi internacionalmente conocido.
Sus relatos cortos más conocidos se encuentran en La torcedura del mono (1978), una colección de relatos cortos sobre trabajo y trabajadores contados por un narrador que recuerda al propio Levi.
Levi se retiró de su posición como gestor de SIVA en 1977 para dedicarse a escribir a tiempo completo. El más importante de sus últimos trabajos fue su libro final, Los hundidos y los salvados, un análisis del Holocausto en el que Levi explicó que aunque no odiaba al pueblo alemán por lo que había pasado, no lo había perdonado.
Al volver a Italia, Levi ejerció como químico industrial en la factoría química SIVA en Turín. Pronto empezó a escribir sobre sus experiencias en el campo y su vuelta subsiguiente a casa a través de Europa del Este, en las que se convirtieron en sus dos memorias clásicas: Si esto es un hombre (Se Questo è un Uomo) y La tregua.
También escribió otras dos memorias muy apreciadas, Momentos de indulto y La tabla periódica. Momentos de indulto lidia con personajes que observó durante su prisión. La tabla periódica es una colección de piezas cortas, mayormente episodios de su vida pero también dos relatos cortos, todos relacionados de algún modo con alguno de los elementos químicos. La ambiciosa novela Si ahora no, ¿cuándo?, que cuenta la historia de una banda de partisanos judíos durante la Segunda Guerra Mundial errantes por Rusia y Polonia, ganó los destacados premios Viareggio y Campiello cuando fue publicada en Italia, e hicieron a Levi internacionalmente conocido.
Sus relatos cortos más conocidos se encuentran en La torcedura del mono (1978), una colección de relatos cortos sobre trabajo y trabajadores contados por un narrador que recuerda al propio Levi.
Levi se retiró de su posición como gestor de SIVA en 1977 para dedicarse a escribir a tiempo completo. El más importante de sus últimos trabajos fue su libro final, Los hundidos y los salvados, un análisis del Holocausto en el que Levi explicó que aunque no odiaba al pueblo alemán por lo que había pasado, no lo había perdonado.
Einstein en Nueva York - Maria , 2 ESO
Einstein y sus acompañantes llegan a Nueva York el 17 de octubre de 1933. Paul Langevin (1872-1946) lamentaba aquel suceso con estas palabras: "El Papa de la Física se ha mudado de casa y EE.UU. se ha convertido en el centro mundial de las ciencias naturales".
Fija su residencia en Mercet Street 112 en Princeton, cerca del Instituto de Estudios Avanzados fundado con la donación de cinco millones de dólares que Louis Bamberger y su hermana Felix Fuld, acaudalados financieros judíos, pusieron a disposición de Abraham Flexner, un conocido reformista del sistema educativo americano, para crear una institución de élite dedicada a la investigación y la enseñanza. Tras varias tentativas hechas en Europa, Flexner consiguió la aceptación de Einstein quien sugirió percibir un sueldo anual de 3000 dólares. Pero, para sorpresa suya y contento de Elsa, le fijaron el salario anual en 15000 dólares, le garantizaban una jubilación a los 65 años - entonces tenía 54- con un retiro de 7500 dólares. No cabe duda que la oferta era generosa y más no teniendo obligaciones docentes, salvo la atención esporádica de grupos reducidos de estudiantes.
Sin embargo, la estancia en Princeton no fue lo provechosa que él mismo, y los profesores del propio Instituto y de la Universidad, hubieran deseado. Philip Franck, buen conocedor de la vida y obra de Einstein, a quien sustituyó en la Universidad de Praga, y uno de sus biógrafos más fiable, achaca este decepcionante resultado a que uno de los rasgos característicos de Einstein fue "su absoluta independencia del ambiente que le rodeaba". Einstein mismo reconoce el poco ascendiente conseguido en el Instituto cuando escribe (12/4/1949) a Born, a quien le había prometido una larga estancia en él: "Yo lo propuse, pero tengo poca influencia; me consideran petrificado porque con los años me he quedado sordo y ciego (en sentido figurado). No me importa mucho, ya que va bastante de acuerdo con mi temperamento".
No obstante, su fama pública se acrecentó, era perseguido por periodistas y curiosos, los graduados querían trabajar con él y científicos de cualquier parte del mundo aprovechaban o provocaban sus estancias en Princeton con la intención de visitarlo. Era muy popular en la ajardinada zona en que vivía, el comerciante que le atendió en su primera compra -un helado y un peine, ¡quien lo diría! - hecha a su llegada al pueblo lo recordaba con satisfacción. Tanta era la correspondencia recibida que Helen Dukas se vio obligada a seleccionarla y en algunos casos a "almohadillarla" (suavizarla) cuando el contenido era poco grato. Su teléfono nunca figuró en la guía y las visitas eran cuidadosamente elegidas.
Ciudadano americano desde 1940, y a pesar de reconocer nobles cualidades para el pueblo americano, nunca se sintió como tal. Añoraba su vida en Suiza y recibía con agrado a quienes pudieran retrotraerle a aquellas tierras y a aquellos tiempos. Se cuenta que el último amor de Einstein, Johanna Fantova, lo era sobre todo por su condición centroeuropea.
En Princeton, aunque siguió ocupándose de su fallido intento por unificar gravitación y electromagnetismo, inspiró el futuro científico exitoso de quienes trabajaron con él, continuó perfeccionando sus teorías cosmológicas y contribuyó a clarificar los fundamentos de la mecánica cuántica, aun manteniendo su resistencia a aceptar el inevitable indeterminismo
Murió el 18 de abril de 1955, a la 1:15 de la madrugada. Sus últimas palabras, ininteligibles para la enfermera que lo atendía, fueron en alemán, el idioma en que siempre se expresó de palabra y por escrito, aunque en caso de necesidad lo hiciera en francés que dominaba bien o en inglés que lo hablaba de una forma muy peculiar. Dejó dicho y así se cumplió que no quería funerales, que sus cenizas fueran esparcidas sin decir donde, y que en su casa no pusieran ninguna placa recordando que había vivido allí. Muchos años después, muertas ya Margot y Helen Dukas, el primer ocupante de la casa fue el físico Frank Wilczek, luego premio Nobel (2004).
Fija su residencia en Mercet Street 112 en Princeton, cerca del Instituto de Estudios Avanzados fundado con la donación de cinco millones de dólares que Louis Bamberger y su hermana Felix Fuld, acaudalados financieros judíos, pusieron a disposición de Abraham Flexner, un conocido reformista del sistema educativo americano, para crear una institución de élite dedicada a la investigación y la enseñanza. Tras varias tentativas hechas en Europa, Flexner consiguió la aceptación de Einstein quien sugirió percibir un sueldo anual de 3000 dólares. Pero, para sorpresa suya y contento de Elsa, le fijaron el salario anual en 15000 dólares, le garantizaban una jubilación a los 65 años - entonces tenía 54- con un retiro de 7500 dólares. No cabe duda que la oferta era generosa y más no teniendo obligaciones docentes, salvo la atención esporádica de grupos reducidos de estudiantes.
Sin embargo, la estancia en Princeton no fue lo provechosa que él mismo, y los profesores del propio Instituto y de la Universidad, hubieran deseado. Philip Franck, buen conocedor de la vida y obra de Einstein, a quien sustituyó en la Universidad de Praga, y uno de sus biógrafos más fiable, achaca este decepcionante resultado a que uno de los rasgos característicos de Einstein fue "su absoluta independencia del ambiente que le rodeaba". Einstein mismo reconoce el poco ascendiente conseguido en el Instituto cuando escribe (12/4/1949) a Born, a quien le había prometido una larga estancia en él: "Yo lo propuse, pero tengo poca influencia; me consideran petrificado porque con los años me he quedado sordo y ciego (en sentido figurado). No me importa mucho, ya que va bastante de acuerdo con mi temperamento".
No obstante, su fama pública se acrecentó, era perseguido por periodistas y curiosos, los graduados querían trabajar con él y científicos de cualquier parte del mundo aprovechaban o provocaban sus estancias en Princeton con la intención de visitarlo. Era muy popular en la ajardinada zona en que vivía, el comerciante que le atendió en su primera compra -un helado y un peine, ¡quien lo diría! - hecha a su llegada al pueblo lo recordaba con satisfacción. Tanta era la correspondencia recibida que Helen Dukas se vio obligada a seleccionarla y en algunos casos a "almohadillarla" (suavizarla) cuando el contenido era poco grato. Su teléfono nunca figuró en la guía y las visitas eran cuidadosamente elegidas.
Ciudadano americano desde 1940, y a pesar de reconocer nobles cualidades para el pueblo americano, nunca se sintió como tal. Añoraba su vida en Suiza y recibía con agrado a quienes pudieran retrotraerle a aquellas tierras y a aquellos tiempos. Se cuenta que el último amor de Einstein, Johanna Fantova, lo era sobre todo por su condición centroeuropea.
En Princeton, aunque siguió ocupándose de su fallido intento por unificar gravitación y electromagnetismo, inspiró el futuro científico exitoso de quienes trabajaron con él, continuó perfeccionando sus teorías cosmológicas y contribuyó a clarificar los fundamentos de la mecánica cuántica, aun manteniendo su resistencia a aceptar el inevitable indeterminismo
Murió el 18 de abril de 1955, a la 1:15 de la madrugada. Sus últimas palabras, ininteligibles para la enfermera que lo atendía, fueron en alemán, el idioma en que siempre se expresó de palabra y por escrito, aunque en caso de necesidad lo hiciera en francés que dominaba bien o en inglés que lo hablaba de una forma muy peculiar. Dejó dicho y así se cumplió que no quería funerales, que sus cenizas fueran esparcidas sin decir donde, y que en su casa no pusieran ninguna placa recordando que había vivido allí. Muchos años después, muertas ya Margot y Helen Dukas, el primer ocupante de la casa fue el físico Frank Wilczek, luego premio Nobel (2004).
La romana ( argumento ). A. MORAVIA
La Romana (1947). S
La Romana relata en primera persona la historia de Adriana, una bellísima muchacha de clase muy modesta . La madre ve en la belleza de su hija el mayor capital de que puede disponer y no tiene dudas de que con su ayuda podrán salir de las penurias económicas en que se ven sumidas. Por ello, todo su esfuerzo es conseguir que la belleza de Adriana las saque a flote. Así, consigue emplearla como modelo de un pintor . En casa del pintor Adriana toma contacto con Gisela que le presentará a Adriana la oportunidad de acabar para siempre con sus problemas económicos. Esa oportunidad es representada por Astarita, implacable funcionario fascista de día, pero sumiso y obediente amante de noche . Adriana conoce a Gino, chófer de una adinerada familia romana. A pesar de las advertencias de su madre y cegada por sus sentimientos y por las falsas promesas de Gino, Adriana acaba entregándose a él. La madre siente como si toda su fortuna se hubiera desvanecido . Y más cuando descubren la doble vida de Gino.
Este es uno de los momentos claves de la novela, pues es aquí cuando Adriana rompe con sus todos sus principios morales, como si el engaño de Gino hubiera minado su sólida base y éstos se hubieran desplomado bajo su propio peso. Profundamente sumida en la gran decepción que le han supuesto sus sueños de “chica decente”, inicialmente se comporta como un autómata, como si no fuera consciente de lo que hace o como si no fuera con ella. Pero pronto se da cuenta , surgiendo ante sus ojos una nueva perspectiva de la vida, de corte más existencialista. Así aparece transformada en una diosa del Amor. Todos estos cambios en la personalidad de Adriana son excepcionalmente descritos por Moravia, mostrándonos la volubilidad de nuestra ética. A partir de este momento, la trama se va complicando, aparecen nuevos personajes, como Mino, el estudiante comunista, o la viva expresión de la fuerza bruta encarnada en Sonzogno, que harán a Adriana cambiar de nuevo su enfoque sobre la vida. Para los enamorados de Roma la ciudad aparece retratada casi de pasada. Al igual que muchas otras de sus novelas, La Romana fue llevada al cine en los años 50, realizando la adaptación de la novela el propio Alberto Moravia. Adriana fue perfectamente representada por Gina Lollobrigida.
La Romana relata en primera persona la historia de Adriana, una bellísima muchacha de clase muy modesta . La madre ve en la belleza de su hija el mayor capital de que puede disponer y no tiene dudas de que con su ayuda podrán salir de las penurias económicas en que se ven sumidas. Por ello, todo su esfuerzo es conseguir que la belleza de Adriana las saque a flote. Así, consigue emplearla como modelo de un pintor . En casa del pintor Adriana toma contacto con Gisela que le presentará a Adriana la oportunidad de acabar para siempre con sus problemas económicos. Esa oportunidad es representada por Astarita, implacable funcionario fascista de día, pero sumiso y obediente amante de noche . Adriana conoce a Gino, chófer de una adinerada familia romana. A pesar de las advertencias de su madre y cegada por sus sentimientos y por las falsas promesas de Gino, Adriana acaba entregándose a él. La madre siente como si toda su fortuna se hubiera desvanecido . Y más cuando descubren la doble vida de Gino.
Este es uno de los momentos claves de la novela, pues es aquí cuando Adriana rompe con sus todos sus principios morales, como si el engaño de Gino hubiera minado su sólida base y éstos se hubieran desplomado bajo su propio peso. Profundamente sumida en la gran decepción que le han supuesto sus sueños de “chica decente”, inicialmente se comporta como un autómata, como si no fuera consciente de lo que hace o como si no fuera con ella. Pero pronto se da cuenta , surgiendo ante sus ojos una nueva perspectiva de la vida, de corte más existencialista. Así aparece transformada en una diosa del Amor. Todos estos cambios en la personalidad de Adriana son excepcionalmente descritos por Moravia, mostrándonos la volubilidad de nuestra ética. A partir de este momento, la trama se va complicando, aparecen nuevos personajes, como Mino, el estudiante comunista, o la viva expresión de la fuerza bruta encarnada en Sonzogno, que harán a Adriana cambiar de nuevo su enfoque sobre la vida. Para los enamorados de Roma la ciudad aparece retratada casi de pasada. Al igual que muchas otras de sus novelas, La Romana fue llevada al cine en los años 50, realizando la adaptación de la novela el propio Alberto Moravia. Adriana fue perfectamente representada por Gina Lollobrigida.
Visita a la Factoría de Navantia . Joan, 2 bat .
Visita a la Factoría de Navantia en Cartagena (6/06/2010)
El pasado 6 de junio visitamos la Factoría de Navantia en Cartagena. Esta actividad fué organizada por el Departamento de Artes Plásticas, y en ella participaron los alumnos de Dibujo Técnico I y II de Bachillerato de nuestro Centro.
La visita de desarrolló en tres fases:
1. En primer lugar, en una sala de conferencias el Jefe de Formación J. Navarro, con una presentación multimedia, nos explicó a grandes rasgos la historia de la Factoría, tipos de buques construidos y motores fabricados.
2. A continuación vimos la nave de fabricación del casco y dependencias del submarino de la serie S-80, que es el submarino no nuclear más moderno del mundo. Allí nos hicimos muchas fotografías .
3. La tercera parte de la visita fue la Fabricación de motores diesel, tanto de propulsión como para plantas de generación de electricidad.
4. Vimos la fundición de bloques y culatas de motor; las naves de trazado, mecanizado y control de calidad, y por último, la sección de montaje. Es impresionante ver estos motores de hasta 12.000 CV de potencia y de tamaño descomunal.
Quiero acabar este relato con un agradecimiento a la Factoría Navantia y a los trabajadores que nos atendieron,
El año que viene volveremos .
Mañana aprovecharemos para ver la ciudad de Cartagena .
El pasado 6 de junio visitamos la Factoría de Navantia en Cartagena. Esta actividad fué organizada por el Departamento de Artes Plásticas, y en ella participaron los alumnos de Dibujo Técnico I y II de Bachillerato de nuestro Centro.
La visita de desarrolló en tres fases:
1. En primer lugar, en una sala de conferencias el Jefe de Formación J. Navarro, con una presentación multimedia, nos explicó a grandes rasgos la historia de la Factoría, tipos de buques construidos y motores fabricados.
2. A continuación vimos la nave de fabricación del casco y dependencias del submarino de la serie S-80, que es el submarino no nuclear más moderno del mundo. Allí nos hicimos muchas fotografías .
3. La tercera parte de la visita fue la Fabricación de motores diesel, tanto de propulsión como para plantas de generación de electricidad.
4. Vimos la fundición de bloques y culatas de motor; las naves de trazado, mecanizado y control de calidad, y por último, la sección de montaje. Es impresionante ver estos motores de hasta 12.000 CV de potencia y de tamaño descomunal.
Quiero acabar este relato con un agradecimiento a la Factoría Navantia y a los trabajadores que nos atendieron,
El año que viene volveremos .
Mañana aprovecharemos para ver la ciudad de Cartagena .
Relatos 1 . la soledad de Giacomo ( titulo prov.).A. MORAVIA
Hacia el comienzo del verano, Giacomo se encontró de pronto completamente solo. Creía que tenía muchos amigos, que conocía a muchas mujeres; pero unas pocas partidas habían bastado para hacer el desierto en torno a él. En realidad, como todos, se movía en un restringido círculo de personas; y se le ocurrió pensar que cuando fuera viejo estas partidas serían sin retorno y su soledad definitiva.
Cogió la costumbre de levantarse tarde y de quedarse en su cuarto de la pensión hasta la hora de la comida, tumbado en la cama, leyendo un poco o fumando. Después de comer salía un momento, tomaba café en un bar, compraba un periódico y volvía a su cuarto a leerlo. Algunas veces, si estaba cansado o hacía más calor que de costumbre, le gustaba dejar que el periódico cayera de sus manos y amodorrarse una media hora. A media tarde se levantaba, se lavaba, se peinaba, se vestía y dejaba la pensión.
Iba a sentarse en un café en la calle más elegante de la ciudad. En ese café servían una cerveza alemana en botellines que a Giacomo le gustaba mucho. Bebía lentamente la excelente cerveza helada, observando el paseo y a las personas sentadas ante las mesitas. Toda la gente ociosa de la ciudad, los jóvenes mejor vestidos, las muchachas más bonitas se daban cita en aquel trozo de acera, entre aquellas mesas. Muchos estaban de pie, ante los escaparates del café, fingiendo charlar, pero en realidad posando con indolencia ante los ojos que los miraban y vigilando ellos mismos con el rabillo del ojo el paseo y a los que estaban sentados. Mujeres llenas de entusiasmo, con el cigarrillo en la mano, se levantaban de las mesitas e iban a otras mesas riendo y hablando muy alto. Los camareros pasaban a duras penas con sus bandejas entre esta multitud. Se oía bromear, llamar, charlar sin medida, con un zumbido ininterrumpido lleno de suficiencia y de exclusivismo, como si aquello no fuera una calle, sino un salón cerrado para la mayoría. Y, en efecto, si un pobre de ropas desgarradas o simplemente alguien como Giacomo, solitario y sin amigos, se aventuraba entre esa muchedumbre parecía justamente que llegaba a una casa a la que no había sido invitado y en la que no se le deseaba.
Cogió la costumbre de levantarse tarde y de quedarse en su cuarto de la pensión hasta la hora de la comida, tumbado en la cama, leyendo un poco o fumando. Después de comer salía un momento, tomaba café en un bar, compraba un periódico y volvía a su cuarto a leerlo. Algunas veces, si estaba cansado o hacía más calor que de costumbre, le gustaba dejar que el periódico cayera de sus manos y amodorrarse una media hora. A media tarde se levantaba, se lavaba, se peinaba, se vestía y dejaba la pensión.
Iba a sentarse en un café en la calle más elegante de la ciudad. En ese café servían una cerveza alemana en botellines que a Giacomo le gustaba mucho. Bebía lentamente la excelente cerveza helada, observando el paseo y a las personas sentadas ante las mesitas. Toda la gente ociosa de la ciudad, los jóvenes mejor vestidos, las muchachas más bonitas se daban cita en aquel trozo de acera, entre aquellas mesas. Muchos estaban de pie, ante los escaparates del café, fingiendo charlar, pero en realidad posando con indolencia ante los ojos que los miraban y vigilando ellos mismos con el rabillo del ojo el paseo y a los que estaban sentados. Mujeres llenas de entusiasmo, con el cigarrillo en la mano, se levantaban de las mesitas e iban a otras mesas riendo y hablando muy alto. Los camareros pasaban a duras penas con sus bandejas entre esta multitud. Se oía bromear, llamar, charlar sin medida, con un zumbido ininterrumpido lleno de suficiencia y de exclusivismo, como si aquello no fuera una calle, sino un salón cerrado para la mayoría. Y, en efecto, si un pobre de ropas desgarradas o simplemente alguien como Giacomo, solitario y sin amigos, se aventuraba entre esa muchedumbre parecía justamente que llegaba a una casa a la que no había sido invitado y en la que no se le deseaba.
El desquite de Tarzán. Cuentos romanos. A. MORAVIA
Estábamos en verano, en julio, y pasear por las calles, muy despacio, bajo un sol que quemaba, era realmente penoso. Además, el recorrido era largo y sin paradas: salíamos del cine, detrás de Santa María Maggiore, recorríamos a paso de hombre la vía Cavour, la Plaza de la Estación, vía Volturno, vía Piave, vía Salaria, via Po, vía Véneto, via Bissolati, via Nazionale, via Depretis, y luego, finalmente, otra vez Santa Maria Maggiore. Este recorrido lo hacíamos varias veces, por la mañana y por la tarde, según lo estipulado con la agencia. Además, había dos equipos: uno de hombres, vestidos, como ya dije, de celeste; y uno de mujeres, vestidas casi peor que nosotros, con túnicas blancas cubiertas de lentejuelas plateadas y gregüescos amarillo oro.
Una de esas mañanas salimos, como de costumbre, del cine, con un cielo anubarrado que al principio me hizo esperar que disminuyera el calor de días anteriores. Pero cuando nos pusimos en marcha advertí inmediatamente que el bochorno había aumentado, precisamente a causa de aquellas nubes oscuras que anunciaban tormenta. Sudaba, con mi mono cerrado, mucho más que si hiciera sol; y en medio de aquel aire cargado me parecía como si a cada vuelta del pedal, se me hincharan las manos, los pies y la cara, y como si la sangre quisiera salirse de mi piel. El título de la película de ese día era «El desquite de Tarzán», en tecnicolor. Yo tenía las sílabas «El des»; luego venía Poldino con «qui», y luego, por orden, «te», «de», «Tar», «zán». En los cartelones se veía a Tarzán, vestido de pieles como un salvaje, que luchaba con un enorme mono, y a un lado, asustada, una hermosa muchacha, también medio desnuda. En cuanto nos pusimos cu marcha, muy lentamente, entre aquel aire bochornoso de terremoto, advertí que detrás de mí se había produci¬do el acuerdo de siempre. La agencia de publicidad nos recomendaba sobre todo que no hiciéramos ruido, no fu¬másemos, no hablásemos. En resumen, teníamos que dar la impresión de ser casi máquinas, como las bicicletas: mudos, lentos, apáticos, sin expresión. Así, decían, la publicidad resultaría realmente eficaz, porque la gente no se ocupaba de nosotros y miraba a los cartelones. Ya he dicho que los otros cinco habían llegado a un acuerdo; me explicaré. Tan pronto como estuvimos en la Plaza de la Estación oí que los cinco, a mis espaldas, lanzaban el gri¬to de Tarzán, tal y como se oye en el cine; no tan fuerte, es cierto, pero lo bastante para que los transeúntes lo oyeran. Yo no podía volverme porque tenía que guiarlos y, si me volvía, podía ocurrir que, en un sitio como la Plaza de la Estación, toda la caravana acabase bajo las ruedas de un autobús; pero cuando entramos en la via Volturno, volví la cabeza y dije con fuerza: —¿Qué significa ese barullo?
¿Saben cómo me respondió Poldino? Con un gesto obsceno. No dije nada y proseguí hacia el Ministerio de Hacienda.
Pasamos el Ministerio, entramos en la via Piave; en la Plaza Fiume, el guardia, sobre su torrecilla listada en blanco y negro, paró el tránsito y también nosotros tuvimos que esperar. Aproveché para echar pie a tierra y volverme para ver cómo iban las cosas. Advertí enseguida que iban muy mal: ya sea que estuvieran citados con ellas, ya que las hubieran encontrado por casualidad, Pol¬dino y los otros estaban con dos muchachas, de esas que recorren los restaurantes vendiendo flores, bajas y contrahechas, una rubia y otra morena, y bromeaban entre sí, como si no existiera la caravana publicitaria.
Una de esas mañanas salimos, como de costumbre, del cine, con un cielo anubarrado que al principio me hizo esperar que disminuyera el calor de días anteriores. Pero cuando nos pusimos en marcha advertí inmediatamente que el bochorno había aumentado, precisamente a causa de aquellas nubes oscuras que anunciaban tormenta. Sudaba, con mi mono cerrado, mucho más que si hiciera sol; y en medio de aquel aire cargado me parecía como si a cada vuelta del pedal, se me hincharan las manos, los pies y la cara, y como si la sangre quisiera salirse de mi piel. El título de la película de ese día era «El desquite de Tarzán», en tecnicolor. Yo tenía las sílabas «El des»; luego venía Poldino con «qui», y luego, por orden, «te», «de», «Tar», «zán». En los cartelones se veía a Tarzán, vestido de pieles como un salvaje, que luchaba con un enorme mono, y a un lado, asustada, una hermosa muchacha, también medio desnuda. En cuanto nos pusimos cu marcha, muy lentamente, entre aquel aire bochornoso de terremoto, advertí que detrás de mí se había produci¬do el acuerdo de siempre. La agencia de publicidad nos recomendaba sobre todo que no hiciéramos ruido, no fu¬másemos, no hablásemos. En resumen, teníamos que dar la impresión de ser casi máquinas, como las bicicletas: mudos, lentos, apáticos, sin expresión. Así, decían, la publicidad resultaría realmente eficaz, porque la gente no se ocupaba de nosotros y miraba a los cartelones. Ya he dicho que los otros cinco habían llegado a un acuerdo; me explicaré. Tan pronto como estuvimos en la Plaza de la Estación oí que los cinco, a mis espaldas, lanzaban el gri¬to de Tarzán, tal y como se oye en el cine; no tan fuerte, es cierto, pero lo bastante para que los transeúntes lo oyeran. Yo no podía volverme porque tenía que guiarlos y, si me volvía, podía ocurrir que, en un sitio como la Plaza de la Estación, toda la caravana acabase bajo las ruedas de un autobús; pero cuando entramos en la via Volturno, volví la cabeza y dije con fuerza: —¿Qué significa ese barullo?
¿Saben cómo me respondió Poldino? Con un gesto obsceno. No dije nada y proseguí hacia el Ministerio de Hacienda.
Pasamos el Ministerio, entramos en la via Piave; en la Plaza Fiume, el guardia, sobre su torrecilla listada en blanco y negro, paró el tránsito y también nosotros tuvimos que esperar. Aproveché para echar pie a tierra y volverme para ver cómo iban las cosas. Advertí enseguida que iban muy mal: ya sea que estuvieran citados con ellas, ya que las hubieran encontrado por casualidad, Pol¬dino y los otros estaban con dos muchachas, de esas que recorren los restaurantes vendiendo flores, bajas y contrahechas, una rubia y otra morena, y bromeaban entre sí, como si no existiera la caravana publicitaria.
"La India según Moravia " por Carolina Andonie Dracos
Crónica de viaje:
La India según Moravia
El escritor italiano nos revela la fascinación y el misterio de un país cada vez más seductor para Occidente.
CAROLINA ANDONIE DRACOS
"Una idea de la India" es un contrapunto. Una puesta en escena que refleja la otra cara de un mismo viaje. Aquel que realizaron Alberto Moravia (una de las figuras más significativas de la literatura italiana del siglo XX) y Pier Paolo Pasolini en 1961, diez años después de su Independencia. La excusa fue un seminario sobre Tagore, que rápidamente pasó al olvido en cuanto ambos escritores y periodistas se enfrentaron a, como diría Moravia, la experiencia de la India.
En un apartado del libro de Pasolini ("El olor de la India"), Moravia explicará la diferencia entre su percepción y la del director de cine italiano: "Mi posición es la de aceptar, pero no la de identificarme. La de Pasolini, como, por otra parte, es toda su existencia, es la de identificarse sin aceptar verdaderamente".
Pese a ser considerado en Italia el escritor del pesimismo, con una pluma que fluctúa entre la crítica dura y la monotonía, en esta entrega, publicada un año después de su viaje, Moravia nos seduce con una mirada tan curiosa como reflexiva.
¿Para qué le sirvió este viaje? "Para ver por qué los europeos son europeos, y los indios, indios". Ésta es la columna vertebral del volumen que cuenta con una introducción pedagógica, a la manera socrática. Una voz le pregunta a otra, a la vuelta del viaje, si se ha divertido en la India. Desde ahí se inicia un diálogo que resumirá todo el libro.
Moravia no sabe lo que es la India, sólo la siente. ¿Cómo? "Como se siente, en la oscuridad, la presencia de alguien a quien no se ve, que no habla y que, sin embargo, está".
Lo impreciso, lo ambiguo, aquello que no se puede asir, la India se configura como un mapa cruzado por la impronta religiosa, claro que "de la religión como situación existencial. De la religión sin más".
En tanto concepción de vida, la India, sus multitudes y diferencias, no hacen más que constatar que todo lo que parece real en verdad no lo es. De ahí que sus habitantes manifiesten la convicción de que el hombre no debe obrar para mejorar el mundo, sino salir de él y alcanzar la realidad espiritual.
En constante asombro
"La concepción india de la vida representa para el europeo al mismo tiempo una paradoja y una tentación, en el sentido de que no es sólo lo contrario de la suya, sino también la única a la que en un momento de cansancio y de disgusto puede recurrir con cierto provecho".
Por ello, Moravia nos advierte que la India, vista con los ojos del turista ignorante, puede llegar a ser una desilusión. El occidental que recién arriba deberá lidiar con dos traumas: la pobreza ("enferma y frenética"), y el choque con la religión politeísta de fondo naturalista.
Moravia trata de apartarse de la rigurosidad científica que tanto le ofusca de Occidente. Por ello, su acercamiento -pese a que recoge el pensamiento occidental en términos de estética, filosofía o antropología- es el del primerizo en constante asombro.
Ésa es la dinámica que recorre toda esta crónica de viaje, donde las detenciones están al servicio de una tesis que cierra en la última página. Las calles de Benarés, los grupos de leprosos, templos como Tanyore y Kumbakonam, las multitudes de Calcuta, el Taj Mahal, los chacales de Chattarpur, las dominaciones colonialistas, la idiosincrasia de la casta, la vivencia de la muerte como el trasvasije de un vestuario que ya no sirve. ¿Es acaso la constatación empírica de su pesimismo? Nada más lejos. Moravia aquí se fascina, pero como el observador que sabe cercano su retorno y nos deleita al cierre con una postal que anuda con el principio.
¿La imagen? Un asceta ocupa un templo para su meditación. A su lado se erigen esculturas con una carga erótica explícita. Sin embargo, su ascetismo no desmiente el frenesí sexual de las esculturas, ya que éstas representan la manera "laica" de anular la persona humana, mientras que él hace lo propio desde el punto de vista religioso: "En ambas, el mundo humano, histórico, quedaba vaciado de toda importancia y significación y era reducido a la nada".
"Una idea de la India"
Alberto Moravia
La India según Moravia
El escritor italiano nos revela la fascinación y el misterio de un país cada vez más seductor para Occidente.
CAROLINA ANDONIE DRACOS
"Una idea de la India" es un contrapunto. Una puesta en escena que refleja la otra cara de un mismo viaje. Aquel que realizaron Alberto Moravia (una de las figuras más significativas de la literatura italiana del siglo XX) y Pier Paolo Pasolini en 1961, diez años después de su Independencia. La excusa fue un seminario sobre Tagore, que rápidamente pasó al olvido en cuanto ambos escritores y periodistas se enfrentaron a, como diría Moravia, la experiencia de la India.
En un apartado del libro de Pasolini ("El olor de la India"), Moravia explicará la diferencia entre su percepción y la del director de cine italiano: "Mi posición es la de aceptar, pero no la de identificarme. La de Pasolini, como, por otra parte, es toda su existencia, es la de identificarse sin aceptar verdaderamente".
Pese a ser considerado en Italia el escritor del pesimismo, con una pluma que fluctúa entre la crítica dura y la monotonía, en esta entrega, publicada un año después de su viaje, Moravia nos seduce con una mirada tan curiosa como reflexiva.
¿Para qué le sirvió este viaje? "Para ver por qué los europeos son europeos, y los indios, indios". Ésta es la columna vertebral del volumen que cuenta con una introducción pedagógica, a la manera socrática. Una voz le pregunta a otra, a la vuelta del viaje, si se ha divertido en la India. Desde ahí se inicia un diálogo que resumirá todo el libro.
Moravia no sabe lo que es la India, sólo la siente. ¿Cómo? "Como se siente, en la oscuridad, la presencia de alguien a quien no se ve, que no habla y que, sin embargo, está".
Lo impreciso, lo ambiguo, aquello que no se puede asir, la India se configura como un mapa cruzado por la impronta religiosa, claro que "de la religión como situación existencial. De la religión sin más".
En tanto concepción de vida, la India, sus multitudes y diferencias, no hacen más que constatar que todo lo que parece real en verdad no lo es. De ahí que sus habitantes manifiesten la convicción de que el hombre no debe obrar para mejorar el mundo, sino salir de él y alcanzar la realidad espiritual.
En constante asombro
"La concepción india de la vida representa para el europeo al mismo tiempo una paradoja y una tentación, en el sentido de que no es sólo lo contrario de la suya, sino también la única a la que en un momento de cansancio y de disgusto puede recurrir con cierto provecho".
Por ello, Moravia nos advierte que la India, vista con los ojos del turista ignorante, puede llegar a ser una desilusión. El occidental que recién arriba deberá lidiar con dos traumas: la pobreza ("enferma y frenética"), y el choque con la religión politeísta de fondo naturalista.
Moravia trata de apartarse de la rigurosidad científica que tanto le ofusca de Occidente. Por ello, su acercamiento -pese a que recoge el pensamiento occidental en términos de estética, filosofía o antropología- es el del primerizo en constante asombro.
Ésa es la dinámica que recorre toda esta crónica de viaje, donde las detenciones están al servicio de una tesis que cierra en la última página. Las calles de Benarés, los grupos de leprosos, templos como Tanyore y Kumbakonam, las multitudes de Calcuta, el Taj Mahal, los chacales de Chattarpur, las dominaciones colonialistas, la idiosincrasia de la casta, la vivencia de la muerte como el trasvasije de un vestuario que ya no sirve. ¿Es acaso la constatación empírica de su pesimismo? Nada más lejos. Moravia aquí se fascina, pero como el observador que sabe cercano su retorno y nos deleita al cierre con una postal que anuda con el principio.
¿La imagen? Un asceta ocupa un templo para su meditación. A su lado se erigen esculturas con una carga erótica explícita. Sin embargo, su ascetismo no desmiente el frenesí sexual de las esculturas, ya que éstas representan la manera "laica" de anular la persona humana, mientras que él hace lo propio desde el punto de vista religioso: "En ambas, el mundo humano, histórico, quedaba vaciado de toda importancia y significación y era reducido a la nada".
"Una idea de la India"
Alberto Moravia
el fisgón ( fragmento 1 )
Las seis y media. Nunca duermo más de seis horas por noche, muy poco, la verdad, y en cuanto me despierto dedico cinco o diez minutos a esa rara ocupación que suele denominarse pensamiento. ¿En qué pienso? Dicho así, incluso podría parecer ridículo: pienso en el fin del mundo. No sé cuándo ni de qué modo me acostumbré a ello; es probable que esta nueva afición surgiera hace poco, a raíz de la lectura de uno de los muchos libros sobre la guerra nuclear, encontrado por casualidad encima de la mesa de trabajo de mi padre, profesor de física en la universidad. Podría también darse el caso de que lo hiciera por otro motivo, surgido quién sabe de dónde, y desaparecido luego de mi memoria, como desaparece la semilla cuando la planta crece. Por otra parte, es impropio decir que piense en la guerra nuclear; en todo caso pienso en la imposibilidad de pensar en ello, pero fuera de duda que los primeros cinco o diez minutos de la mañana están dedicados al asunto en cuestión.
cara de salchichero
No soy precisamente feo, aunque sea bajito: rubio, con una cara blanca y roja, ojos celestes. De niño, mi madre decía que me parecía en todo al Niño Jesús: luego, al crecer, cambié un poco por culpa de que tengo la nariz con las ventanillas muy abiertas y la boca algo torcida; de modo que los amigos, quién sabe por qué, empezaron enseguida a llamarme «el salchichero». Sin embargo, no soy feo, como ya dije; pero como siempre estaba tan atareado con el comercio, había dedicado poco tiempo a las chicas, hasta ahora. Pero ya tenía dinero y también tiempo, de forma que decidí encontrar una chica.
Empecé a buscarla. Por la mañana, hacia el mediodía, salía en coche y corría a los barrios altos. Pasaba y repa¬saba de arriba abajo por vía Véneto y luego recorría de cabo a rabo Villa Borghese, via Pinciana, el Muro Torto. Pensaba justamente que esos eran los sitios mejores para asediar a las mujeres, ante todo porque las chicas guapas de Roma van por allí a lucirse y a presumir con sus trajes nuevos, y además porque son sitios amplios, poco frecuentados, donde un coche puede seguir a una mujer y la mujer puede aceptar subir en él sin llamar la atención. Seguía, pues, a una u otra chica, con el coche, a paso de hombre y, en un lugar propicio, abría la portezuela y decía, asomándome:
—Señorita, ¿me permite que la acompañe? —o algo por el estilo.
¿Lo creerán ustedes? Nunca aceptó ninguna. Unas seguían su camino como si no me hubieran visto ni oído; otras respondían, secamente.
—No, gracias, prefiero caminar.
Y otras, más descorteses:
—¡Déjeme en paz o llamo a un guardia!
Una me dijo un día: «Cierra el pico, cataplasma», que significa precisamente un hombre que fastidia a las mujeres en la calle.
Empecé a buscarla. Por la mañana, hacia el mediodía, salía en coche y corría a los barrios altos. Pasaba y repa¬saba de arriba abajo por vía Véneto y luego recorría de cabo a rabo Villa Borghese, via Pinciana, el Muro Torto. Pensaba justamente que esos eran los sitios mejores para asediar a las mujeres, ante todo porque las chicas guapas de Roma van por allí a lucirse y a presumir con sus trajes nuevos, y además porque son sitios amplios, poco frecuentados, donde un coche puede seguir a una mujer y la mujer puede aceptar subir en él sin llamar la atención. Seguía, pues, a una u otra chica, con el coche, a paso de hombre y, en un lugar propicio, abría la portezuela y decía, asomándome:
—Señorita, ¿me permite que la acompañe? —o algo por el estilo.
¿Lo creerán ustedes? Nunca aceptó ninguna. Unas seguían su camino como si no me hubieran visto ni oído; otras respondían, secamente.
—No, gracias, prefiero caminar.
Y otras, más descorteses:
—¡Déjeme en paz o llamo a un guardia!
Una me dijo un día: «Cierra el pico, cataplasma», que significa precisamente un hombre que fastidia a las mujeres en la calle.
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia (7 ) Apuntes sueltos
Apuntes sueltos
Cuando ya llevo dos o tres días sin dormir estoy que no estoy pero sugo anotando así que aquí van algunas anotaciones sueltas
Absténganse los ordenados y bien organizados ¡¡¡¡¡¡
• Desde San Francisco hemos subido a Muir Woods y a Tamalpais zona noroeste de la bahía de San Francisco.
• Mountain Home Inn puedes seguirlo en Facebook . Es un buen lugar para celebrar una buena fiesta con servicio de restaurante + alojamiento.
Aquí recibimos una lección de historia : una señora nos explicó como San Francisco había formado parte de México anteriormente.
• También es muy relajante la carretera de la costa desde Palo Alto hasta el parque Golden Gate.
• Si quieres estudiar medicina en Stanford entra en la siguiente página web: http://med.stanford.edu/
• Si piensas visitar el Lago Tahoe consulta la situación meteorológica , lleva cadenas , y todo el material necesario para cualquier imprevisto : ropa de abrigo, saco de dormir , etc
•
Cuando ya llevo dos o tres días sin dormir estoy que no estoy pero sugo anotando así que aquí van algunas anotaciones sueltas
Absténganse los ordenados y bien organizados ¡¡¡¡¡¡
• Desde San Francisco hemos subido a Muir Woods y a Tamalpais zona noroeste de la bahía de San Francisco.
• Mountain Home Inn puedes seguirlo en Facebook . Es un buen lugar para celebrar una buena fiesta con servicio de restaurante + alojamiento.
Aquí recibimos una lección de historia : una señora nos explicó como San Francisco había formado parte de México anteriormente.
• También es muy relajante la carretera de la costa desde Palo Alto hasta el parque Golden Gate.
• Si quieres estudiar medicina en Stanford entra en la siguiente página web: http://med.stanford.edu/
• Si piensas visitar el Lago Tahoe consulta la situación meteorológica , lleva cadenas , y todo el material necesario para cualquier imprevisto : ropa de abrigo, saco de dormir , etc
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Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia (6 )
Hola de nuevo Deli :
Al día siguiente fuimos a Mountain View y a Palo Alto que prácticamente están unidos .
Desde la estación de tren de Palo Alto sale un autobús gratuito que te lleva a la Universidad de Stanford.
2 líneas de autobuses recorren el campus de la universidad , son gratuitos . Por las calles del campus sólo circulan ciclistas y los dos autobuses .
Los espacios abiertos , jardines y árboles descomunales en grosor y altitud para mi es difícil describirlos ; quizás nos agarramos de la mano cinco o seis personas y no somos capaces de abrazar estos árboles.
Dentro del campus está la facultad de Medicina y el hospital , pero nosotros fuimos a la facultad de informática y recogimos todo lo que ponía FREE = Gratis . Aquí el único que se defendía en inglés era Alberto , Curro lo intentaba y servidora nada . Pero el español se habla bastante y más en bares , restaurantes, moteles , tiendas y en la zona universitaria también.
Otra ventaja del campus que no hay que pagar parking , y sitios para aparcar hay de sobra .
Los olores de las plantas y los árboles sobre todo eucaliptos eran muy buenos , otros también olían muy bien pero no sé el nombre de los árboles.
Los recepcionistas del Campus de la universidad de Stanford nos facilitaron todo tipo de información , desde estas líneas les mandamos un saludo .
Ellos nos informaron como llegar a la sede de Google que está en un parque de empresas .
No digo polígono porque en España polígono industrial son naves, naves y naves , y allí son edificios de oficinas o empresas , rodeados de jardines con muchos árboles .
Alberto buscaba Google Vila . Y yo lo buscaba siguiendo un programa de televisión y una dirección que me habían enviado de Google cuando en el blog teníamos su publicidad .
A la entrada de las oficinas Alberto preguntó a unas chicas trabajadoras de Google ; ellas fueron a buscar a un joven que le informó que teníamos que ir a la avenida Charleston después de haber cruzado la Avenida Shoreline . Nos hizo un pequeño mapa y gracias a sus indicaciones , dimos con Google.
Al día siguiente fuimos a Mountain View y a Palo Alto que prácticamente están unidos .
Desde la estación de tren de Palo Alto sale un autobús gratuito que te lleva a la Universidad de Stanford.
2 líneas de autobuses recorren el campus de la universidad , son gratuitos . Por las calles del campus sólo circulan ciclistas y los dos autobuses .
Los espacios abiertos , jardines y árboles descomunales en grosor y altitud para mi es difícil describirlos ; quizás nos agarramos de la mano cinco o seis personas y no somos capaces de abrazar estos árboles.
Dentro del campus está la facultad de Medicina y el hospital , pero nosotros fuimos a la facultad de informática y recogimos todo lo que ponía FREE = Gratis . Aquí el único que se defendía en inglés era Alberto , Curro lo intentaba y servidora nada . Pero el español se habla bastante y más en bares , restaurantes, moteles , tiendas y en la zona universitaria también.
Otra ventaja del campus que no hay que pagar parking , y sitios para aparcar hay de sobra .
Los olores de las plantas y los árboles sobre todo eucaliptos eran muy buenos , otros también olían muy bien pero no sé el nombre de los árboles.
Los recepcionistas del Campus de la universidad de Stanford nos facilitaron todo tipo de información , desde estas líneas les mandamos un saludo .
Ellos nos informaron como llegar a la sede de Google que está en un parque de empresas .
No digo polígono porque en España polígono industrial son naves, naves y naves , y allí son edificios de oficinas o empresas , rodeados de jardines con muchos árboles .
Alberto buscaba Google Vila . Y yo lo buscaba siguiendo un programa de televisión y una dirección que me habían enviado de Google cuando en el blog teníamos su publicidad .
A la entrada de las oficinas Alberto preguntó a unas chicas trabajadoras de Google ; ellas fueron a buscar a un joven que le informó que teníamos que ir a la avenida Charleston después de haber cruzado la Avenida Shoreline . Nos hizo un pequeño mapa y gracias a sus indicaciones , dimos con Google.
estudio, trabajo , viajes
nosotros utilizamos facebook para intercambiar información a cerca de estudios, trabajos honrados y viajes . Es un medio muy útil y siempre el respeto es nuestra prioridad.
Saludos ,
Alberto
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia ( 5 )
Hola DELI :
Si por el contrario llegas a San Francisco muy estresado y lo que te apetece es naturaleza . Un consejo : prepárate bien , para visitarla hay que conocer el terreno y sobre todo si se trata de un lugar desconocido.
Me explico :
Nuestra intención era ir a Yosemite pero , ojo con las distancias que en California no están en km. Sino en millas ; Como salimos tarde del motel , decidimos acercarnos al Lago Tahoe . Ya en un bar de carretera una Camarena mexicana muy amable nos advirtió del mal tiempo que habían predecido que iba a hacer . Llegamos a Tahoe pero ni nos acercamos a ver el lago , porque había una niebla inmensa. Nos quedamos en el pueblo . Comenzó a caer aguanieve ; esto en el mes de mayo. El pueblo es todo naturaleza y las cabañas en medio de una cantidad de árboles increíble.
Después comenzó a nevar más seguido , pero era una nieve muy fina , pero cuajaba. Asi que decidimos volver a Vallejo . A causa de la nieve se nos fue el coche , suerte que Curro reaccionó a tiempo , maniobró bien y no acabamos en la cuneta o barranco o no chocamos con otros vehículos.
Regresamos al pueblo con intención de pasar la noche pero en una gasolinera pudimos comprar cadenas.
Después de colocar las cadenas , que a Alberto y Curro les costó lo suyo , regresamos por una carretera cubierta de nieve y seguía nevando , a 20 km por hora sin apenas visibilidad .Y el coche se iba de vez en cuando incluso con las cadenas bien puestas .
Toda una lección de lo que es y lo que puede hacer la naturaleza y sobre todo sed muy prudentes , se pasa mucho miedo .
Si por el contrario llegas a San Francisco muy estresado y lo que te apetece es naturaleza . Un consejo : prepárate bien , para visitarla hay que conocer el terreno y sobre todo si se trata de un lugar desconocido.
Me explico :
Nuestra intención era ir a Yosemite pero , ojo con las distancias que en California no están en km. Sino en millas ; Como salimos tarde del motel , decidimos acercarnos al Lago Tahoe . Ya en un bar de carretera una Camarena mexicana muy amable nos advirtió del mal tiempo que habían predecido que iba a hacer . Llegamos a Tahoe pero ni nos acercamos a ver el lago , porque había una niebla inmensa. Nos quedamos en el pueblo . Comenzó a caer aguanieve ; esto en el mes de mayo. El pueblo es todo naturaleza y las cabañas en medio de una cantidad de árboles increíble.
Después comenzó a nevar más seguido , pero era una nieve muy fina , pero cuajaba. Asi que decidimos volver a Vallejo . A causa de la nieve se nos fue el coche , suerte que Curro reaccionó a tiempo , maniobró bien y no acabamos en la cuneta o barranco o no chocamos con otros vehículos.
Regresamos al pueblo con intención de pasar la noche pero en una gasolinera pudimos comprar cadenas.
Después de colocar las cadenas , que a Alberto y Curro les costó lo suyo , regresamos por una carretera cubierta de nieve y seguía nevando , a 20 km por hora sin apenas visibilidad .Y el coche se iba de vez en cuando incluso con las cadenas bien puestas .
Toda una lección de lo que es y lo que puede hacer la naturaleza y sobre todo sed muy prudentes , se pasa mucho miedo .
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia (5)
Al día siguiente fuimos a Benicia , por la mañana , y a Chinatown y a Castro por la tarde .
Subimos al tranvía
Es algo típico en la ciudad. Nos subimos a uno de ellos , el que cruza por Chinatown de San Francisco. Lo mejor es ir agarrados en la parte del estribo delantero sobre todo para los que quieren filmar las empinadas calles.
Al día siguiente hemos subido a los Bosques de Muir Woods y a Tamalpais , están situados al noroeste de San Francisco ( Mountain Home Inn puedes seguirlo en Facebook ).
En este bar-hotel una señora mexicana nos explicó que anteriormente San Francisco pertenecía a México .
Desde aquí mandamos saludos a todos los que conocimos en Mountain Home Inn y felicitamos a sus cocineros y cocineras.
Subimos al tranvía
Es algo típico en la ciudad. Nos subimos a uno de ellos , el que cruza por Chinatown de San Francisco. Lo mejor es ir agarrados en la parte del estribo delantero sobre todo para los que quieren filmar las empinadas calles.
Al día siguiente hemos subido a los Bosques de Muir Woods y a Tamalpais , están situados al noroeste de San Francisco ( Mountain Home Inn puedes seguirlo en Facebook ).
En este bar-hotel una señora mexicana nos explicó que anteriormente San Francisco pertenecía a México .
Desde aquí mandamos saludos a todos los que conocimos en Mountain Home Inn y felicitamos a sus cocineros y cocineras.
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia ( 4 )
A la mañana siguiente decidimos bajar a la playita de Vallejo, tal y como nos había indicado la recepcionista del motel 6 .Nos recorrimos las calles de Vallejo hasta llegar al embarcadero de dónde salen los ferrys para San Francisco. Desde el coche veíamos un parque con un césped muy bien cuidado , entonces nos dimos cuenta de que era un cementerio , pero nos llamo la atención porque apenas había lápidas .
Hoy he conocido a unas chicas que trabajan en el restaurante Denny’s : unas son americanas, hijas de mexicanos , y otras son mexicanas.
Una de estas chicas me comentó que su intención es estudiar medicina , si puede ser online para aprovechar más el tiempo ; otra compañera suya recordaba lo difícil que fue para su hijo adaptarse a la escuela aquí en California . Aprovecho estas líneas para mandarles un abrazo y decirles que fue muy agradable poder hablar con ellas.
Como habéis visto por las películas las calles de San Francisco son muy empinadas , pero Alberto no tuvo problema en aparcar en ellas , eso sí, siguiendo las instrucciones de Curro y poniendo las ruedas delanteras giradas hacia la acera como estaban las de todos los coches aparcados .
Desde lo alto de la ciudad hay unas vistas muy bonitas de Alcatraz, los puentes y la bahía .
Todas las calles tienen árboles en ambas aceras y en los pequeños jardines de cada casa hay variedad de árboles y plantas ;
Sobre todo uno de los olores que más me gustó es el de los eucaliptos .
Paseamos por el puerto una y otra vez .
Dejamos San Francisco y nos dirigimos por la carretera dirección Sacramento al lago Tahoe .
Está rodeado de plena naturaleza , llaman la atención los árboles y en medio de tantos árboles se ven unas cabañas de madera . El lago no lo podemos ver a causa de la niebla y nos detenemos en el pueblo porque comienza a nevar.
Hoy he conocido a unas chicas que trabajan en el restaurante Denny’s : unas son americanas, hijas de mexicanos , y otras son mexicanas.
Una de estas chicas me comentó que su intención es estudiar medicina , si puede ser online para aprovechar más el tiempo ; otra compañera suya recordaba lo difícil que fue para su hijo adaptarse a la escuela aquí en California . Aprovecho estas líneas para mandarles un abrazo y decirles que fue muy agradable poder hablar con ellas.
Como habéis visto por las películas las calles de San Francisco son muy empinadas , pero Alberto no tuvo problema en aparcar en ellas , eso sí, siguiendo las instrucciones de Curro y poniendo las ruedas delanteras giradas hacia la acera como estaban las de todos los coches aparcados .
Desde lo alto de la ciudad hay unas vistas muy bonitas de Alcatraz, los puentes y la bahía .
Todas las calles tienen árboles en ambas aceras y en los pequeños jardines de cada casa hay variedad de árboles y plantas ;
Sobre todo uno de los olores que más me gustó es el de los eucaliptos .
Paseamos por el puerto una y otra vez .
Dejamos San Francisco y nos dirigimos por la carretera dirección Sacramento al lago Tahoe .
Está rodeado de plena naturaleza , llaman la atención los árboles y en medio de tantos árboles se ven unas cabañas de madera . El lago no lo podemos ver a causa de la niebla y nos detenemos en el pueblo porque comienza a nevar.
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia (3)
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia (3)
Desde el aeropuerto cogemos la carretera interestatal nº 80 en dirección Vallejo , después de cruzar dos puentes larguísimos , tenemos que pagar 4 dólares pero no llevamos ninguno encima ; la persona que cobraba el peaje , nos deja pasar . Cada vez que cruzas este peaje, dice Curro que sacan una foro a cada coche .
A la mañana siguiente desayunamos en Denny’s y conocemos a una chica americana, hija de padres mexicanos que nos atiende muy bien y nos aconseja con el desayuno . El café americano es como una infusión de té para nosotros, pero te sirven varias veces .
No os he hablado del coche de alquiler ; es un Ford focus automático ; esto le produce a Curro algunas dificultades a la hora de frenar , porque no está acostumbrado y da unos tirones muy fuertes al frenar . Pero después reconoce que para las empinadas calles de san Francisco un coche automático es lo mejor .
Con el cambio horario , opté por seguir el horario solar o seguir la hora por los paneles .
A mi lo que más me impresionaba eran la cantidad y variedad de árboles y plantas que hay en las ciudades . ( después os diré cómo nos impresionaron los secuoyas )
Y pensaba que me gustaría traerme algunos árboles para mi pueblo .
Alberto y Curro comenzaron a fotografiar el Golden Gate ; dimos un paseo por el puerto , y nos paramos a ver los barcos que les llamé barcos Missisipi, barcos de recorrido fluviales que tienen esa enorme rueda de molino para moverse .
San Francisco es una ciudad apacible , con buen clima, agradable, no tiene nada que vez con el San Francisco cinematográfico ni con las persecuciones de coches en las películas de policías y ladrones.
Desde el aeropuerto cogemos la carretera interestatal nº 80 en dirección Vallejo , después de cruzar dos puentes larguísimos , tenemos que pagar 4 dólares pero no llevamos ninguno encima ; la persona que cobraba el peaje , nos deja pasar . Cada vez que cruzas este peaje, dice Curro que sacan una foro a cada coche .
A la mañana siguiente desayunamos en Denny’s y conocemos a una chica americana, hija de padres mexicanos que nos atiende muy bien y nos aconseja con el desayuno . El café americano es como una infusión de té para nosotros, pero te sirven varias veces .
No os he hablado del coche de alquiler ; es un Ford focus automático ; esto le produce a Curro algunas dificultades a la hora de frenar , porque no está acostumbrado y da unos tirones muy fuertes al frenar . Pero después reconoce que para las empinadas calles de san Francisco un coche automático es lo mejor .
Con el cambio horario , opté por seguir el horario solar o seguir la hora por los paneles .
A mi lo que más me impresionaba eran la cantidad y variedad de árboles y plantas que hay en las ciudades . ( después os diré cómo nos impresionaron los secuoyas )
Y pensaba que me gustaría traerme algunos árboles para mi pueblo .
Alberto y Curro comenzaron a fotografiar el Golden Gate ; dimos un paseo por el puerto , y nos paramos a ver los barcos que les llamé barcos Missisipi, barcos de recorrido fluviales que tienen esa enorme rueda de molino para moverse .
San Francisco es una ciudad apacible , con buen clima, agradable, no tiene nada que vez con el San Francisco cinematográfico ni con las persecuciones de coches en las películas de policías y ladrones.
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia (2)
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia (2)
Si he oído bien en el avión tenias barra libre de vino y cerveza .
Si al llegar a San Francisco, tienes que recoger el coche de alquiler , puedes desplazarte por todo el aeropuerto en un tren sin conductor , es gratis, y recorre las terminales.
De Barcelona a Nueva York el vuelo duró ocho horas, pero en Nueva York tienes que retrasar la hora , exactamente seis horas ; después otras cuatro horas de vuelo a San francisco y allí volver a retrasar 3 horas más.
Me llamó la atención un niño de seis años . Sus padres estaban en la ventanilla de Hertz y el niño un poco retirado, estaba con las maletas ,
Fué hacia sus padres el niño , pero sus padres no le atendieron ; y él regresó a donde estaban sus maletas , se sentó en el suelo y se dispuso a esperar pacientemente a que sus padres vinieran . A veces se acomodaba en el suelo porque le atacaba el sueño , pero enseguida, se espabilaba .Me sorprendió su calma y tranquilidad siendo tan pequeño como guardaba su equipaje.
Cuando consultamos el mapa Vallejo nos pareció que estaba muy cerca de San Francisco , pero cuidado los americanos cuentan en millas , con lo que las distancias son mas largas
Una milla = 1,609344 km.
(continuará………….)
Si he oído bien en el avión tenias barra libre de vino y cerveza .
Si al llegar a San Francisco, tienes que recoger el coche de alquiler , puedes desplazarte por todo el aeropuerto en un tren sin conductor , es gratis, y recorre las terminales.
De Barcelona a Nueva York el vuelo duró ocho horas, pero en Nueva York tienes que retrasar la hora , exactamente seis horas ; después otras cuatro horas de vuelo a San francisco y allí volver a retrasar 3 horas más.
Me llamó la atención un niño de seis años . Sus padres estaban en la ventanilla de Hertz y el niño un poco retirado, estaba con las maletas ,
Fué hacia sus padres el niño , pero sus padres no le atendieron ; y él regresó a donde estaban sus maletas , se sentó en el suelo y se dispuso a esperar pacientemente a que sus padres vinieran . A veces se acomodaba en el suelo porque le atacaba el sueño , pero enseguida, se espabilaba .Me sorprendió su calma y tranquilidad siendo tan pequeño como guardaba su equipaje.
Cuando consultamos el mapa Vallejo nos pareció que estaba muy cerca de San Francisco , pero cuidado los americanos cuentan en millas , con lo que las distancias son mas largas
Una milla = 1,609344 km.
(continuará………….)
San Francisco y Palo Alto
Diario de viaje de Alberto , Curro y Lidia
En San Francisco y Palo Alto
( sede de Google)
Hemos llegado al aeropuerto tres horas antes , después de pasar por los controles y por la policía de aduanas ( que, por cierto , el policía que nos revisó el pasaporte, era de mi mismo pueblo y bromeó un poco con nosotros ) . Subimos al avión que nos llevará de Barcelona a Nueva York y enlazaremos con otro que nos llevará a San Francisco ( California )
Subimos al avión y vimos que en el respaldo del asiento de delante hay una pantalla donde puedes elegir películas , música , mapa del trayecto etc .También desde el avión podía mandarte un mail pero me pedía el Sky Miles ( cuando sepa lo que es , lo anoto aquí ). Después de ocho horas de viaje , comida , y merienda incluida , llegamos a Nueva York . La policía de aduana americana nos hace fotos de todos los dedos de las dos manos y una foto de la cara ( recuerda que si llevas gafas , tienes que quitártelas ).
Alberto le resulta sospechoso a la policía y lo retienen en la comisaría unos veinte minutos , después lo dejan ir . La policía no le da explicaciones y le pregunta qué motivos le traen a EEUU.
En San Francisco y Palo Alto
( sede de Google)
Hemos llegado al aeropuerto tres horas antes , después de pasar por los controles y por la policía de aduanas ( que, por cierto , el policía que nos revisó el pasaporte, era de mi mismo pueblo y bromeó un poco con nosotros ) . Subimos al avión que nos llevará de Barcelona a Nueva York y enlazaremos con otro que nos llevará a San Francisco ( California )
Subimos al avión y vimos que en el respaldo del asiento de delante hay una pantalla donde puedes elegir películas , música , mapa del trayecto etc .También desde el avión podía mandarte un mail pero me pedía el Sky Miles ( cuando sepa lo que es , lo anoto aquí ). Después de ocho horas de viaje , comida , y merienda incluida , llegamos a Nueva York . La policía de aduana americana nos hace fotos de todos los dedos de las dos manos y una foto de la cara ( recuerda que si llevas gafas , tienes que quitártelas ).
Alberto le resulta sospechoso a la policía y lo retienen en la comisaría unos veinte minutos , después lo dejan ir . La policía no le da explicaciones y le pregunta qué motivos le traen a EEUU.
Gor ( Granada ) por Ariadna 1º ESO
El meu poble Gor
-El meu poble es diu Gor está a Granada.
Per anar-hi cal anar en avió i es una hora.
Quan hi arribes sempre els meus avis m’estan
esperant a l’estació i anem en cotxe durant una hora.
El camí és llarg pero quan hi arribes tot el poble
et dona la benvinguda. Allà les cases són en línia
i modernes. Els meus cosins tenen la casa al costat.
La meva casa té dues plantes i s’está molt bé.
A dalt de la casa hi ha una piscina amb un jardí.
El poble té: Una piscina adalt del poble, bars,
pistes de tennis, cases, l’ajuntament, tendes
i dos parcs amb locutori. Abaix de tot hi ha un cementiri
que quan passo amb els amics passem corrents.
A la muntanya hi ha un castell i passar per allà, dues columnes et impideixen l’entrada.
Per allà hi ha una tenda de menjar i allà hi ha un aparcament.
Tots els veïns ens coneixen i anar allà al meu poble es divertit
-El meu poble es diu Gor está a Granada.
Per anar-hi cal anar en avió i es una hora.
Quan hi arribes sempre els meus avis m’estan
esperant a l’estació i anem en cotxe durant una hora.
El camí és llarg pero quan hi arribes tot el poble
et dona la benvinguda. Allà les cases són en línia
i modernes. Els meus cosins tenen la casa al costat.
La meva casa té dues plantes i s’está molt bé.
A dalt de la casa hi ha una piscina amb un jardí.
El poble té: Una piscina adalt del poble, bars,
pistes de tennis, cases, l’ajuntament, tendes
i dos parcs amb locutori. Abaix de tot hi ha un cementiri
que quan passo amb els amics passem corrents.
A la muntanya hi ha un castell i passar per allà, dues columnes et impideixen l’entrada.
Per allà hi ha una tenda de menjar i allà hi ha un aparcament.
Tots els veïns ens coneixen i anar allà al meu poble es divertit
PARÍS por Asma 1º ESO
A mí me gustaria ir a París porque es una ciudad
muy bonita ; asi me lo han contado .Si me
decido a ir, lo haré con mi sobrina Maryam
que es my pequeña ,tiene 1 año .
Espero que este sueño se haga realidad.
Iremos a Eurodisney y después iremos a Bruselas y a Brujas.
Otro compañero de clase también ha estado en París en la boda
de un familiar.
En casa veo los reportajes que hacen de ciudades y países y sueño
con que llegue el día que pueda verlos, conocer sus gentes y su idioma.
muy bonita ; asi me lo han contado .Si me
decido a ir, lo haré con mi sobrina Maryam
que es my pequeña ,tiene 1 año .
Espero que este sueño se haga realidad.
Iremos a Eurodisney y después iremos a Bruselas y a Brujas.
Otro compañero de clase también ha estado en París en la boda
de un familiar.
En casa veo los reportajes que hacen de ciudades y países y sueño
con que llegue el día que pueda verlos, conocer sus gentes y su idioma.
L'Atmella de Mar por Mar 1º ESO
L'Atmella de Mar
Mis vacaciones de verano, básicamente, me las paso en l'Atmella de Mar.
Tenemos una casa en la playa, delante del mar; está unos Kilómetros alejada del pueblo.
Justamente el mar lo tenemos delante de la casa, con unas vistas increíbles.
Además tenemos el privilegio de tener muy pocos vecinos.
Cada verano vamos allí para pasarnoslo bien y disfrutar del verano y el calor.
Si tuviese que decidir por quedarme en Cornellá o en l'Atmella de Mar, optaría por quedarme en l'Atmella de Mar, porqué me lo paso muy bien en la playA y disfruto mucho, además, puedo desconectar del colegio por un tiempo.
Cuando vamos allí, llegamos en coche, ya que está cerca de Barcelona. Tardamos una hora y media más o menos. Esta en la província de Tarragona.
Además de bañarnos en el agua y corretear de un lado para otro, tenemos un lugar, que utilizamos de pista de tenis. Otras veces también jugamos a la petanca.
También tenemos un huerto de frutas y vegetales.
Mis vacaciones de verano, básicamente, me las paso en l'Atmella de Mar.
Tenemos una casa en la playa, delante del mar; está unos Kilómetros alejada del pueblo.
Justamente el mar lo tenemos delante de la casa, con unas vistas increíbles.
Además tenemos el privilegio de tener muy pocos vecinos.
Cada verano vamos allí para pasarnoslo bien y disfrutar del verano y el calor.
Si tuviese que decidir por quedarme en Cornellá o en l'Atmella de Mar, optaría por quedarme en l'Atmella de Mar, porqué me lo paso muy bien en la playA y disfruto mucho, además, puedo desconectar del colegio por un tiempo.
Cuando vamos allí, llegamos en coche, ya que está cerca de Barcelona. Tardamos una hora y media más o menos. Esta en la província de Tarragona.
Además de bañarnos en el agua y corretear de un lado para otro, tenemos un lugar, que utilizamos de pista de tenis. Otras veces también jugamos a la petanca.
También tenemos un huerto de frutas y vegetales.
Marruecos por Amina 1º ESO
Mi país preferido
Marruecos
Marruecos para mi es un país muy bonito.Yo vivo en un pueblecito llamado Ziganga a lado de Nador.Como tenemos una torre nos quedamos alli todo el verano .Tenemos piscina, un gallinero,donde tengo las gallinas y tambien los conejos .Hay una parte de la casa que está fuera donde mi abuela cada mañana hace pan de pagés .
Cuando hace calor vamos a la playa o si no vamos a un sitio muy popular llamado Gurgur donde hay un hotel de 5 estrellas y piscina ; vamos para tomar algo y estar un poco en el sol o en la piscina.En Nador vamos primero a las tardes , vamos al mercado para ver algo que nos gusta y lo compramos y después vamos a montarnos a a unos barquitos que dan una vuelta por el mar. Así es Marroc.
Marruecos
Marruecos para mi es un país muy bonito.Yo vivo en un pueblecito llamado Ziganga a lado de Nador.Como tenemos una torre nos quedamos alli todo el verano .Tenemos piscina, un gallinero,donde tengo las gallinas y tambien los conejos .Hay una parte de la casa que está fuera donde mi abuela cada mañana hace pan de pagés .
Cuando hace calor vamos a la playa o si no vamos a un sitio muy popular llamado Gurgur donde hay un hotel de 5 estrellas y piscina ; vamos para tomar algo y estar un poco en el sol o en la piscina.En Nador vamos primero a las tardes , vamos al mercado para ver algo que nos gusta y lo compramos y después vamos a montarnos a a unos barquitos que dan una vuelta por el mar. Así es Marroc.
Mi viaje por el Mediterráneo AITOR 1º C
Mi viaje por el Mediterráneo
AITOR 1º C
Hace unos dos años, en agosto del 2008 cogí un barco que se llamaba Voyager of the Seas, el itinerario era: Villefranche, Livorno, Civitavecchia, Nápoles, Palermo y de vuelta a casa.
En la primera parada, fuimos a Mónaco, y me gustó por los barcos tan lujosos que había en el puerto, los coches que eran una pasada, y el tren que cogimos para llegar a Mónaco era de dos pisos, que nunca me había subido en uno.
Al día siguiente, estuvimos en Florencia. Lo que más me gustó, fueron las estatuas de los dioses, de Leonardo da Vinci, toqué el jabalí de la suerte. El puente Vecchio, la Catedral, la gastronomía, porque me comí una pizza buenísima.
El tercer día, estuve en El Vaticano, vi muchos curas y monjas, hacía muchísima calor, y después fui a Roma. Vi el Coliseo Romano, ruinas, ruinas y más ruinas, me gustó mucho.
La siguiente parada fue Nápoles, allí vi el castillo de Nápoles, y fui a visitar las ruinas de Pompeya. Lo que me gustó más fueron las ruinas, el guía nos explicó la historia de Pompeya, de que no supieron que era un volcán hasta que erupcionó, y que la gente murió asfixiada por los gases del volcán y todos se quemaron.
Después poco a poco fueron excavando en las cenizas en encontraron la ciudad de Pompeya. Vi momias petrificadas que encontraron en las excavaciones. También restos de casas de ricos que vivieron en aquella época, la panadería, el bar, las calzadas, etc. Me gustó muchísimo.
Y por último, paramos en Palermo, Sicilia, cogí un autocar que hizo una ruta por Palermo, el guía nos explicó, que había muchas casas en ruinas, por los bombardeos de la guerra, el gobierno no quería arreglar las casas, también que había mucha mafia, y mucha pobreza. Íbamos paseando por el centro y empezaron a venir bomberos, porque en una casa se estaba cayendo la fachada y no nos dejaron pasar. Las calles estaban muy sucias y viejas, no me gustó nada.
Y después de visitar Palermo, cogimos el barco y de vuelta a casa. En general, el viaje fue muy agotador pero muy interesante, divertido y lujoso. Para repetir.
AITOR 1º C
Hace unos dos años, en agosto del 2008 cogí un barco que se llamaba Voyager of the Seas, el itinerario era: Villefranche, Livorno, Civitavecchia, Nápoles, Palermo y de vuelta a casa.
En la primera parada, fuimos a Mónaco, y me gustó por los barcos tan lujosos que había en el puerto, los coches que eran una pasada, y el tren que cogimos para llegar a Mónaco era de dos pisos, que nunca me había subido en uno.
Al día siguiente, estuvimos en Florencia. Lo que más me gustó, fueron las estatuas de los dioses, de Leonardo da Vinci, toqué el jabalí de la suerte. El puente Vecchio, la Catedral, la gastronomía, porque me comí una pizza buenísima.
El tercer día, estuve en El Vaticano, vi muchos curas y monjas, hacía muchísima calor, y después fui a Roma. Vi el Coliseo Romano, ruinas, ruinas y más ruinas, me gustó mucho.
La siguiente parada fue Nápoles, allí vi el castillo de Nápoles, y fui a visitar las ruinas de Pompeya. Lo que me gustó más fueron las ruinas, el guía nos explicó la historia de Pompeya, de que no supieron que era un volcán hasta que erupcionó, y que la gente murió asfixiada por los gases del volcán y todos se quemaron.
Después poco a poco fueron excavando en las cenizas en encontraron la ciudad de Pompeya. Vi momias petrificadas que encontraron en las excavaciones. También restos de casas de ricos que vivieron en aquella época, la panadería, el bar, las calzadas, etc. Me gustó muchísimo.
Y por último, paramos en Palermo, Sicilia, cogí un autocar que hizo una ruta por Palermo, el guía nos explicó, que había muchas casas en ruinas, por los bombardeos de la guerra, el gobierno no quería arreglar las casas, también que había mucha mafia, y mucha pobreza. Íbamos paseando por el centro y empezaron a venir bomberos, porque en una casa se estaba cayendo la fachada y no nos dejaron pasar. Las calles estaban muy sucias y viejas, no me gustó nada.
Y después de visitar Palermo, cogimos el barco y de vuelta a casa. En general, el viaje fue muy agotador pero muy interesante, divertido y lujoso. Para repetir.
Mi solidaridad con el pueblo de Chile. Estamos con ustedes hermanos
Mi solidaridad con el pueblo de Chile. Estamos con ustedes hermanos
Frase de Alberto Moravia
"La vejez no existe", confesó al final de su vida. "Lo que se llama vejez es una enfermedad como cualquier otra en la cual al final uno muere irremisiblemente. Yo hago las mismas cosas desde que tenía 20 años, quizá más. Fui joven muy tarde".
Elsa Morante , Diario
Roma,
5 de abril de 1938
Es verdad que todo ha terminado con A.? Se ha ido, no sé exactamente dónde, tal vez es una broma, una pesadilla. [...] Ha venido tres veces y luego se ha ido. Durante tres días no he dejado de temblar. No puede ser verdad. Lo espero. Vuelve pronto, Alberto. María, tú haces milagros, haz que vuelva pronto.
(Elsa Morante, Diario 1938, Torino, Einaudi)
5 de abril de 1938
Es verdad que todo ha terminado con A.? Se ha ido, no sé exactamente dónde, tal vez es una broma, una pesadilla. [...] Ha venido tres veces y luego se ha ido. Durante tres días no he dejado de temblar. No puede ser verdad. Lo espero. Vuelve pronto, Alberto. María, tú haces milagros, haz que vuelva pronto.
(Elsa Morante, Diario 1938, Torino, Einaudi)
Palamós Eli 1º A
Hola a todos :
Qué bonito verano pasamos en la Costa Brava. Nos recorrimos todos sus pueblos desde Rosas hasta Tossa a finales de setiembre . Y también algunos del interior . Tú habías venido de Chivilcoy ( Argentina) con tu familia a conocer a tus abuelos que vivían en Sant Antonio. Durante el día apenas nos podíamos ver porque yo trabajaba en el parking Saba , pero después de cenar nos íbamos a pasear y a tomar algo. Tú me hablabas de tus amigas de Chivilcoy y yo de mis amigos de Lapeza y de Ojíjares . Te explicaba como era Barcelona . Me acuerdo que querías ir y volver en una noche porque tu novio estaba viviendo allí . Me decías que Barcelona se parecía a Buenos Aires .
Pero que en fútbol no teníamos a Maradona .Que en Argentina era venerado como un dios por su afición . Recuerdo que te gustaban los helados , y más de una vez te había echado tabasco en el helado para que no te lo pudieras comer y te enfadaras conmigo.
Ahora tengo ganas de visitaros y de llevaros fotos para que veáis como ha cambiado todo . Pronto tendrás noticias mías ; te llamaré en cuanto ponga un pie en Argentina .
( resumen de una carta de Diego a Evelin )
Qué bonito verano pasamos en la Costa Brava. Nos recorrimos todos sus pueblos desde Rosas hasta Tossa a finales de setiembre . Y también algunos del interior . Tú habías venido de Chivilcoy ( Argentina) con tu familia a conocer a tus abuelos que vivían en Sant Antonio. Durante el día apenas nos podíamos ver porque yo trabajaba en el parking Saba , pero después de cenar nos íbamos a pasear y a tomar algo. Tú me hablabas de tus amigas de Chivilcoy y yo de mis amigos de Lapeza y de Ojíjares . Te explicaba como era Barcelona . Me acuerdo que querías ir y volver en una noche porque tu novio estaba viviendo allí . Me decías que Barcelona se parecía a Buenos Aires .
Pero que en fútbol no teníamos a Maradona .Que en Argentina era venerado como un dios por su afición . Recuerdo que te gustaban los helados , y más de una vez te había echado tabasco en el helado para que no te lo pudieras comer y te enfadaras conmigo.
Ahora tengo ganas de visitaros y de llevaros fotos para que veáis como ha cambiado todo . Pronto tendrás noticias mías ; te llamaré en cuanto ponga un pie en Argentina .
( resumen de una carta de Diego a Evelin )
Ogijares por Elia 1º bat
Hola
Mi familia y yo vivimos en Hospitalet , provincia de Barcelona, pero nuestro corazón está en Ogijares ( Granada )
Si algún día queréis acercaros a mi pueblo , consulta la via michelín y no os perderéis , vengáis de cualquier parte del mundo , sereis bien recibidos.
¿ qué comemos los ogijareños? :
la sopa de maimones, sus sabrosas chacinas derivadas del cerdo como la morcilla, la longaniza o el chorizo; los llamados papos viejos, tradicionales de la Semana Santa y el helado del boquerón, que no es que esté hecho con boquerones, sino lo fabrica una familia de Ogijares apellidada Boquerón. Los ingredientes de este helado son: leche, yema de huevo, vainilla, harina de maíz, azúcar, canela en rama y limón.
¿qué festejamos? : a mi me encanta la Feria Chica, que tiene lugar en enero con motivo del día de San Sebastián, patrón de Ogíjar; y la Feria Grande, que dura seis días y que se celebra en septiembre.
También celebramos el Corpus Christi, el día de San Isidro , el de Santa Ana, patrona de la localidad, y la Virgen de las Nieves.
Un beso a mis amigas y amigos .
Elia 1º bachillerato
Mi familia y yo vivimos en Hospitalet , provincia de Barcelona, pero nuestro corazón está en Ogijares ( Granada )
Si algún día queréis acercaros a mi pueblo , consulta la via michelín y no os perderéis , vengáis de cualquier parte del mundo , sereis bien recibidos.
¿ qué comemos los ogijareños? :
la sopa de maimones, sus sabrosas chacinas derivadas del cerdo como la morcilla, la longaniza o el chorizo; los llamados papos viejos, tradicionales de la Semana Santa y el helado del boquerón, que no es que esté hecho con boquerones, sino lo fabrica una familia de Ogijares apellidada Boquerón. Los ingredientes de este helado son: leche, yema de huevo, vainilla, harina de maíz, azúcar, canela en rama y limón.
¿qué festejamos? : a mi me encanta la Feria Chica, que tiene lugar en enero con motivo del día de San Sebastián, patrón de Ogíjar; y la Feria Grande, que dura seis días y que se celebra en septiembre.
También celebramos el Corpus Christi, el día de San Isidro , el de Santa Ana, patrona de la localidad, y la Virgen de las Nieves.
Un beso a mis amigas y amigos .
Elia 1º bachillerato
Capri por Paula 3 ESO
Capri posee uno de los sitios más bellos del mundo, la llamada Gruta Azzurra , pero también sus callecitas adoquinadas, su piazza ó la Villa de Tiberio (Villa Jovis) la tornan tan irresistible que resulta difícil substraerse a tanta belleza . Animaros a coger el barco y después el bus y recorrer la Costiera Amalfitana : Positano, Amalfi, Ravello, Salerno, Ischia, Pozzuoli os emocionarán cada instante.
Su vegetación con sus árboles frutales y sus vides , sus plantas y flores son impresionantes.
Sus casas construidas sobre laderas con sus pequeños jardines llenos de flores, limoneros y naranjas no tengo palabras , me falta vocabulario para describirlas.
Regresamos en barco a Capri y recorremos la carretera que une Capri con Anacapri (el lugar más alto); es otra experiencia inolvidable. Tenemos de todo las ruinas centenarias, boutiques de afamadas marcas, paseos y formaciones rocosas que caen sobre el mar .
Para recorrer Capri uno puede tardar horas ó años, lo fundamental es "sentir" y ver a su alrededor.
Y sobre todo nos vamos con muy buenos recuerdos de su gente y con muchas ganas de volver.
Ciao.
Su vegetación con sus árboles frutales y sus vides , sus plantas y flores son impresionantes.
Sus casas construidas sobre laderas con sus pequeños jardines llenos de flores, limoneros y naranjas no tengo palabras , me falta vocabulario para describirlas.
Regresamos en barco a Capri y recorremos la carretera que une Capri con Anacapri (el lugar más alto); es otra experiencia inolvidable. Tenemos de todo las ruinas centenarias, boutiques de afamadas marcas, paseos y formaciones rocosas que caen sobre el mar .
Para recorrer Capri uno puede tardar horas ó años, lo fundamental es "sentir" y ver a su alrededor.
Y sobre todo nos vamos con muy buenos recuerdos de su gente y con muchas ganas de volver.
Ciao.
El billete falso
Pasaba por la Plaza Risorgimento cuando oí que me llamaban: —Eh, macho..., ¿que haces por aquí? Era Staiano, un amigo de los viejos tiempos, cuando vendíamos juntos cigarrillos en el mercado negro, en la vía del Gambero. No andaba boyante, lo noté enseguida; y cuando le dije que yo no hacía nada, aunque en realidad tampoco podía decir que estuviera parado, puesto que nunca tuve un oficio, me cogió del brazo y me dijo que él podía hacerme ganar, sin gran trabajo, mil o dos mil, o incluso tres mil liras diarias. Le pregunté de qué manera, y él, entonces, empezó con muchos rodeos. Dijo que los tiempos eran duros, que había montones de gentes que, pese a tener un oficio, no podían vivir. Dijo que en tiempos como estos los hombres se dividían en dos categorías: los que tenían ríñones y los que no los tenían; y los primeros acababan siempre por salir a flote, mientras que los segundos hacían el bobo. Dijo que él estaba seguro de que yo pertenecía a la primera categoría, porque me había conocido en otros tiempos no menos duros y difíciles. Dijo que la propuesta que iba a hacerme quizás me asombraría, pero que no debía interrumpirle, no debía decirle más que sí o no. Yo le dejaba hablar y mientras tanto pensaba que debía de ser una propuesta muy extraña, porque en él resultaban verdaderamente insólitas tantas precauciones. Por último, se calló y yo le pregunté de qué se trataba. Respondió enseguida:
—Se trata de gastar pasta.
—¿Gastar pasta?
—Sí... Yo te doy, por ejemplo, un billete de cinco mil liras... Tú vas, das una vuelta, estudias la situación, y luego pagas con él un café, supongamos, o una cajetilla de tabaco... Luego, me traes la vuelta... Y yo te doy una tercera parte de la vuelta.
—¿Una tercera parte en liras buenas? —le interrumpí, para demostrarle que había entendido.
—Hombre, claro... en liras buenas... ¿Por quién me has tomado?
—¿Y si descubren que el billete es falso?
—Nada... Tú dices inmediatamente que sabes quién te lo ha dado y lo recoges fingiendo indignación.
Yo quería contestar: «Estás loco, ni hablar» —y, en cambio, no sé muy bien cómo, mi boca pronunció:
—De acuerdo, trato hecho.
Después, no podría siquiera decir lo que pasó, tan asombrado estaba de mí mismo, de haber aceptado y de continuar aceptando. En fin, me dio un billete de diez mil liras, diciendo que ese día quería ponerme a prueba; y quedamos a las ocho de la noche, en los jardines de la Plaza Risorgimento. Eran las dos de la tarde.
Y heme aquí con un billete falso de diez mil liras en el bolsillo y con la esperanza de ganar, así, como jugando, más de tres mil de las buenas. De pronto me sentí rico y ocioso, como si hubiera tenido por delante no una tarde, sino toda una semana o un mes, y hubiera podido satisfacer todos mis caprichos antes del momento, que veía muy lejano, en el que me decidiría a gastar mi billete falso. Además de las diez mil liras de Staiano tenía en el bolsillo unas mil quinientas liras buenas, y pensé que podía pisar fuerte, ya que contaba con dos o tres mil liras diarias, seguras, quién sabe durante cuánto tiempo.
—Se trata de gastar pasta.
—¿Gastar pasta?
—Sí... Yo te doy, por ejemplo, un billete de cinco mil liras... Tú vas, das una vuelta, estudias la situación, y luego pagas con él un café, supongamos, o una cajetilla de tabaco... Luego, me traes la vuelta... Y yo te doy una tercera parte de la vuelta.
—¿Una tercera parte en liras buenas? —le interrumpí, para demostrarle que había entendido.
—Hombre, claro... en liras buenas... ¿Por quién me has tomado?
—¿Y si descubren que el billete es falso?
—Nada... Tú dices inmediatamente que sabes quién te lo ha dado y lo recoges fingiendo indignación.
Yo quería contestar: «Estás loco, ni hablar» —y, en cambio, no sé muy bien cómo, mi boca pronunció:
—De acuerdo, trato hecho.
Después, no podría siquiera decir lo que pasó, tan asombrado estaba de mí mismo, de haber aceptado y de continuar aceptando. En fin, me dio un billete de diez mil liras, diciendo que ese día quería ponerme a prueba; y quedamos a las ocho de la noche, en los jardines de la Plaza Risorgimento. Eran las dos de la tarde.
Y heme aquí con un billete falso de diez mil liras en el bolsillo y con la esperanza de ganar, así, como jugando, más de tres mil de las buenas. De pronto me sentí rico y ocioso, como si hubiera tenido por delante no una tarde, sino toda una semana o un mes, y hubiera podido satisfacer todos mis caprichos antes del momento, que veía muy lejano, en el que me decidiría a gastar mi billete falso. Además de las diez mil liras de Staiano tenía en el bolsillo unas mil quinientas liras buenas, y pensé que podía pisar fuerte, ya que contaba con dos o tres mil liras diarias, seguras, quién sabe durante cuánto tiempo.
Carmen Llera dice que el robo en casa de Moravia es una burla JUAN ARIAS, - Roma - 06/01/1991
"Los ladrones, dijo Carmen Llera a este corresponsal, "entraron con una llave falsa, casi de puntillas, sin abrir ni un cajón, sin tocar las cosas de auténtico valor, y se llevaron sólo un cuadro de Renato Guttuso, gran amigo nuestro, que nos lo había regalado con una dedicatoria por nuestro matrimonio, y cuatro iconos rusos".Según la viuda de Moravia, si se hubiese tratado de un robo en regla, les hubiese bastado llevarse un pequeño cuadro de Morandi y habrían hecho ya el apaño. Y lo que más le preocupa es que entre las pocas cosas que le robaron fue la pistola que, con permiso, tenía el escritor, quien, tras haber sido amenazado de muerte en los tiempos del terrorismo, había rechazado la escolta y se limitó a pedir autorización para tener una pistola.
Los ladrones profanadores entraron con tal recato que Carmen, que llegó a Roma la misma Nochevieja de un viaje a Estados Unidos, ni se había dado cuenta de nada. "Empecé a sospechar", dice, "cuando me di cuenta que faltaba de la nevera la única botella de champaña que había dejado y el espacio vacío del cuadro de Guttuso y de los ¡conos". Según Llera, las llaves d el piso las tenían sólo poquísimos amigos , como el escritor Enzo Siciliano. "Por ello, no me explico", afirma, "quién y por qué ha querido hacerme una burla semejante y qué significado puede tener ese gesto tan incomprensible".
Los ladrones profanadores entraron con tal recato que Carmen, que llegó a Roma la misma Nochevieja de un viaje a Estados Unidos, ni se había dado cuenta de nada. "Empecé a sospechar", dice, "cuando me di cuenta que faltaba de la nevera la única botella de champaña que había dejado y el espacio vacío del cuadro de Guttuso y de los ¡conos". Según Llera, las llaves d el piso las tenían sólo poquísimos amigos , como el escritor Enzo Siciliano. "Por ello, no me explico", afirma, "quién y por qué ha querido hacerme una burla semejante y qué significado puede tener ese gesto tan incomprensible".
Alberto Moravia
Las siete. Me levanto procurando no despertar a Silvia, que duerme a mi lado. Camino desnudo y descalzo (no sé por qué, nunca he llevado pijama, bata o zapatillas; quizá sea por inconsciente polémica contra el hedonismo burgués), hasta llegar al estrecho y asimétrico cuarto de baño que mi padre hizo construir para mi esposa y para mí en un rincón de su amplia vivienda. No hay bañera; sólo una ducha allá donde el techo oblicuo resulta más bajo, de manera que Silvia, al ser más pequeña, se moja sin necesidad de doblar la cabeza y yo en cambio tengo que agacharme.
Tras la ducha, limpio como de costumbre el cristal empañado de la pequeña ventana y miro al patio, más allá de las paredes rectas y desnudas, hacia el cielo, para saber qué tiempo hace. Luego me pongo delante del espejo del lavabo para afeitarme.
Surge entonces la cuestión de la barba: ¿Tengo o no que afeitarme? Mi barba es tupida y dura, difícil de afeitar. Además soy perezoso y descuidado, así que acabo afeitándome día sí, día no. Mientras intento resolver la duda del afeitado, aprovecho para mirarme: mi figura me intriga como si fuera la de otro.
Soy un hombre atractivo de unos treinta y cinco años, aunque no soy guapo, y la diferencia es importante. Mi rostro presenta rasgos viriles y débiles a la vez: los ojos son claros, la mirada escrutadora y a menudo irónica, y sin embargo, las cejas, vueltas para abajo, resultan poco enérgicas; la nariz es recta y firme, pero con las aletas fruncidas como en un gesto de asco. Tengo dentadura blanca y afilada de lobo pero labios carnosos y blandos; cabellos negros y brillantes, aunque ya ralos en la frente y en las sienes; la barbilla podría parecer imperiosa en principio, pero se repliega hacia adentro formando un pequeño hoyuelo en el centro. ¿Qué más? Quisiera ver también el resto de mi persona, pero las dimensiones del espejo me lo impiden; mientras no cambie de casa, por la mañana me tendré que resignar con estudiarme tan sólo la cara.
Sin embargo, el resto de mi persona puedo verlo poco después de haberme vestido, cuando paso por el recibidor y me miro de reojo en el antiguo espejo oscuro y rayado que está encima de la consola. Me reconozco, entonces, molesto y satisfecho al mismo tiempo, como ese peculiar personaje que suele denominarse intelectual. Si, soy un intelectual y se nota al instante, aunque sólo fuera por mi forma de vestir, de la misma manera que en la Edad Media se reconocía al clero por las prendas. Camisa azul, corbata negra, jersey azul marino o marrón, americana de pana verde o beige con coderas de piel, texanos o pantlones de paño gris, calzado deportivo de ante oscuro. Sin embargo, el elemento revelador de mi condición de intelectual es desde luego el aspecto ajado y trasnochado de estas prendas: el cuero de las coderas brilla, la camisa está raída, la corbata es vieja y arrugada, y los pantalones ya no llevan raya. Por otra parte, a excepción de este, llamémosle, "dos piezas", sólo dispongo de un traje azul marino para las grandes ocasiones: una celebración importante, una reunión oficial, una recepción, etc.
Tras la ducha, limpio como de costumbre el cristal empañado de la pequeña ventana y miro al patio, más allá de las paredes rectas y desnudas, hacia el cielo, para saber qué tiempo hace. Luego me pongo delante del espejo del lavabo para afeitarme.
Surge entonces la cuestión de la barba: ¿Tengo o no que afeitarme? Mi barba es tupida y dura, difícil de afeitar. Además soy perezoso y descuidado, así que acabo afeitándome día sí, día no. Mientras intento resolver la duda del afeitado, aprovecho para mirarme: mi figura me intriga como si fuera la de otro.
Soy un hombre atractivo de unos treinta y cinco años, aunque no soy guapo, y la diferencia es importante. Mi rostro presenta rasgos viriles y débiles a la vez: los ojos son claros, la mirada escrutadora y a menudo irónica, y sin embargo, las cejas, vueltas para abajo, resultan poco enérgicas; la nariz es recta y firme, pero con las aletas fruncidas como en un gesto de asco. Tengo dentadura blanca y afilada de lobo pero labios carnosos y blandos; cabellos negros y brillantes, aunque ya ralos en la frente y en las sienes; la barbilla podría parecer imperiosa en principio, pero se repliega hacia adentro formando un pequeño hoyuelo en el centro. ¿Qué más? Quisiera ver también el resto de mi persona, pero las dimensiones del espejo me lo impiden; mientras no cambie de casa, por la mañana me tendré que resignar con estudiarme tan sólo la cara.
Sin embargo, el resto de mi persona puedo verlo poco después de haberme vestido, cuando paso por el recibidor y me miro de reojo en el antiguo espejo oscuro y rayado que está encima de la consola. Me reconozco, entonces, molesto y satisfecho al mismo tiempo, como ese peculiar personaje que suele denominarse intelectual. Si, soy un intelectual y se nota al instante, aunque sólo fuera por mi forma de vestir, de la misma manera que en la Edad Media se reconocía al clero por las prendas. Camisa azul, corbata negra, jersey azul marino o marrón, americana de pana verde o beige con coderas de piel, texanos o pantlones de paño gris, calzado deportivo de ante oscuro. Sin embargo, el elemento revelador de mi condición de intelectual es desde luego el aspecto ajado y trasnochado de estas prendas: el cuero de las coderas brilla, la camisa está raída, la corbata es vieja y arrugada, y los pantalones ya no llevan raya. Por otra parte, a excepción de este, llamémosle, "dos piezas", sólo dispongo de un traje azul marino para las grandes ocasiones: una celebración importante, una reunión oficial, una recepción, etc.
Alberto Moravia y Carmen Llera según Elazne
Bien es verdad como he dicho en el enunciado, que solo los que les conocían comprendieron ésta "extraña historia de amor".Máxime si digo que la diferencia de edad entre los cónyuges era de casi 50 años.
El separado de una mujer con la que estuvo casado 43 años a su vez manteniendo una relación amorosa que por entonces duraba ya 20 años.
Ella divorciada con un hijo y una vida amorosa muy sui generis.
Pero ambos muy, pero que muy cultos e inteligentes.
Yo tuve el placer de conocerlos en un viaje a Italia con que por entonces era el padre de mis hijas (me niego a seguir diciendo mi marido).Curiosamente mi... conocía a Alberto, yo por mi parte conocía a la familia de Carmen, casualidades de la vida.
Os voy a poner en antecedentes de quienes eran los protagonistas de ésta historia real pero extraña (ya digo que para los que no los conocían) sobre todo a él,
Él se llamaba Alberto Moravia y ella Carmen Llera.
Carmen Llera, de Navarra que a sus 31 años se casó por lo civil , en absoluto secreto, al alba, en el Campidoglio de Roma, con el gran escritor Alberto Moravia, autor de Los indiferentes, 47 años mayor que ella, se ha convertido en un mito para los italianos. Por ella, por ellos, por el idilio, por la boda del año se interesaron desde las publicaciones más frívolas hasta las más serias, sin excluir ni el órgano oficial del partido comunista L'Unita ni el diario intelectual de izquierdas Il Manifesto.
La pareja Llera-Moravia "ha desencadenado la fantasía fálica de los italianos", afirmaba ayer en el diario Il Manifesto su director, Valentino Parlato. Porque lo que a unos gusta y a otros escandaliza de Carmen es que ha dicho siempre, sin pelos en la lengua, que en su vida la ha dominado siempre "el principio del placer", que lo que le ha apasionado de Moravia es "el contacto corpóreo y sexual".Fascina y desconcierta el que esta española, que a los italianos resulta simpática, afirme en pleno idilio que "una mujer no puede llenar su vida con un solo hombre".
El poeta Dario Bellezza, que ha escrito una poesía para el matrimonio Llera-Moravia -"hoy se casa quien cansado de sufrir, feliz combate la muerte con la amada a su lado"-, ha dicho que Carmen será ideal para el gran escritor Moravia, que "ama a las mujeres que huyen, que lo traicionan".
Pero Carmen, que odia África y que afirma: "Amo sólo el mundo árabe, el desierto", ha aceptado por amor acompañar por una vez a su futuro marido a Zimbabue, donde Moravia ha querido comprar para los dos los anillos de boda, exóticos, de plata. Más fino y redondo el de Carmen, más ancho y aplastado el del escritor.
Carmen, la Ibérica, como la llaman aquí, había decidido al llegar a Italia en 1978 dar un golpe: hacer que se enamorara de ella o un gran pintor, o un gran político, o un escritor. A Moravia le conoció casi por casualidad. Estudiaba en Catania y el diario conservador Il Giornale di Sicilia le encargó que entrevistara al famoso escritor. "No fue un enamoramiento a primera vista", afirman hoy los dos. Pero algo se encendió ya entonces. De hecho, dos años más tarde ambos vivían ya juntos, aún en vida de la difunta Elsa Morante, la esposa legal hasta su muerte de Moravia, ya que la escritora, catolicísima, nunca había aceptado el divorcio.
Renzo Paris, amigo y colaborador de Moravia, catedrático de Lengua y Literatura Extranjera en la universidad de Salerno, ha afirmado que, de las muchas mujeres que han pasado por la vida real o imaginaria de Moravia, esta Carmen Ibérica "parece la más misteriosa de sus personajes", y añade que Carmen puede ser la verdadera protagonista de la última novela del escritor italiano, El hombre que mira.
Mientras tanto, Carmen prepara su primera bomba literaria. Dicen que se la está puliendo su futuro esposo. Se titula Diario íntimo cultural y social. Tiene ya 320 páginas.
Elsa Morante, la mujer de Moravia fallecida recientemente, le dijo a Carmen antes de morir: "Eres demasiado bella". Y añadió con un hilo de amarga pena: "Claro que también yo era un poco española, debido a mis raíces sicilianas".
Carmen, en una de sus últimas confesiones, ha dicho: "El pecado es un concepto que no entiendo", y que en el fondo lo que más le gusta es "no trabajar, ser mantenida y tener tiempo para ella misma". Dentro de unos días todos sus deseos serán realidad, incluso oficialmente.
No puedo dejar de incluir algo de la biografía de Moravia.
Nacido el 28 de noviembre de 1907 en el seno una familia de la burguesía romana, el autor de Il conformista padeció la infancia como un mal estático en forma de tuberculosis ósea, enfermedad que le diagnosticaron a los nueve años, obligándole a transcurrir más de un lustro de su existencia entre la cama de su habitación y las lúgubres habitaciones de un sanatorio de Cortina d’Ampezzo. Fue entonces cuando descubrió el placer de la lectura y las posibilidades que le proporcionaba la escritura, magnífica terapia para desafiar el tedio de la convalecencia.
Moravia nunca fue una persona normal, podía circular por Roma como cualquier transeúnte, pero su presencia chocaba, era diferente. Cuando en octubre de 1922 el Fascismo tomó el poder el futuro escritor se encontraba en Piazza del Popolo vestido a la inglesa, contrastando sobremanera con lo ostentoso del ritual de camisas negras y marchas militares. Su primera etapa literaria se sitúa durante las dos décadas de poder absoluto de Benito Mussolini, y ello, por su absoluta libertad y sentido crítico, le acarreará problemas de índole varia. En 1927 empieza a colaborar en la revista ‘900, donde publicará varios relatos, entre ellos Delitto nel circolo di tennis, donde diseccionará sin piedad alguna lo frívolo e inhumano de las clases acomodadas, condenadas a la excentricidad por lo mísero de su abundancia, idea que marcará parte de su producción literaria. El hombre es un ser aburrido por naturaleza y necesita gastar su tiempo. Esta idea, a la que añade el cinismo y la podredumbre moral burguesa, brillará en todo su esplendor en su primera novela, Gli indifferenti, texto precursor del existencialismo que le permitió saltar a la fama en 1929. Pagada del bolsillo paterno, su Ópera prima es un Gatopardo avant la lettre, diferenciándose del celebérrimo libro de Lampedusa por el contexto histórico y la crueldad mental de Merumeci, quien a diferencia de Calogero Sedara pacta con la aristocracia sin suavidad, con toda la contundencia de una nueva clase fascista que no tiene reparos en destruir para poseer y ostentar. Su victoria, pese a que todo sigue igual, humilla y quita velos, lo burdo se impone y la alienación irrumpe en escena mediante el descarnado retrato que el escritor hace de la aristocracia, grupo social fuera de la realidad de un tiempo gris, mediocre como los personajes de la narración, una de las primeras novelas contemporáneas escritas en suelo itálico, si exceptuamos la magnífica e incomprendida, en primera instancia, obra de Italo Svevo.
La valentía exhibida con Gli indifferenti le pasó factura. Era joven, tenía éxito y publicaba en periódicos y fundaba revistas, pero el régimen lo tenía en su punto de mira, como demostró en 1935 cuando prohibió las reseñas sobre Le ambizioni sbagliate, segunda novela que pasó desapercibida y significó un antes y un después en la vida de Moravia. En los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial viajó por el mundo- Estados Unidos, China- y se vio forzado a escribir con seudónimo para escapar a las garras de la censura, que intentó sortear mediante textos alegóricos, como Elio Vittorini con su Conversazione in Sicilia, hasta que se cansó de la ocultación y escribió La mascherata, novela ambientada en una República bananera de Sudamérica con gran parecido a la Italia negra de Mussolini. La segunda edición fue secuestrada.
En 1937 conoce a su joya tormentosa, Elsa Morante, con quien se casará en 1941 y convivirá hasta 1962. Con la autora de La storia vivirá días tranquilos en Capri, donde ultimará la redacción de su Bildungsroman Agostino, y de espera en Sant’Agata a partir de septiembre de 1943, cuando los nazis invaden Italia y los fascistas vuelven a cargar contra el escritor, perseguido y amenazado de muerte. En esos campos campanos ambientará La ciociara, adaptada al cine por Vittorio De Sica en 1961. Su obra fue fuente de inspiración para el séptimo arte. Entre las más destacadas versiones fílmicas de sus textos destacamos Gli indifferenti de Francesco Maselli (1964), Il conformista de Bernardo Bertolucci (1970), La romana de Luigi Zampa (1954), Racconti romani de Gianni Franciolini (1955), La noia de Damiano Damián (1963) o Le mèpris de Jean Luc Godard (1963), quien dijo que bajo la prosa de Moravia había descubierto la esencia de Marcel Proust. Si bien la afirmación nos parece acertada, no se lo pareció tanto a nuestro protagonista, quien rechazó la obra del director suizo por ser diametralmente opuesta a las premisas básicas de su novela.
El triunfo del escritor comprometido-obsesivo: 1944-1990.
Moravia solía definirse como un hombre poco trabajador, que escribía al no tener nada mejor que hacer, sorprendente afirmación en un hombre que revisaba una y otra vez sus textos hasta considerarlos perfectos, acabados. Después de la Guerra entrará en una nueva etapa donde seguirá nadando contracorriente. Cuando Vittorini y Pavese vivían bajo la égida del compromiso comunista- respectivamente con la revista Il politecnico y las publicaciones de la Editorial Einaudi-, el romano desarrollaba una obra de compromiso con su tiempo en el campo de la novela, el ensayo, el teatro, la crítica cinematográfica y el periodismo. Su rechazo a la ortodoxia comunista es un alegato a la libertad del hombre con conciencia en una época abocada al marasmo. Escribe con frecuencia inusual, funda la ejemplar revista Nuovi Argomenti y cosecha los frutos de su incesante trabajo con la concesión de premios importantes como el Strega, ganado en 1952 con su compendio de Racconti, y el Viareggio en 1960 por La noia. Esta novela cierra un círculo que comprende parte de sus obras narrativas de los años cincuenta, obras donde la interiorización del personaje alcanza cotas sublimes que hacen de Moravia un lúcido analista de los males del período, punzante animal literario que descuartiza su sociedad a partir de burgueses a la deriva con los problemas fundamentales de la existencia, víctimas de un malestar contemporáneo sin vía de escape. Un contrapunto agradable y optimista serían sus Racconti romani, pequeños relatos de romanidad en que el pueblo es protagonista con sus pequeñas vivencias cotidianas.
A partir de 1960, cuando se acerca su ruptura con Elsa Morante y la joven Dacia Maraini surge como la nueva musa de vida, se apasiona por lo arcano y lo desconocido. Junto a Pier Paolo Pasolini y otros amigos viaja constantemente por África e India a la búsqueda de un punto de apoyo que le permita escapar de la decadencia de Occidente. Si Pasolini, más poético, consideraba al continente negro como única salvación posible, Moravia lo juzgaba desde una óptica de libertad absoluta, de contraste con Europa y el mundo industrial. Sí, el mundo fuera del mundo, aplicando el sentido reduccionista tan típico del pensamiento occidental, era una tabla válida para amarrarse y flotar. Lo entendía Moravia y lo entendían los estudiantes del ’68, que leyeron con interés su La rivoluzione culturale in Cina sin entenderlo plenamente. Son los años en los que la sociedad italiana se instala en una tensión perpetua simbolizada por el terrorismo, tiempo que el narrador reflejará en uno de sus mayores esfuerzos literarios, La vita interiore, novela entrevista publicada en el fatídico 1978 del secuestro y posterior ejecución de Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas, donde la objetividad del formato no impide que Desideria dé una lección de perversidad y teledirigida sed de sangre irracional.
Dacia Mariani amante de Moravia durante más de 20 años.
La última década de vida de Alberto Moravia será un lento y progresivo, aunque intenso, diluirse en la espiral del adiós. Escribirá más de diez libros entre novela, relatos y ensayos, saldrá elegido como diputado europeo por el PCI en 1984 para tener una tribuna donde argumentar su preocupación por la energía atómica, malvivirá su absurda y senil historia de amor con Carmen Llera y morirá en el baño de su casa del Lungotevere della Vittoria el 26 de septiembre de 1990 a los 82 años de edad. Su obra atraviesa todo el siglo XX europeo, le da forma y se erige en un vehículo de ideas combinado con complejas estructuras narrativas que no esconden la verdadera faz moraviana, filósofo literario que sigue sentando cátedra desde la tumba con novelas inéditas, I due amici, y un legado de gran utilidad para reflexionar sobre la naturaleza del hombre moderno.
El separado de una mujer con la que estuvo casado 43 años a su vez manteniendo una relación amorosa que por entonces duraba ya 20 años.
Ella divorciada con un hijo y una vida amorosa muy sui generis.
Pero ambos muy, pero que muy cultos e inteligentes.
Yo tuve el placer de conocerlos en un viaje a Italia con que por entonces era el padre de mis hijas (me niego a seguir diciendo mi marido).Curiosamente mi... conocía a Alberto, yo por mi parte conocía a la familia de Carmen, casualidades de la vida.
Os voy a poner en antecedentes de quienes eran los protagonistas de ésta historia real pero extraña (ya digo que para los que no los conocían) sobre todo a él,
Él se llamaba Alberto Moravia y ella Carmen Llera.
Carmen Llera, de Navarra que a sus 31 años se casó por lo civil , en absoluto secreto, al alba, en el Campidoglio de Roma, con el gran escritor Alberto Moravia, autor de Los indiferentes, 47 años mayor que ella, se ha convertido en un mito para los italianos. Por ella, por ellos, por el idilio, por la boda del año se interesaron desde las publicaciones más frívolas hasta las más serias, sin excluir ni el órgano oficial del partido comunista L'Unita ni el diario intelectual de izquierdas Il Manifesto.
La pareja Llera-Moravia "ha desencadenado la fantasía fálica de los italianos", afirmaba ayer en el diario Il Manifesto su director, Valentino Parlato. Porque lo que a unos gusta y a otros escandaliza de Carmen es que ha dicho siempre, sin pelos en la lengua, que en su vida la ha dominado siempre "el principio del placer", que lo que le ha apasionado de Moravia es "el contacto corpóreo y sexual".Fascina y desconcierta el que esta española, que a los italianos resulta simpática, afirme en pleno idilio que "una mujer no puede llenar su vida con un solo hombre".
El poeta Dario Bellezza, que ha escrito una poesía para el matrimonio Llera-Moravia -"hoy se casa quien cansado de sufrir, feliz combate la muerte con la amada a su lado"-, ha dicho que Carmen será ideal para el gran escritor Moravia, que "ama a las mujeres que huyen, que lo traicionan".
Pero Carmen, que odia África y que afirma: "Amo sólo el mundo árabe, el desierto", ha aceptado por amor acompañar por una vez a su futuro marido a Zimbabue, donde Moravia ha querido comprar para los dos los anillos de boda, exóticos, de plata. Más fino y redondo el de Carmen, más ancho y aplastado el del escritor.
Carmen, la Ibérica, como la llaman aquí, había decidido al llegar a Italia en 1978 dar un golpe: hacer que se enamorara de ella o un gran pintor, o un gran político, o un escritor. A Moravia le conoció casi por casualidad. Estudiaba en Catania y el diario conservador Il Giornale di Sicilia le encargó que entrevistara al famoso escritor. "No fue un enamoramiento a primera vista", afirman hoy los dos. Pero algo se encendió ya entonces. De hecho, dos años más tarde ambos vivían ya juntos, aún en vida de la difunta Elsa Morante, la esposa legal hasta su muerte de Moravia, ya que la escritora, catolicísima, nunca había aceptado el divorcio.
Renzo Paris, amigo y colaborador de Moravia, catedrático de Lengua y Literatura Extranjera en la universidad de Salerno, ha afirmado que, de las muchas mujeres que han pasado por la vida real o imaginaria de Moravia, esta Carmen Ibérica "parece la más misteriosa de sus personajes", y añade que Carmen puede ser la verdadera protagonista de la última novela del escritor italiano, El hombre que mira.
Mientras tanto, Carmen prepara su primera bomba literaria. Dicen que se la está puliendo su futuro esposo. Se titula Diario íntimo cultural y social. Tiene ya 320 páginas.
Elsa Morante, la mujer de Moravia fallecida recientemente, le dijo a Carmen antes de morir: "Eres demasiado bella". Y añadió con un hilo de amarga pena: "Claro que también yo era un poco española, debido a mis raíces sicilianas".
Carmen, en una de sus últimas confesiones, ha dicho: "El pecado es un concepto que no entiendo", y que en el fondo lo que más le gusta es "no trabajar, ser mantenida y tener tiempo para ella misma". Dentro de unos días todos sus deseos serán realidad, incluso oficialmente.
No puedo dejar de incluir algo de la biografía de Moravia.
Nacido el 28 de noviembre de 1907 en el seno una familia de la burguesía romana, el autor de Il conformista padeció la infancia como un mal estático en forma de tuberculosis ósea, enfermedad que le diagnosticaron a los nueve años, obligándole a transcurrir más de un lustro de su existencia entre la cama de su habitación y las lúgubres habitaciones de un sanatorio de Cortina d’Ampezzo. Fue entonces cuando descubrió el placer de la lectura y las posibilidades que le proporcionaba la escritura, magnífica terapia para desafiar el tedio de la convalecencia.
Moravia nunca fue una persona normal, podía circular por Roma como cualquier transeúnte, pero su presencia chocaba, era diferente. Cuando en octubre de 1922 el Fascismo tomó el poder el futuro escritor se encontraba en Piazza del Popolo vestido a la inglesa, contrastando sobremanera con lo ostentoso del ritual de camisas negras y marchas militares. Su primera etapa literaria se sitúa durante las dos décadas de poder absoluto de Benito Mussolini, y ello, por su absoluta libertad y sentido crítico, le acarreará problemas de índole varia. En 1927 empieza a colaborar en la revista ‘900, donde publicará varios relatos, entre ellos Delitto nel circolo di tennis, donde diseccionará sin piedad alguna lo frívolo e inhumano de las clases acomodadas, condenadas a la excentricidad por lo mísero de su abundancia, idea que marcará parte de su producción literaria. El hombre es un ser aburrido por naturaleza y necesita gastar su tiempo. Esta idea, a la que añade el cinismo y la podredumbre moral burguesa, brillará en todo su esplendor en su primera novela, Gli indifferenti, texto precursor del existencialismo que le permitió saltar a la fama en 1929. Pagada del bolsillo paterno, su Ópera prima es un Gatopardo avant la lettre, diferenciándose del celebérrimo libro de Lampedusa por el contexto histórico y la crueldad mental de Merumeci, quien a diferencia de Calogero Sedara pacta con la aristocracia sin suavidad, con toda la contundencia de una nueva clase fascista que no tiene reparos en destruir para poseer y ostentar. Su victoria, pese a que todo sigue igual, humilla y quita velos, lo burdo se impone y la alienación irrumpe en escena mediante el descarnado retrato que el escritor hace de la aristocracia, grupo social fuera de la realidad de un tiempo gris, mediocre como los personajes de la narración, una de las primeras novelas contemporáneas escritas en suelo itálico, si exceptuamos la magnífica e incomprendida, en primera instancia, obra de Italo Svevo.
La valentía exhibida con Gli indifferenti le pasó factura. Era joven, tenía éxito y publicaba en periódicos y fundaba revistas, pero el régimen lo tenía en su punto de mira, como demostró en 1935 cuando prohibió las reseñas sobre Le ambizioni sbagliate, segunda novela que pasó desapercibida y significó un antes y un después en la vida de Moravia. En los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial viajó por el mundo- Estados Unidos, China- y se vio forzado a escribir con seudónimo para escapar a las garras de la censura, que intentó sortear mediante textos alegóricos, como Elio Vittorini con su Conversazione in Sicilia, hasta que se cansó de la ocultación y escribió La mascherata, novela ambientada en una República bananera de Sudamérica con gran parecido a la Italia negra de Mussolini. La segunda edición fue secuestrada.
En 1937 conoce a su joya tormentosa, Elsa Morante, con quien se casará en 1941 y convivirá hasta 1962. Con la autora de La storia vivirá días tranquilos en Capri, donde ultimará la redacción de su Bildungsroman Agostino, y de espera en Sant’Agata a partir de septiembre de 1943, cuando los nazis invaden Italia y los fascistas vuelven a cargar contra el escritor, perseguido y amenazado de muerte. En esos campos campanos ambientará La ciociara, adaptada al cine por Vittorio De Sica en 1961. Su obra fue fuente de inspiración para el séptimo arte. Entre las más destacadas versiones fílmicas de sus textos destacamos Gli indifferenti de Francesco Maselli (1964), Il conformista de Bernardo Bertolucci (1970), La romana de Luigi Zampa (1954), Racconti romani de Gianni Franciolini (1955), La noia de Damiano Damián (1963) o Le mèpris de Jean Luc Godard (1963), quien dijo que bajo la prosa de Moravia había descubierto la esencia de Marcel Proust. Si bien la afirmación nos parece acertada, no se lo pareció tanto a nuestro protagonista, quien rechazó la obra del director suizo por ser diametralmente opuesta a las premisas básicas de su novela.
El triunfo del escritor comprometido-obsesivo: 1944-1990.
Moravia solía definirse como un hombre poco trabajador, que escribía al no tener nada mejor que hacer, sorprendente afirmación en un hombre que revisaba una y otra vez sus textos hasta considerarlos perfectos, acabados. Después de la Guerra entrará en una nueva etapa donde seguirá nadando contracorriente. Cuando Vittorini y Pavese vivían bajo la égida del compromiso comunista- respectivamente con la revista Il politecnico y las publicaciones de la Editorial Einaudi-, el romano desarrollaba una obra de compromiso con su tiempo en el campo de la novela, el ensayo, el teatro, la crítica cinematográfica y el periodismo. Su rechazo a la ortodoxia comunista es un alegato a la libertad del hombre con conciencia en una época abocada al marasmo. Escribe con frecuencia inusual, funda la ejemplar revista Nuovi Argomenti y cosecha los frutos de su incesante trabajo con la concesión de premios importantes como el Strega, ganado en 1952 con su compendio de Racconti, y el Viareggio en 1960 por La noia. Esta novela cierra un círculo que comprende parte de sus obras narrativas de los años cincuenta, obras donde la interiorización del personaje alcanza cotas sublimes que hacen de Moravia un lúcido analista de los males del período, punzante animal literario que descuartiza su sociedad a partir de burgueses a la deriva con los problemas fundamentales de la existencia, víctimas de un malestar contemporáneo sin vía de escape. Un contrapunto agradable y optimista serían sus Racconti romani, pequeños relatos de romanidad en que el pueblo es protagonista con sus pequeñas vivencias cotidianas.
A partir de 1960, cuando se acerca su ruptura con Elsa Morante y la joven Dacia Maraini surge como la nueva musa de vida, se apasiona por lo arcano y lo desconocido. Junto a Pier Paolo Pasolini y otros amigos viaja constantemente por África e India a la búsqueda de un punto de apoyo que le permita escapar de la decadencia de Occidente. Si Pasolini, más poético, consideraba al continente negro como única salvación posible, Moravia lo juzgaba desde una óptica de libertad absoluta, de contraste con Europa y el mundo industrial. Sí, el mundo fuera del mundo, aplicando el sentido reduccionista tan típico del pensamiento occidental, era una tabla válida para amarrarse y flotar. Lo entendía Moravia y lo entendían los estudiantes del ’68, que leyeron con interés su La rivoluzione culturale in Cina sin entenderlo plenamente. Son los años en los que la sociedad italiana se instala en una tensión perpetua simbolizada por el terrorismo, tiempo que el narrador reflejará en uno de sus mayores esfuerzos literarios, La vita interiore, novela entrevista publicada en el fatídico 1978 del secuestro y posterior ejecución de Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas, donde la objetividad del formato no impide que Desideria dé una lección de perversidad y teledirigida sed de sangre irracional.
Dacia Mariani amante de Moravia durante más de 20 años.
La última década de vida de Alberto Moravia será un lento y progresivo, aunque intenso, diluirse en la espiral del adiós. Escribirá más de diez libros entre novela, relatos y ensayos, saldrá elegido como diputado europeo por el PCI en 1984 para tener una tribuna donde argumentar su preocupación por la energía atómica, malvivirá su absurda y senil historia de amor con Carmen Llera y morirá en el baño de su casa del Lungotevere della Vittoria el 26 de septiembre de 1990 a los 82 años de edad. Su obra atraviesa todo el siglo XX europeo, le da forma y se erige en un vehículo de ideas combinado con complejas estructuras narrativas que no esconden la verdadera faz moraviana, filósofo literario que sigue sentando cátedra desde la tumba con novelas inéditas, I due amici, y un legado de gran utilidad para reflexionar sobre la naturaleza del hombre moderno.
La India según Moravia por Carolina Andonie Dracos
Crónica de viaje:
La India según Moravia
El escritor italiano nos revela la fascinación y el misterio de un país cada vez más seductor para Occidente.
CAROLINA ANDONIE DRACOS
"Una idea de la India" es un contrapunto. Una puesta en escena que refleja la otra cara de un mismo viaje. Aquel que realizaron Alberto Moravia (una de las figuras más significativas de la literatura italiana del siglo XX) y Pier Paolo Pasolini en 1961, diez años después de su Independencia. La excusa fue un seminario sobre Tagore, que rápidamente pasó al olvido en cuanto ambos escritores y periodistas se enfrentaron a, como diría Moravia, la experiencia de la India.
En un apartado del libro de Pasolini ("El olor de la India"), Moravia explicará la diferencia entre su percepción y la del director de cine italiano: "Mi posición es la de aceptar, pero no la de identificarme. La de Pasolini, como, por otra parte, es toda su existencia, es la de identificarse sin aceptar verdaderamente".
Pese a ser considerado en Italia el escritor del pesimismo, con una pluma que fluctúa entre la crítica dura y la monotonía, en esta entrega, publicada un año después de su viaje, Moravia nos seduce con una mirada tan curiosa como reflexiva.
¿Para qué le sirvió este viaje? "Para ver por qué los europeos son europeos, y los indios, indios". Ésta es la columna vertebral del volumen que cuenta con una introducción pedagógica, a la manera socrática. Una voz le pregunta a otra, a la vuelta del viaje, si se ha divertido en la India. Desde ahí se inicia un diálogo que resumirá todo el libro.
Moravia no sabe lo que es la India, sólo la siente. ¿Cómo? "Como se siente, en la oscuridad, la presencia de alguien a quien no se ve, que no habla y que, sin embargo, está".
Lo impreciso, lo ambiguo, aquello que no se puede asir, la India se configura como un mapa cruzado por la impronta religiosa, claro que "de la religión como situación existencial. De la religión sin más".
En tanto concepción de vida, la India, sus multitudes y diferencias, no hacen más que constatar que todo lo que parece real en verdad no lo es. De ahí que sus habitantes manifiesten la convicción de que el hombre no debe obrar para mejorar el mundo, sino salir de él y alcanzar la realidad espiritual.
En constante asombro
"La concepción india de la vida representa para el europeo al mismo tiempo una paradoja y una tentación, en el sentido de que no es sólo lo contrario de la suya, sino también la única a la que en un momento de cansancio y de disgusto puede recurrir con cierto provecho".
Por ello, Moravia nos advierte que la India, vista con los ojos del turista ignorante, puede llegar a ser una desilusión. El occidental que recién arriba deberá lidiar con dos traumas: la pobreza ("enferma y frenética"), y el choque con la religión politeísta de fondo naturalista.
Moravia trata de apartarse de la rigurosidad científica que tanto le ofusca de Occidente. Por ello, su acercamiento -pese a que recoge el pensamiento occidental en términos de estética, filosofía o antropología- es el del primerizo en constante asombro.
Ésa es la dinámica que recorre toda esta crónica de viaje, donde las detenciones están al servicio de una tesis que cierra en la última página. Las calles de Benarés, los grupos de leprosos, templos como Tanyore y Kumbakonam, las multitudes de Calcuta, el Taj Mahal, los chacales de Chattarpur, las dominaciones colonialistas, la idiosincrasia de la casta, la vivencia de la muerte como el trasvasije de un vestuario que ya no sirve. ¿Es acaso la constatación empírica de su pesimismo? Nada más lejos. Moravia aquí se fascina, pero como el observador que sabe cercano su retorno y nos deleita al cierre con una postal que anuda con el principio.
¿La imagen? Un asceta ocupa un templo para su meditación. A su lado se erigen esculturas con una carga erótica explícita. Sin embargo, su ascetismo no desmiente el frenesí sexual de las esculturas, ya que éstas representan la manera "laica" de anular la persona humana, mientras que él hace lo propio desde el punto de vista religioso: "En ambas, el mundo humano, histórico, quedaba vaciado de toda importancia y significación y era reducido a la nada".
"Una idea de la India"
Alberto Moravia
La India según Moravia
El escritor italiano nos revela la fascinación y el misterio de un país cada vez más seductor para Occidente.
CAROLINA ANDONIE DRACOS
"Una idea de la India" es un contrapunto. Una puesta en escena que refleja la otra cara de un mismo viaje. Aquel que realizaron Alberto Moravia (una de las figuras más significativas de la literatura italiana del siglo XX) y Pier Paolo Pasolini en 1961, diez años después de su Independencia. La excusa fue un seminario sobre Tagore, que rápidamente pasó al olvido en cuanto ambos escritores y periodistas se enfrentaron a, como diría Moravia, la experiencia de la India.
En un apartado del libro de Pasolini ("El olor de la India"), Moravia explicará la diferencia entre su percepción y la del director de cine italiano: "Mi posición es la de aceptar, pero no la de identificarme. La de Pasolini, como, por otra parte, es toda su existencia, es la de identificarse sin aceptar verdaderamente".
Pese a ser considerado en Italia el escritor del pesimismo, con una pluma que fluctúa entre la crítica dura y la monotonía, en esta entrega, publicada un año después de su viaje, Moravia nos seduce con una mirada tan curiosa como reflexiva.
¿Para qué le sirvió este viaje? "Para ver por qué los europeos son europeos, y los indios, indios". Ésta es la columna vertebral del volumen que cuenta con una introducción pedagógica, a la manera socrática. Una voz le pregunta a otra, a la vuelta del viaje, si se ha divertido en la India. Desde ahí se inicia un diálogo que resumirá todo el libro.
Moravia no sabe lo que es la India, sólo la siente. ¿Cómo? "Como se siente, en la oscuridad, la presencia de alguien a quien no se ve, que no habla y que, sin embargo, está".
Lo impreciso, lo ambiguo, aquello que no se puede asir, la India se configura como un mapa cruzado por la impronta religiosa, claro que "de la religión como situación existencial. De la religión sin más".
En tanto concepción de vida, la India, sus multitudes y diferencias, no hacen más que constatar que todo lo que parece real en verdad no lo es. De ahí que sus habitantes manifiesten la convicción de que el hombre no debe obrar para mejorar el mundo, sino salir de él y alcanzar la realidad espiritual.
En constante asombro
"La concepción india de la vida representa para el europeo al mismo tiempo una paradoja y una tentación, en el sentido de que no es sólo lo contrario de la suya, sino también la única a la que en un momento de cansancio y de disgusto puede recurrir con cierto provecho".
Por ello, Moravia nos advierte que la India, vista con los ojos del turista ignorante, puede llegar a ser una desilusión. El occidental que recién arriba deberá lidiar con dos traumas: la pobreza ("enferma y frenética"), y el choque con la religión politeísta de fondo naturalista.
Moravia trata de apartarse de la rigurosidad científica que tanto le ofusca de Occidente. Por ello, su acercamiento -pese a que recoge el pensamiento occidental en términos de estética, filosofía o antropología- es el del primerizo en constante asombro.
Ésa es la dinámica que recorre toda esta crónica de viaje, donde las detenciones están al servicio de una tesis que cierra en la última página. Las calles de Benarés, los grupos de leprosos, templos como Tanyore y Kumbakonam, las multitudes de Calcuta, el Taj Mahal, los chacales de Chattarpur, las dominaciones colonialistas, la idiosincrasia de la casta, la vivencia de la muerte como el trasvasije de un vestuario que ya no sirve. ¿Es acaso la constatación empírica de su pesimismo? Nada más lejos. Moravia aquí se fascina, pero como el observador que sabe cercano su retorno y nos deleita al cierre con una postal que anuda con el principio.
¿La imagen? Un asceta ocupa un templo para su meditación. A su lado se erigen esculturas con una carga erótica explícita. Sin embargo, su ascetismo no desmiente el frenesí sexual de las esculturas, ya que éstas representan la manera "laica" de anular la persona humana, mientras que él hace lo propio desde el punto de vista religioso: "En ambas, el mundo humano, histórico, quedaba vaciado de toda importancia y significación y era reducido a la nada".
"Una idea de la India"
Alberto Moravia
Caro Moravia . Exposición fotográfica de Elisabetta Catalano
Caro Moravia...
Exposition de photographies de Elisabetta Catalano
-
Caro Moravia...Cycle Alberto Moravia
EXPOSITION
Caro Moravia…
Photographies de Elisabetta Catalano
Pendant de longues années, Elisabetta Catalano a entretenu des liens d'amitié avec Alberto Moravia. Elle l'a photographié plusieurs fois dans son propre atelier, dans sa maison de Rome et dans ses lieux de villégiature. Elle a réalisé également des portraits de Dacia Maraini et de Carmen Llera, qui furent ses compagnes, ainsi que des photos de quelques uns de ses amis les plus intimes, parmi lesquels des écrivains et des réalisateurs tels que Bernardo Bertolucci, Pier Paolo Pasolini, Enzo Siciliano. À l'occasion du centième anniversaire de la naissance de l'écrivain, l'Istituto Italiano di Cultura de Paris a demandé à Elisabetta Catalano de réunir tous les portraits qu'elle a consacrés à Moravia et à ses proches, pour rendre hommage à la mémoire d'une des figures marquantes de la littérature italienne du XXe siècle.
Elisabetta Catalano a commencé son activité de photographe en collaborant avec les magazines Il Mondo, L'Espresso et Vogue Italie. Elle a aussi travaillé à New York pour Vogue Amérique et à Paris pour Vogue France. Ses photos paraissent régulièrement dans toute la presse italienne. Dans les années 70, elle a notamment collaboré avec des artistes conceptuels tels que Pistoletto, Pisani, Mauri, Chia, Tacchi, De Dominicis à la réalisation de leurs ouvrages comportant des photos.
Exposition de photographies de Elisabetta Catalano
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Caro Moravia...Cycle Alberto Moravia
EXPOSITION
Caro Moravia…
Photographies de Elisabetta Catalano
Pendant de longues années, Elisabetta Catalano a entretenu des liens d'amitié avec Alberto Moravia. Elle l'a photographié plusieurs fois dans son propre atelier, dans sa maison de Rome et dans ses lieux de villégiature. Elle a réalisé également des portraits de Dacia Maraini et de Carmen Llera, qui furent ses compagnes, ainsi que des photos de quelques uns de ses amis les plus intimes, parmi lesquels des écrivains et des réalisateurs tels que Bernardo Bertolucci, Pier Paolo Pasolini, Enzo Siciliano. À l'occasion du centième anniversaire de la naissance de l'écrivain, l'Istituto Italiano di Cultura de Paris a demandé à Elisabetta Catalano de réunir tous les portraits qu'elle a consacrés à Moravia et à ses proches, pour rendre hommage à la mémoire d'une des figures marquantes de la littérature italienne du XXe siècle.
Elisabetta Catalano a commencé son activité de photographe en collaborant avec les magazines Il Mondo, L'Espresso et Vogue Italie. Elle a aussi travaillé à New York pour Vogue Amérique et à Paris pour Vogue France. Ses photos paraissent régulièrement dans toute la presse italienne. Dans les années 70, elle a notamment collaboré avec des artistes conceptuels tels que Pistoletto, Pisani, Mauri, Chia, Tacchi, De Dominicis à la réalisation de leurs ouvrages comportant des photos.
Cuentos romanos : las bromas del calor ( fragmento )
Al llegar el verano, quizás porque aún soy joven y no me he adaptado aún al hecho de ser marido y padre de familia, me entran siempre ganas de escapar. En verano, en las casas de los ricos, se cierran las ventanas por la mañana, y el aire fresco de la noche permanece en las habitaciones amplias y oscuras, donde, en la penumbra, brillan espejos, suelos de mármol, muebles brillantes de cera. Todo está en su sitio, todo es limpio, ordenado, nítido; hasta el silencio es un silencio fresco, sedante, oscuro. Y luego, si tienes sed, te traen una buena bebida helada en una bandeja, una naranjada, una limonada, dentro de un vaso de cristal donde los cubitos de hielo, al removerlos, hacen un ruido alegre que por sí solo te refresca. Pero en las casas de los pobres las cosas son muy distintas. Con el primer día de calor el bochorno entra en tus cuartitos sin ventilación y ya no se vuelve a ir. Quieres beber y del grifo, en la cocina, sale un agua caliente que parece caldo. En casa no te puedes mover: parece como si todo, muebles, vestidos, utensilios, se hubiera hinchado y se te cayera encima. Todos están en mangas de camisa, pero las camisas están sudadas y apestan. Si cierras las ventanas, te ahogas, porque el aire de la noche no ha conseguido entrar en esas dos o tres habitaciones donde duermen seis personas; si las abres, el sol te inunda y te parece estar en la calle, y todo sabe a metal hirviente, a sudor y a polvo. Con el calor, incluso los caracteres se calientan, quiero decir que se vuelven pendencieros; pero el rico, si le da por ahí, coge y se va al fondo del piso, tres habitaciones más allá; los pobres, en cambio, se quedan ante los platos grasientos y los vasos sucios, cara a cara; o bien tienen que irse de casa.
Uno de esos días, tras haber tenido una buena bronca con toda mi familia, o sea con mi mujer porque la sopa estaba salada e hirviendo, con mi cuñado porque se ponía de parte de mi mujer y, en mi opinión, no tenía derecho porque está parado y vive a mi costa, con mi cuñada porque me defendía y eso me fastidiaba, porque sabía que lo hacía por coquetería, pues está enamorada de mí, con mi madre porque trataba de calmarme, con mi padre porque protestaba diciendo que quería comer en paz, e incluso con la niña, porque había estallado en llanto, de pronto me levanté, cogí la chaqueta de la silla y dije sencillamente:
—¿Sabéis lo que os digo? Me jorobáis todos. Hasta la vista, en octubre, cuando venga el fresco.
Y salí de casa. Mi mujer, pobrecita, me siguió y, asomándose a la barandilla de la escalera, me gritó que había ensalada de pepinos, que me gusta mucho. Le contesté que se la comiera ella y bajé a la calle.
Vivimos en la vía Ostiense1. La atravesé y, maquinalmente, me fui hasta el puente de hierro, donde está el puerto fluvial de Roma. Eran las dos, la hora más cálida de la jornada, con un cielo de siroco, lívido, que parecía un ojo amoratado por un puñetazo. Cuando llegué al puente, me apoyé en el pretil de hierro claveteado: quemaba. El Tíber, encajonado entre los muelles, al fondo de los murallones oblicuos, parecía, con su color fangoso, una cloaca al aire libre. Él gasómetro, que parece un esqueleto después de un incendio, los altos hornos de la fábrica del gas, las torres de los silos, las tuberías de los depósitos de petróleo...............