ROSETTA por Ruben
Victor
Llamé a Concetta y le indiqué a Rosetta, que estaba en la cama llorando, y le dije que era una vergüenza hacernos dormir con chinches, y ella, exaltada como de costumbre, respondio:
-Tienes razon, es una vergüenza,es una indecencia, ya se que hay chinches, es un asco.
Pero nosotros somos unos pobrecitos campesinos y tu, una señora de ciudad: para nosotros, los chinches y para ti, las sabanas de seda.
Me daba la razón con entusiasmo, pero de un modo extraño, como si se mofase de mi;
y, en efecto, tras haberme dado la razón, terminó de una manera inesperada, diciendo, que también las mosquitos eran animalitos de Dios y que, cuando Dios las había hecho, señal que servía para algo. Total, dijo que en adelante dormiríamos en la cabaña donde guardaban el heno para el mulo. El heno pinchaba y tal vez también había algún insecto allí, pero eran insectos limpios, de esos que se pasean por el cuerpo y quizá cosquillean, pero no chupan la sangre. Pero me dí cuenta de que así no podíamos seguir mucho tiempo.
A.Moravia. “La campesina”
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